Catástrofe inminente (Frédéric Jardin, 2024): Un paisaje surrealista para un drama realista en un contexto inverosímil

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Catástrofe inminente (título original: Survivre) es una coproducción franco-belga dirigida por Frédéric Jardin en 2024. Su estreno en la Argentina está previsto para Enero del 2025. El guión es de Matt Alexander y Mathieu Oullion; la música de Nicolas Errèra; la fotografía estuvo a cargo de Pierre Aïm; distribuidora: Magnífico Films; duración: 90 minutos. Reparto: Émilie Dequenne (Julia), Andreas Pietschmann (Tom), Lucas Ebel (Ben), Lisa Delamar (Cassie) y Arben Bajraktaraj (el hombre del arpón).

La película es entretenida y relativamente consistente; lo mejor, como se cuenta más abajo, son los paisajes. Hay algunas fallas de guión y un par de actuaciones poco memorables; adicionalmente, el fundamento científico de la trama es casi nulo. No se asusten: nada de esto desmerece demasiado el producto final (es una peli, chicos, no un tratado de geofísica). En lo que sigue hay spoilers, así que ya lo saben.

Catástrofe inminente es una historia de supervivencia: un grupo familiar vaga durante varios días de caminata frenética por el fondo seco del Mar Caribe, suponemos que en las proximidades de Puerto Rico. Decimos “fondo seco del Mar Caribe” porque, como consecuencia de una súbita inversión de los polos magnéticos del planeta, la totalidad del océano se habría trasladado a los continentes causando, se supone, la destrucción del mundo. En pocos días los océanos volverían a su cauce natural, lo que explica la urgencia del grupo en llegar a una especie de batiscafo salvador. Hay un loco suelto en el camino, cangrejos asesinos, pruebas de fuego a la unión familiar y alguna que otra ballena muerta. En síntesis, grupo familiar puesto a prueba, fondo oceánico seco, modalidad de supervivencia, peripecias varias, carrera contra el tiempo.

Primera reflexión: el título original de la película es Survivre (sobrevivir, en francés). Precisamente, de eso se trata la historia; entonces, ¿por qué la distribuidora hispanoamericana nos trata como subnormales al “traducirla” como Catástrofe inminente? ¡La catástrofe ocurre a los tres minutos de iniciada la peli, idiotas! ¡No es “inminente”! Segunda reflexión: la inversión de los polos magnéticos de la tierra ocurrió docenas de veces en la historia fanerozoica de nuestro planeta. No se conocen fenómenos de extinción masiva como consecuencia de ello, aunque podemos imaginar que algunas especies de aves migratorias, cetáceos y tal vez tortugas marinas hayan sucumbido al marasmo general derivado de dichas inversiones. Tercera reflexión: es sabido que el agua va de arriba para abajo (la gravedad y todo eso), por lo que imaginar que toda el agua oceánica (70% de la superficie terrestre) se va a ir de golpe a los continentes (30% restante) es un disparate insostenible. Podríamos llegar a imaginar, como consecuencia del evento magnético, un par de tsunamis aquí y allá, pero un vaciado general de los océanos suena un tanto excesivo, por decir algo suave. Con decirles que la existencia de bandas de cangrejos asesinos (enloquecidos por el súbito “exceso de oxígeno”, según se nos explica) casi parece creíble. En fin.

Lo curioso es que la peli es bastante buena en varios aspectos, el más notable de los cuales es la recreación de un fondo oceánico que nos permite imaginar a ese 70% de la corteza terrestre sin agua. Por supuesto que los escenarios corresponden en realidad a paisajes de desiertos rocosos, bien adentro de los continentes, pero la cosa, al menos para quien esto escribe, funciona. Más aún, ciertos desniveles y acantilados sugieren que la trama se desarrolla junto al talud continental del Golfo de México, lo que agrega belleza y geografía a lo que suponemos debe ser la monotonía del fondo oceánico. Un paisaje surrealista para una historia inverosímil.

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Un segundo aspecto destacable es que nos muestra lo desastrosos que hemos sido, y somos, los humanos como especie. Aquí y allá aparecen desperdicios de todo tipo, desde barriles de desechos radiactivos hasta kilómetros y kilómetros de fondo oceánico tapizados por plásticos de todo tipo, barcos hundidos, aviones derribados, inodoros sueltos, contenedores, latas, chapas, botellas y demás. Un asco.

El drama humano es previsible pero digno: hay peleas, reencuentros, lágrimas, dolor y sufrimiento físico. De los cuatro miembros originales de la familia sobreviven tres, abrazándose al final, mientras contemplan las ruinas de una civilización (la nuestra) ya extinta. Ahora viene lo peor, sospechamos, pero la peli termina ahí: una tribu de tres a las puertas de una ciudad arrasada. Resumiendo: para quien quiera imaginar el fondo oceánico sin agua, esta es la película indicada.

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Alvaro Fuentes Lenci
Alvaro Fuentes Lenci
 · January 25, 2025
¡Muy linda nota! Me hizo acordar a las referencias que hiciste en otra anterior a los desiertos ocre de David Lynch.
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User-ninguno
User-ninguno
 · March 31, 2025
El planeta, con o sin nosotros, se ha mantenido en constante cambio y bien como mencionas la inversión de los polos ha sido más bien una constante entre las fuentes promotoras de los cambios, pero basta con considerar la escala de las dimensiones terrestres para darse cuenta de que dicho proceso ocurre con el suficiente tiempo necesario como para permitir la adaptación evolutiva de las especies, ya que por sí misma esta es una consecuencia directa de los cambios ambientales. Pero claro, los humanos necesitamos conservar invariable el estatus evolutivo que hemos alcanzado, por nuestro muy peculiar miedo a cambiar.
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Paula Alejandra Martínez Posada
Paula Alejandra Martínez Posada
 · February 3, 2025
Suena relativamente interesante, al menos no recuerdo que antes se haya usado ese escenario post apocalíptico, salvo tal vez en el mito de Moises abriendo los mares, en la Biblia. Habrá que verla a ver qué tal.
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