Ecos de Xinjiang, el primer largometraje del director, montajista y escritor argentino Pablo Weber, es un film que se inscribe en la tradición del cine experimental y ensayístico, abordando las posibilidades distópicas del uso de la tecnología y las consecuencias políticas de un capitalismo cada vez más furioso. Este trabajo, que tuvo su estreno el pasado 22 de noviembre de 2024 en el marco de Contracampo, un espacio de encuentro para el cine argentino realizado en Mar del Plata, despierta interés tanto por su propuesta estética como por su discurso crítico.
La película presenta un futuro distópico en el que una inteligencia artificial llamada Confucio toma el poder global, relegando a la humanidad a un estado de supervivencia en un contexto marcado por conflictos bélicos. Un narrador en off relata la historia de H., un soldado/programador de las fuerzas de Confucio que tiene la orden de desencriptar las memorias de un soldado ruso para tomar el control de su cerebro; este es el modus operandi de esta IA malvada. Pero la exploración de la memoria del ruso traerá para H. consecuencias inesperadas que le recordarán algo de su propia humanidad perdida, borrada con su memoria.
La elección del narrador en off recuerda al cine de la tradición de Chris Marker o Jonas Mekas; más que ensayo, sin embargo, el guión trae en este caso una historia clásica. Pero, del mismo modo que aquellas películas experimentales, la palabra se articula con imágenes de archivo y found footage.
Weber construye un lenguaje visual a través de un collage que combina imágenes extraídas de su archivo personal –recolectadas a lo largo de muchísimos años– compuesto por fragmentos descargados de internet, en algunos casos de fuentes referenciables y en otros no. Algunas de esas imágenes se presentan tal cual fueron filmadas, pero otras son intervenidas digitalmente mediante un sistema de partículas clásico en el que cada píxel se convierte en una partícula. El resultado es un paisaje abstracto que borra los límites entre el mundo material y el digital, entre lo real y lo ficticio, lo documentado y lo imaginado. En ese sentido, Nicolás Noviello señala en su comentario acerca de esta película –que se puede leer completo en la web de Contracampo (1)– que “La ficción es una excusa para comenzar a imaginar, y partir desde allÍ, una y otra vez, buscar formas, sonidos, colores y texturas en aquello que no lo tiene, generando planos de esos lugares en los que el sol no ilumina, lugares de un planeta “ya casi vacío que retrocede y se desintegra”, como aquel que H. presenta en el comienzo.”
Este aspecto visual del universo que construye el film recuerda a la estética experimental del cine de pioneros experimentales como Stan Brakhage, aunque con un giro anclado en lo contemporáneo de la era digital. El trabajo sobre el sonido merece una mención aparte, ya que es fundamental para la construcción de este entorno distópico y como sustento de la historia. En conversación con el público, luego de su función de estreno en Contracampo, el responsable del sonido, Francisco Fantin, y Pablo Weber explicaron el proceso de retroalimentación permanente en el montaje de imágenes y el trabajo sobre el sonido partiendo de la premisa de que el sonido podía ser un anclaje que permitiera entender algo de lo críptico de la imagen, volviendo reconocible lo distante. De esta manera, el sonido permite generar un contrapunto dando al espectador más información que la imagen, en tanto no buscaron hacer una película puramente abstracta: se enfrentaban al desafío de que la historia debía entenderse incluso a través de la abstracción alcanzada por las imágenes intervenidas. La técnica de descomposición de imágenes con las que trabajaron en el montaje también se extendió al montaje de sonido, utilizando archivos sonoros para luego construir sonidos propios a través de su intervención/descomposición. Así, por ejemplo, señalaron la importancia del sonido en las escenas de la cárcel, que permite traer algo de lo húmedo de ese espacio; o de aquel pensado para dar cuenta de la temporalidad rota del viaje en el espacio.
“¿Qué vino primero, el material de archivo o la historia?”, preguntó un espectador al final de la película. El director respondió que lo que llegó primero fue el material. A partir de él, la historia de H. se fue conformando. El material incluye desde escenas familiares de grabaciones en video caseras soviéticas hasta imágenes bélicas de prácticamente todos los conflictos contemporáneos, aunque no es posible para los espectadores identificar de cuáles se trata.
Podríamos decir que el estreno de la película en Contracampo añade otra capa de sentido a esta obra. Este encuentro de cine argentino organizado por cineastas, críticos, técnicos, productores y demás actores del campo, se realizó en paralelo al 39º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata como un acto de resistencia ante las políticas estatales recientes que amenazan con desfinanciar la industria cinematográfica local. La película, que desafía las convenciones narrativas y estéticas del cine comercial, es un ejemplo de la diversidad y riqueza que caracteriza al cine argentino independiente. Su inclusión en Contracampo subraya la importancia de proteger un ecosistema cinematográfico donde obras como esta puedan existir y ser vistas.
Como adelantó el presentador de la película en su estreno, Ecos de Xinjian nos deja con muchísimas preguntas, en el mejor de los sentidos.
SINOPSIS (2)
En el corazón de Eurasia, H. descubre el secreto mejor guardado de la humanidad (y quizás su última esperanza). Desde San Salvador de Jujuy hasta los confines desérticos y montañosos del Estado Chino; H., sistema argentino genérico de policía programador, criptógrafo ruso perseguido y torturado, ciberterrorista islámico a la deriva en un desierto beta inconcluso, guardiacárcel incorpóreo, prisionero amotinado, una marca tallada en las ruinas de una pared muy antigua, polvo de un planeta en retirada, estandarte involuntario de una rebelión.
FICHA TÉCNICA:
Productora: Periferia Cine / Dirección: Pablo Martín Weber / Producción: Mila Cabral Montejano / Guión: Pablo Martín Weber/ Voz en off: Pablo Martín Weber/ Diseño de sonido: Francisco Fantin, Octavio Papalini/ Postproducción de sonido: Octavio Papalini, Francisco Fantin / Montaje: Pablo Martín Weber / Diseño gráfico: Mile Barbeito
REFERENCIAS:
(1), (2) https://contracampocine.com/programacion/ecos-de-xinjiang/
*La imagen de portada fue tomada del sitio https://contracampocine.com/programacion/ecos-de-xinjiang/
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