Las consecuencias de la Gran Depresión en la primera mitad de siglo fueron devastadoras en muchos lugares del mundo. La pobreza y la miseria son condiciones que acarrean otros males como las enfermedades, el hambre, la prostitución y el robo.
La película aquí señalada, y dirigida por uno de los mejores cineastas de la historia como lo es Yasujiro Ozu, es una muestra realista y veraz de la situación de la sociedad japonesa de aquellos años. Filmada con anterioridad al neorrealismo italiano, la cinta comparte varios elementos y características con el aclamado y magistral movimiento cinematográfico europeo.
Los niños, presentes constantemente en la filmografía de Ozu, mantienen y sostienen con su alegría y felicidad a los adultos, quienes mantienen una actitud de desesperanza, desolación y depresión. Sin dudas, una de las grandes obras del cine mudo, cargada de emotividad y donde la fatalidad, producto de acciones desesperadas, trae consigo consecuencias nefastas e irremediables. Buena película. (Nota 7/10)
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