81° Festival de Venecia #5 - Beetlejuice Beetlejuice (2024) de Tim Burton: Not my Beetlejuice.  

Lo primero que hay que decir sobre Beetlejuice Beetlejuice o Beetlejuice 2, para facilitar la lectura, es que la película es tan hija de su tiempo como lo fue la película original de 1988. Y eso no es un halago.

Tim Burton volvió, después de 36 años y 17 películas, a dirigir la historia del bioexorcista creado por Michael McDowell y Larry Wilson. Personaje que en su momento le abrió las puertas del Hollywood más mainstream el cual Burton se encargaría de desfigurar recuperando ciertas nociones del expresionismo alemán.

Los tiempos cambian, las personas crecen, las narrativas evolucionan (o involucionan) y a veces los cambios son buenos. Ese dicho de que “segundas partes no son buenas” tiene cientos de ejemplos que lo refutan. Y como es de esperarse, Burton ha cambiado mucho en las últimas tres décadas, en las cuales ha experimentado tanto en técnicas como en narrativa y también desde su lugar en la industria.

Desde los inicios de su gran carrera como cortometrajista, la cual desarrollo entre el 71 y el 84, y hasta el 90, luego de dirigir sus primeros tres largos: Pee-wee's Big Adventure de 1985; la propia Beetlejuice en el 88; y Batman del 89, Burton no se acercaría particularmente a la producción (salvo en un par de sus cortometrajes). A partir de Edward Scissorhands, estrenada en 1990, Burton entraría y saldría del rol de productor de sus películas. Hay un patrón, las películas que más demanda a nivel de producción tienen para el director, son las que Burton opta por dirigir. En las que la demanda se ubica más en el lugar del director, Burton parece lo suficientemente inteligente para no sobrecargarse de trabajo, y permitir que sus decisiones no tengan tanto que ver con la responsabilidad para con el estudio, sino con su puesta en escena y abordaje narrativo.

Beetlejuice - Warner Bros. Pictures

Pero lo cierto es que poco a poco, y posiblemente siendo la cúspide de esto el estreno de Wednesday (Merlina, como muchos la conocemos) en 2022 en Netflix, Burton ha quedado cada vez más expuesto a las reglas de la industria, hablando de industria de la manera más fría posible. Esas reglas, que claramente se han permeado a su grandiosa capacidad de dirigir y contar historias únicas, significan por lo tanto, dar lugar a un Burton mucho menos arriesgado, audaz y mordaz, que el que dio lugar a gran parte de sus mejores películas, y principalmente, a Beetlejuice.

En primera instancia, Beetlejuice 2 es una película más que digna. Es sumamente entretenida, tiene un carácter que oscila entre lo adulto y lo familiar que poco se ve en el cine contemporáneo, propone un espectáculo visual al que le damos mucho más valor al saber que son Burton y su predilección por el uso efectos prácticos que hacen que la película tenga otro tipo de volumen, y es lo suficientemente nostálgica para evocar buenos recuerdos del material de origen sin descansarse por completo en este o hacer un refrito de los mejores momentos de su antecesora.

El problema entra, cuando, como fue mi caso, volvemos a visitar la película de 1988. Es como si luego, al pensar en Beetlejuice 2, hubiera una sensación de falta o vacío a nivel de espíritu, irónicamente. Lo cual sería comprensible si se tratara de una de los tantos remakes, secuelas o re-cuelas que se estrenan en estos años y que son generalmente tomados por nuevos directores que hacen lo mejor posible con un material que ha dejado la vara muy alta. Pero al tratarse del mismo director, y más que director, del mismo autor con letras mayúsculas como lo es Tim Burton, lo comprensible se vuelve en decepción.

En Beetlejuice (1989), el personaje de Lydia Deetz (Winona Ryder), fantaseaba constantemente con el suicidio, con la falta de sentido de pertenencia por el mundo de los vivos, y ese era mal o bien, uno de los ejes centrales de la película. Por otro lado, el gran Michael Keaton en el papel del exorcista de los vivos, daba vida a un Beetlejuice que, aunque divertidísimo, no dejaba de ser un ser despreciable, cuyo cinismo y machismo para nada implícito lo volvían lamentable y muy divertido a la vez.

No hay que confundirse, esto no quiere decir que el Beetlejuice original era un intento de Burton por martirizar el suicido o glorificar el machismo. Lejos de eso, eran elementos narrativos que se empleaban como piezas clave para la relación que la película quería establecer con el espectador.

Pero el Beetlejuice que Keaton retoma en la secuela, se siente mucho más censurado o coartado por el que dirán los ejecutivos y las nuevas generaciones al proponer un personaje que, desde el paratexto título, es el emblema de la película. En otras palabras, en la película de 2024, estamos, lo queramos o no, ante un fantasma políticamente correcto.

Beetlejuice Beetlejuice - Warner Bros. Pictures

Beetlejuice Beetlejuice se estrenó a fines de agosto en el 81° Festival Internacional de Cine de Venecia, fuera de competencia y como película de apertura. Continuando esta tendencia más que razonable de los grandes festivales de clase A por captar la atención del público más mainstream que poco interesado estará en películas independientes europeas (al menos hasta que se les dé un premio y aparezcan en alguna etapa de la temporada de premios). Es también un intento por hacer que el público que no asiste al festival, es decir, casi todo el mundo, tenga una sensación de proximidad con el mismo: la película se estrenó el 28 de agosto en Venecia, y el resto del mundo podía verla en su cine favorito para la semana del 7 de setiembre.

La película es una secuela directa de Beetlejuice en tiempo real, es decir, así como pasaron 36 años del estreno de la original, han pasado 36 años en el universo de Beetlejuice. En 2024, Lydia Deetz se ha vuelto la presentadora de una especie de talk show / reality en el cual capitaliza su sensibilidad hacia los espíritus y el más allá. Esto, aunque tratado casi como una sátira de la realidad de muchas estrellas de cine, le ha costado caro: sufre de mucha ansiedad, le ha dificultado generar vínculos que valgan la pena y la ha alejado de su hija Astrid (Jenna Ortega, quien ya ha trabajado con Burton en Merlina), quien lejos de ser una actualización de la adolescente depresiva y oscura que solía ser Lydia, evidencia también su carácter de paria, más por decisión propia que otra cosa, aparte de heredar sus poderes o su sensibilidad hacia los espíritus.

Mientras tanto, Beetlejuice habita el más allá supervisando una especie de oficina de bioexorcismo cuando es contactado por Wolf Jackson (Willem Dafoe), para avisarle que su ex esposa, Delores (Monica Bellucci) está en su búsqueda para vengarse y acabar con su vida (¿o su muerte?). Todo esto desencadena en la sub-trama más aleatoria y hasta innecesaria de la película, aunque es presentado como uno de los conflictos principales a pesar de su inherente carácter de olvidable.

Beetlejuice Beetlejuice - Warner Bros. Pictures

El conflicto real, surge cuando Astrid conoce a un chico que resulta que está muerto, y termina viajando con este al más allá ilusionada de poder reencontrarse con su padre fallecido. Al darse esta situación, Lydia, para nada convencida, decide recurrir a Beetlejuice en busca de auxilio para rescatar a su hija.

Todo lo que rodea a la historia a nivel estilístico tiene la impronta de Burton por todos lados. El humor, considerablemente bajado de tono, tiene un dejo mucho más familiar e infantil que en la película original, casi como si lo que se buscara son los billetes de los padres de los fanáticos de Merlina y de Ortega. Pero ante todo, la película es suave y poco arriesgada.

Es también ejemplo de esto, el hecho de que cuando se menciona a los Maitland, los fantasmas que en la película original habitaban la casa de los Deetz, que eran interpretados por Geena Davis y Alec Baldwin, se hace un comentario al pasar justificando que su ausencia en la película se debe a una aparente “brecha legal”. Lo cual parece abrir el paraguas sobre cualquier tipo de pregunta que pudiera generar la posible ausencia o presencia de Baldwin en pantalla luego del accidente y los acontecimientos ocurridos en el set de Rust, lo cual, casi sin querer, se vuelve en uno de los pocos momentos de humor mordaz de la película. Cuando es posiblemente lo único que la película debería cuidar teniendo en cuenta lo que la participación de Baldwin implicó en la película original.

Beetlejuice Beetlejuice - Warner Bros. Pictures

Y aparte de todo esto, para ser una película que lleva dos veces el nombre de su supuesto personaje principal en el título, pasamos más tiempo en pantalla con cualquiera de los coprotagonistas que con Keaton, quien aunque parece esforzarse, termina por dar un Beetlejuice silencioso y auto-consciente de que es un personaje de otra época.

A pesar del gran trabajo de Ryder, el humor innato que aporta Catherine O'Hara y los mejores esfuerzos de Keaton y de Ortega, quien se perfila por ser una de las estrellas jóvenes más prominentes de su generación, la película de Burton no redobla, como promete su título, la dosis de Beetlejuice esperada.

Beetlejuice Beetlejuice - Warner Bros. Pictures

LIGHT

Be the first to boost its visibility.

Comments
Hot
New
comments

Share your thoughts!

Be the first to start the conversation.