La pornografía tiene un gran categoría que implica el abuso de las mujeres. Las escenas de violencia se racionalizan en las películas pornográficas. De cierto modo, el sufrimiento de las muejres puede despertar excitación y placer.
El mayor problema del porno del dolor, en mi opinión, es que se racionaliza el dolor de las mujeres y también el comportamiento de aquellos que le causan dolor.
Desde mi punto de vista, la base de Rubia y el porno del dolor son muy parecidos, sólo varía el grado de desnudez. Ambos se centran en la mirada repetida y explotadora del dolor de las mujeres. El problema de hacer esto es que no se dirige la atención de las personas a empatizar con las mujeres que sufren, ni se enfoca la cámara hacia los abusadores y opresores, pare reflejar cómo se produce ese dolor. Al contrario, se mantiene una actitud voyerista, que racionaliza el dolor de las mujeres y simplifica sus personalidades.
Existen muchas películas sobre personajes trágicos, pero al retratar el sufrimiento humano, los creadores suelen usar más tinta para mostrar las tres dimensiones de los personajes masculinos. Por ejemplo, las luchas heroicas o las luchas inquebrantables contra el destino trágico, los conflictos internos provocados por experiencias externas, etc. Sin embargo, al crear personajes femeninos, esta tridimencionalidad suele desaparecer. La autonomía de los personajes se debilita enormemente y se vuelve una experiencia dolorosa que es dirigida por el destino u oprimida por la autoridad.
Por ejemplo, Marilyn Monroe es retratada como una mujer frágil y neurótica que posee serios problemas con la figura paterna. Ella colapsaría y se rendiría al no conseguir el amor verdadero de un hombre. Parece ser una cáscara vacía, llena de dolor causado por los hombres y por los poderosos, quebrándose y dirigiéndose hacia la muerte.
El dolor en las mujeres se suele mostrar como normal y forma parte de sus vidas. Esto sucede porque formamos parte de una cultura que ve con normalidad el dolor de las mujeres y la felicidad de los hombres como un derecho. Al centrarse en celebridades mujeres como Marilyn Monroe o la Princesa Diana, siempre se tratan sus traumas. Se puede decir que esta obsesión se vuelve una forma de porno del dolor. El dolor de las mujeres se romantiza, en vez de comprenderse. Se vuelve una forma popular de entretenimiento y capitalización.
En pocas palabras, este tipo de romanticismo es similar a la privación de las mujeres de su derecho a negarse en las películas pornográficas. Cuando se normaliza el dolor de las mujeres, ellas pierden la habilidad y el derecho a resistirse al dolor. El perpetrador responsable es desplazado y se vuelve invisible en la narrativa. De la misma manera que los hombres que protagonizan películas para adultos en el este de Asia, permanecen en una posición segura e intachable para observar el dolor de las mujeres. Si una mujer dice que no, signnifica sí y es incapaz de expresar su resistencia.
En esta fascinación con el dolor feminino, las mujeres son una vez más deshumanizadas y cosificadas. El destino de las mujeres es tratado como un forma de escenario, o un espectáculo presentado en los medios masivos. Por ejemplo, las mujeres siempre son vistas como neuróticas, histéricas o nacidas para el amor. Sin el amor de un padre o de un hombre, sus vidas se destruyen o caen en la locura.
En cierto modo, la popularidad de las protagonistas femeninas fuertes y de personajes femeninos mayores de los últimos años en las películas y en la televisión son un reflejo del instinto natural entre las mujeres para rebelarse en contra de las narrativas que retratan a las mujeres sufriendo de dolor.
El dolor de las mujeres presentado como un espectáculo de los medios es agotador. Ya sea triste o feliz, las mujeres necesitan expresar su voz con claridad y de forma independiente, no sólo llorar o gemir por los abusos.
Como ejemplo, la película biográfica de 2007 La Vie en Rose es mejor que Blonde. La Vie en Rose también hace uso de las técnicas de montaje para describir la tumultuosa vida de Piaf. Aunque su niñez también fue desafortunada, y ella muere de forma prematura luego de perder a sus seres amados y de abusar de las drogas, la palícula no define su vida como trágica. En muchos momentos de la película ella se mantiene fuerte a pesar de estar destrozada.
La presentación de la verdadera apariencia del destino doloroso de las mujeres y la expresión de sus voces verdades es de suma importancia para las audiencias femeninas y para las creadoras mujeres. Cuando las mujeres dominan las narrativas se derrumba la imagen trágica de las protagonistas mujeres.
En la serie de TV La gloria, existe una escena donde una mujer que es víctima de vilencia doméstica sonríe felizmente frente a la protagonista. La protagonista se sorprende y la mujer le dice: No esperas que alguien como yo sea feliz, ¿verdad?
En realidad, esta escena está escrita con brillantez. En la serie, hay muchas descripciones de la vida de la mujer, más allá de su sufrimiento, como la alegría de aprender a conducir y algunas interacciones interesantes con la protagonista. Estas descripciones no disminuyen nuestra compasión por la violencia doméstica que sufre, sino que le agrega complejidad, y se vuelve más fácil empatizar con ella. En otras palabras, ella ya no es un espectáculo lamentable, sino una persona viva que respira.
Otro buen ejemplo, surge de una serie que me encanta, Mom. Esta serie cuenta la historia de diferentes mujeres que tienen problemas variados en sus vidas desde un enfoque cómico.
Las dificultades o las vulnerabilidades no pueden definir la vida de las mujeres, porque no son objetos que puedan manipularse. Existen muchos momentos en nuestras vidas que superan las dificultades. Muchos pueden considerarse momentos de alegría, amistad, amor y de fuerza de aquellos que rodean a las mujeres.
Como audiencia de mujeres y mujeres lectoras, cuando vemos o leemos una historia como esta, podemos empatizar y sentir una especie de poder.
Siempre tuve la creencia que tenemos la habilidad de resistir cuando enfrentamos el dolor. Cuando se filma una película biográfica, los creadores tienen la responsabilidad de presentar la autenticidad y las múltiples dimensiones de un personaje, más que generar fascinación, exageración o distorción del dolor de las mujeres.
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