Nos hacemos la peli con Tim Burton, un director singular con una firma concreta y auténtica que prolonga su éxito en su extensa carrera. Acompáñanos a analizar el recorrido de este excéntrico artista obsesionado con la muerte.
Es interesante saber que antes de dedicarse al cine, cuando era tan sólo un niño, Tim Burton solía asustar a sus vecinos recreando escenas de crímenes sangrientos… Es curioso que en lugar de salir a la calle a jugar con otros niños, le divertía asustarlos con historias sobre invasiones extraterrestres, monstruos mutantes y góticos paisajes de muerte. Tal vez así desarrolló una imaginación sin límites, en su infancia solitaria que lo llevaría a esta singular personalidad que le otorga una visión tan marcada en el séptimo arte. Con la creación de relatos, antes de ser consciente de ello, Burton ya era director.
Es curioso que la figura de Los padres suelen ser un arquetipo distante o malvado en sus películas. Algunos ejemplos: «Sleepy Hollow», «Charlie y la fábrica de chocolate», «Big fish» o «Joven manos de Tijera». Siempre el protagonista de sus filmes es un incomprendido, un marginado que crece en lugares apartados.

Es interesante que Burton redireccionó sus traumas, fusionándolos con uno de los estilos más icónicos del cine, incluso inventando un nuevo estilo «burtonesco»

«Si has tenido alguna vez esa sensación de soledad, de ser un intruso… es algo que nunca se va. Puedes ser feliz o tener éxito, pero esa sensación… permanece contigo». Dice Burton y nos confirma lo inquietante que resulta el camino de sanación a través del arte.
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