
"Casablanca", que cuenta con las estrellas Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, sigue siendo una de las películas más populares de Hollywood. Pero la producción, que llegó a las pantallas el 26 de noviembre de 1942, es mucho más que una historia de amor ambientada en Marruecos. Se estrenó justo después del ataque japonés a Pearl Harbor -que incitó a la UE a entrar en la 2ª Guerra Mundial- la película es, en realidad, una propaganda clásica de entretenimiento popular.
Cuando estalló la guerra en Europa en septiembre de 1939, Estados Unidos era la única gran potencia sin agencia de inteligencia ni de propaganda. Todo cambió tras el ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Al igual que la inteligencia sería esencial para dar forma y dirigir los objetivos políticos y militares en Europa y Asia, a medida que se extendía el conflicto, la propaganda sería vital para el apoyo del esfuerzo bélico estadounidense al dar forma y dirigir las ideas y creencias de los estadounidenses en relación con el conflicto.
En junio de 1942, se creó una Oficina de Información de Guerra (OWI por sus siglas en inlgés) para promover el esfuerzo bélico, a la que se encomendó el desarrollo de campañas para aumentar la comprensión pública del conflicto dentro y fuera del país. Un elemento clave fue la coordinación de las actividades informativas del gobierno, así como el establecimiento de colaboraciones con la prensa, la radio y, sobre todo, las películas para el cine.
Una vez en acción, la OWI fue acusada de incentivar a la guerra. Tras experimentar con la propaganda en forma de carteles y documentales, la OWI recurrió a fuentes más imaginativas. Su director, Elmer Davis -un antiguo reportero de The New York Times y la CBS- hizo esta importante observación:
"La forma más fácil de meter una propaganda en la cabeza de la gente, es hacerlo a través de una película de entretenimiento, cuando no se dan cuenta de que están recibiendo propaganda".




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