Nos hacemos la peli con la película que inauguró la carrera actoral de la reina del pop: Madonna. La cantante despegó su carrera profesional en 1983, con el lanzamiento de su primer álbum. Pero no fue hasta el año 1984 en que la artista se hizo mundialmente famosa con su segundo disco Like a Virgin.
Imaginemos que somos una mosca en el apartamento de SoHo de Nueva York de la diva, que reflexiona sobre su situación y los pasos que le convendría dar a partir de ese momento en su carrera en ascenso.

Madonna también quería ser conocida en el cine, y casualmente, en el barrio vivía Susan Seidelman, que había debutado como directora en el Festival de Cannes 1982.
Madonna le pidió audicionar para su siguiente proyecto: Desperately Seeking Susan, y le dieron el papel directamente porque Susan creía que la joven artista reunía las cualidades que buscaba para el personaje protagonista femenino, pues le pareció una persona interesante, inteligente, muy segura de sí misma.
El rodaje de la película comenzó a inicios de 1984. Los directivos de Orion Pictures pidieron que tomara clases de actuación porque su única experiencia actoral había sido en videoclips. Los productores no habían oído hablar sobre ella, pero apenas diez meses más tarde, Madonna era tan famosa que su cotización se disparó de tal forma que ya no hubieran podido contratarla.
A pesar de ser un metraje de bajo presupuesto y sin demasiadas pretensiones, nadie se imaginó que se convertiría en una de las cinco películas más taquilleras de los Estados Unidos en ese año, por la única razón de su participación en ella.
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