La sociedad de los poetas muertos o Dead Poets Society es una película estrenada en el año 1989 dirigida por Peter Weir basada en un guión de Tom Schulman.
Tom Schulman para realizar el guion (que ganó el Oscar al mejor guion original) se basó en su propia experiencia como alumno pupilo en un estricto y elitista colegio masculino, donde conoció a Samuel Pickering un profesor de literatura que se paraba en su escritorio para dar clases.
El reparto está integrado por: Robin Williams (John Keating), Robert Sean Leonard (Neil Perry),
Ethan Hawke (Todd Anderson), Josh Charles (Knox Overstreet), Gale Hansen (Charles Dalton-Nuwanda), Allelon Ruggiero (Steven Meeks), Dylan Kussman (Richard Cameron), James Waterston (Gerard Pitts), Norman Lloyd (Director Gale Nolan), Kurtwood Smith (Mr. Perry) entre otros
John Keating es un profesor de literatura que llega a la prestigiosa, elitista, conservadora y estricta Academia Welton en 1959 en Nueva Inglaterra cuyos principios son tradición, honor, disciplina y excelencia.
Al llegar Keating a su primera clase, mientras los alumnos esperan la presentación del nuevo profesor, este les pide que salgan del aula y en el pasillo cita un poema que Walt Whitman dedicó al presidente Abraham Lincoln: «Oh capitán, mi capitán». A través de la poesía inspira a sus alumnos a animarse a ser ellos mismos, a pensar con su cabeza y no se dejarse llevar por los criterios que el mundo les impone y a hacer de sus vidas algo extraordinario lo que choca con las tradicionales enseñanzas de la Academia cuyas normas marcan que la vida debe de ser un constante mirar hacia el futuro, olvidándose del presente y proyectando las acciones hacia el mañana.
Los alumnos muestran interés en averiguar quién es su nuevo y extraño profesor y, a través de su anuario, averiguan que formaba parte de la Sociedad de Poetas Muertos. Al preguntarle a él en el patio del colegio que era eso, este les explica que el grupo se reunía en la cueva que llamaban India y escribían poesía, pensaban libremente y expresaban sus emociones a través de «una verborrea que fluía como la savia de un árbol herido». Los chicos deciden crear un nuevo Club de Poetas Muertos y, liderados por Neil Perry, se escapan una noche a la cueva e inician un ritual: uno que se refleja en el hecho de que la cueva está libre de los prejuicios de la sociedad y no hay nadie que los oprima.
Les comienza a gustar la poesía y continúan encontrándose en la cueva. Neil, que siempre quiso ser actor, logra el papel principal en una obra de Shakespeare. Todd consigue perder su timidez a través de la poesía, Knox se declara a una joven sin importar lo que pueda pasar. Mientras que Charles Dalton invita a dos chicas a la cueva y firma un artículo «rebelde» en la revista de la academia proponiendo la entrada de las mujeres en el colegio con el Club de los Poetas Muertos. Después de todo esto, se le ocurre su seudónimo: Nuwanda.
Neil no se atreve a hablar con su padre, miente al profesor y le dice que su padre acepta que protagonice El sueño de una noche de verano y aproveche la oportunidad de ser actor. El día del estreno, llega su padre al teatro y después de la obra éste no le felicita y le dice que lo sacará de la academia y lo mandará a una institución militar para que estudie medicina y que solo entonces podrá elegir su destino. En consecuencia, Neil decide colocar la corona que había utilizado en la obra en la ventana para suicidarse luego con el revólver de su padre.
Ante la muerte del joven, todos sus compañeros, excepto uno, culpan a su padre y al instituto, el cual decide encubrir el asunto culpando al «rebelde» profesor de literatura John Keating para deshacerse de él y continuar con el tradicionalismo de siempre. Cuando el profesor tiene que dejar la escuela, más de la mitad de sus alumnos se rebelan delante del director, se suben a sus bancos y dicen: «Oh capitán, mi capitán». Conmovido, el profesor responde con un «Gracias, chicos, gracias».
La película fue protagonizada por Robin Williams que cuando fue convocado por el estudio aceptó pensando que cuando era estudiante tenía el sueño de tener un profesor similar y había pensado que si no prosperaba como actor podía dedicarse a la docencia.
Peter Weir decidió filmar en forma cronológica lo que hizo que a medida que crecía la admiración y el cariño de los jóvenes por Williams, también ocurría lo mismo en la ficción. Decidió también cambiar el final de la historia. En la película la última escena entre los alumnos y su profesor es inolvidable. Sin embargo, en el primer guion estaba previsto que el profesor Keating muriera de leucemia. Weir rechazó ese final e ideó otro donde la esperanza le ganaba a la tristeza.
Para reforzar el compañerismo que los jóvenes debían emanar en la pantalla, el director los hizo dormir a todos en una misma habitación, lo que aumentó la confianza entre ellos lo que hizo que la actuación de éstos se viera más real que actuada. Además les entregó libros que narraban la vida de adolescentes en los años 50, los obligó a escribir poesía y representar obras de teatro juntos. No les permitió lavarse el pelo con shampú sino solo con jabón y les hizo cortarse el pelo como los jóvenes de esa época. Al terminar de filmar, los siete jóvenes eran tan amigos que no dudaron en viajar todos juntos Nueva York durante un fin de semana para acompañar Hawke y Leonard, que se presentarían en una audición.
La película tuvo una recaudación de 235 millones de dólares en todo el mundo habiendo tenido solo un costo de producción de 16 millones de dólares
Es una película que marcó a la gente de tal forma que existen cafés, bares, clínicas psicológicas, colegios privados y hasta un festival de cine llamado Carpe Diem. También se hace referencia a la película en Los Simpson, Dr. House, Padre de Familia, en Hook: el retorno del capitán Garfio, Trois Couleurs: Rouge, de Krzysztof Kieślowski , en How I Met Your Mother, en Los Serrano, en Agents of S.H.I.E.L.D, en el juego Destiny: Los Señores de Hierro, en la serie Los Goldber, en la película The Marvels (2023), todo esto a modo de ejemplo
La película resalta los valores y enseñanzas que este profesor, un genio incomprendido para la dirección de la Academia Welton con una forma de enseñar muy avanzada para la época.
Algunas de las enseñanzas que nos deja la película perduran hasta el día de hoy para quienes la vimos:
“Mientras estamos hablando, terminará de huir el odioso tiempo: aprovecha el día, confiando lo menos posible al día siguiente. Carpe diem”.
La lucha de Keating contra el conformismo esta representada por la escena donde Keating le dice a tres de sus alumnos que comiencen a caminar en fila alrededor del patio. Cada uno comienza con su propio paso y velocidad, y de repente los tres comienzan a caminar al unísono formando un ritmo que le permite al resto de la clase comenzar a aplaudir a la par de los zapateos de la marcha.
Es ahí cuando el profesor los frena y le dice: «No los hice pasar al frente para que hagan el ridículo, sino para ilustrar el concepto del conformismo: la dificultad de mantener sus propias creencias ante otros. Aquel que piense: Yo no hubiera cambiado mi manera de caminar, pregúntese qué hacía aplaudiendo. Todos necesitamos que nos acepten. Deben fiarse de sus creencias, de su originalidad aunque otros crean que son raras o poco populares y aunque el rebaño diga «muy mal». Les enseña a no conformarse con lo ordinario, invitándolos a ser únicos y extraordinarios.
Después de darles algunas lecciones de cómo deben vivir, Keating advierte a los jóvenes que aprovechar el día no significa que pueden hacer lo que les plazca. «Usted nos dijo que le saquemos el jugo a la vida», se queja un alumno. «Sí, pero no que te ahogues con él», responde el profesor.
Enseñó a sus alumnos que nada es imposible. Porque aun cuando no se tiene fuerza o poder siempre se podrá contar con las palabras y las ideas para cambiar el mundo.
John Keating: En mi clase aprenderán a pensar por Uds. mismos. Aprenderán a saborear la palabra y el lenguaje. Porque, a pesar de lo que les digan, la palabra y las ideas pueden cambiar el mundo. Cuando lean, no consideren sólo lo que el autor piensa, consideren lo que ustedes piensan.
Sólo al soñar tenemos libertad. Siempre fue así y siempre será.
intentaba liberar la creatividad e ingenio de uno de sus alumnos. “Libera tu mente. Usa tu imaginación. Di lo primero que se te ocurra aunque sean tonterías”. Les alentaba a no tener miedo a equivocarse, Robert Frost dijo: ‘Dos caminos divergían en un bosque y yo tomé el menos transitado. Y eso lo cambió todo’. Quiero que encuentren su propio camino, en cualquier dirección, con estilo orgulloso, con estilo tonto, como sea”.
Les enseño a hacer de la vida algo extraordinario, un lugar en el que el trabajo y el dinero son necesarios pero no lo más importante.
Les explicaba que se debía vivir cada día como si fuera el último: “Carpe Diem”. Sin embargo, y a pesar de los notables esfuerzos de Keating por alentar a sus alumnos a disfrutar de cada momento, también nos enseñó otra valiosa lección: “Hay un momento para el valor y otro para la prudencia. El que es inteligente, sabe distinguirlos”
En una institución en la que los cuatro pilares son tradición, honor, disciplina y excelencia, John Keating se atrevió a romper las reglas, liberando a sus alumnos de la tiranía establecida, obligándoles a ver las cosas de manera distinta, y enseñándoles que las cosas dependen siempre del ángulo con el que se miren.
“ Me he subido a la mesa para recordarme a mí mismo que debemos mirar constantemente las cosas de una manera diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba. Si no me creen, vengan a probarlo”
Enseña a aprovechar cada día, a hacer de cada día algo extraordinario ”Carpe Diem. Porque somos alimentos para gusanos, señores. Porque aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Nos pondremos fríos y moriremos. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias”
Para disgusto del sector más tradicional y conservador de la academia Welton, John Keating se propuso demostrar que la resignación y el conformismo sólo conducen a la desesperación. Por todo ello, el genial profesor de literatura nos enseñó a no seguir el camino marcado y atrevernos a ir allá donde nadie más ha ido.
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