En el verano pasado, se lanzó Lightyear, donde el viejo Buzz, luego de haber atravesado el tiempo y el espacio y con el cabello lleno de canas, le dijo al Buzz más jóven y energético: "Has cambiado y no para mejor". Esta frase podría reflejar la opinión de muchos fanáticos leales de Pixar sobre el estado actual de la compañía. La película Lightyear ha recibido críticas mixtas, con una calificación del 74% de frescura en Rotten Tomatoes. Además, a pesar de tener un presupuesto de 200 millones de dólares, sus ingresos en taquilla a nivel mundial han alcanzado sólo los 226 millones de dólares, convirtiéndose en la película con menor recaudación de la serie de Toy Story.

Al reflexonar sobre películas como Unidos y Luca, que tampoco tuvieron mucho éxito, la etiqueta asociada con Pixar ya no garantiza una "obra maestra imperdible". Incluso con el éxito de Soul, que ganó el Oscar a la Mejor Película de Animación en 2021, surgen preguntas picantes entre los fans: ¿Qué ha pasado con Pixar en los últimos años? ¿Pixar se está quedando sin ideas? ¿Por qué Pixar, conocida por innovar constantemente en películas animadas, ahora estrena películas mediocres? ¿Será posible que Pixar vuelva a tener la chispa e imaginación que alguna vez tuvo?


A medida que nos acercamos al estreno mundial de Elementos, el largometraje de animación número 27 de Pixar, en el 76º Festival de Cine de Cannes, es un momento oportuno para reflexionar acerca de lo que ha sucedido en Pixar en los últimos años.
Las cosas pueden haber comenzado en 2017.
El movimiento #MeToo que se originó en Hollywood en 2017 también también impactó a Pixar. En noviembre, John Lasseter, entonces director creativo de Pixar y Disney Animation, enfrentó acusaciones de mala conducta en el lugar de trabajo por parte de mujeres, y se lo acusó entre otras cosas de agarrar, besar y hacer comentarios sobre atributos físicos. Posteriormente, Lasseter envió notas a los empleados en las que reconocía estos llamados "pasos en falso". En junio de 2018, Disney anunció que Lasseter dejaría la empresa cuando expirara su contrato a finales de año, y que asumiría el papel de consultor hasta ese entonces.
John Lasseter se convirtió innegablemente en el patriarca de la animación de pixar cuando se unió a la empresa en 1986, luego de haberse independizado de Lucasfilm. Cabe destacar que los grandes éxitos de Toy Story, Bichos y Toy Story 2, en los que participó como director y guionista, sentaron las bases sobre Pixar que cambiaron a toda la industria de la animación, ya que Toy Story fue el primer largometraje completamente animado por computadora.


La importancia de John Lasseter para Pixar se puede ver ilustrada con el siguiente ejemplo: Luxor Jr, la mascota de Pixar, la lámpara de escritorio aplastada que aparece en el logo, fue la lámpara del escritorio personal de Lasseter y la protagonista de su primera animación completa, un corto también titulado Luxo Jr. En 2006, después de que Disney finalmente adquiriera Pixar en un acuerdo de acciones por $ 7.4 mil millones, Lasseter fue ascendido a director creativo de Pixar y Disney Animation. Por lo tanto, su partida de manera vergonzosa planteó preguntas no sólo acerca de la transparencia del trabajo de Pixar, sino también sobre cómo Pixar haría frente a la partida de un patriarca tan creativo.
Pronto, Pete Docter reemplazó a John Lasseter como el nuevo director creativo. Si bien Pete Docter tenía menos antigüedad en Pixar que John Lasseter, en realidad se había unido a Pixar en 1990 y fue el décimo empleado de la empresa. Coescribió y dirigió cuatro de las mejores películas de Pixar: Monsters Inc., Up, Intensa Mente y Soul. También ganó el Oscar a la Mejor Película de Animación en tres ocasiones, convirtiéndose en la primera persona en lograr esta hazaña.

Sin embargo, tener habilidades creativas extraordinarias no significa tener habilidades de gestión extraordinarias. Pixar bajo el liderazgo de Pete Docters enfrenta nuevos desafíos. Sucesos como el movimiento #MeToo, la brecha de género de Hollywood y el movimiento Black Lives Matter han impactado a la sociedad y a la compañía. Además, Pixar tiene que servir los intereses de su empresa matriz, Disney. Detrás de todo este contexto, también, se encuentra el lanzamiento de la plataforma de streaming Disney+ en noviembre del 2019, que ingresó a la competencia oficial con Netflix desde ese entonces.
Pixar ha lanzado un total de ocho largometrajes desde el 2018 (entre los que se incluye Elementos), que consta de cinco películas originales y tres secuelas. Después del lanzamiento de Disney+, tres de los seis largometrajes estrenados por Pixar -Soul, Luca y Red-, se estrenaron exclusivamente en línea a través de Disney+.

De hecho, antes de que adquiriera Pixar de Steve Jobs en 2006, Disney ya había estado involucrado en el negocio de Pixar a través de inversiones y distribución. En el momento de la adquisición, las dos partes llegaron al acuerdo de: "una película original cada año y una secuela cada dos años, o tres películas cada dos años". Sin embargo, está claro que este acuerdo se ha roto. Desde 2006, Pixar ha completado un total de 21 largometrajes animados (cuatro de los cuales ya estaban en desarrollo antes de la adquisición), de los cuales ocho son secuelas, lo que representa el 38 %. Antes de la adquisición, Pixar había estrenado seis largometrajes, de los cuales solo uno era una secuela (Toy Story 2), lo que representaba el 16,7 %. Es un hecho indiscutible que Pixar, en la era Disney, le ha dado más importancia al desarrollo de secuelas.
En 2008, el entonces CEO de Disney, Bob Iger (que ahora ha vuelto al cargo) explicó la estrategia de desarrollo de proyectos de Disney. En la estrategia comercial, cuando una película logra un buen rendimiento de taquilla, evalúan si el éxito se puede aprovechar en todos sus negocios y en múltiples territorios. También consideran hasta qué punto invertir en esa franquicia puede continuar creando valor durante un largo período de tiempo. Los ingresos de taquilla de las películas son solo una pequeña parte del negocio de Disney, pero los ingresos de las franquicias y la comercialización son considerables. Esto explica por qué Cars, con una taquilla global de 460 millones de dólares, ha podido estrenar secuelas, mientras que Ratatouille, con una taquilla global de 620 millones de dólares, no tiene secuela.


Ed Catmull, uno de los cofundadores de Pixar, expresó su preocupación en sus memorias "Creativity, Inc." Según él, si Pixar solo se concentrara en desarrollar secuelas, la compañía "se marchitaría y moriría". Él creía que las películas de Disney estaban destinadas a "alimentar a la Bestia", refiriéndose a cualquier grupo grande que requiera un suministro constante de material nuevo y recursos para funcionar. Parece que el estado actual de Pixar se alinea con los temores de Catmull, ya que se están haciendo esfuerzos para alimentar a la "bestia" de Disney.
Especialmente después del lanzamiento de Disney+, para competir directamente con Netflix, Disney tuvo que aumentar su producción, lo que en consecuencia hizo que Pixar tenga que producir más contenido. Pete Docter aceptó esta solicitud, quizás porque lo vio como una oportunidad para que Pixar experimentara con nuevos estilos y nutriera a artistas jóvenes que pudieran desarrollar sus voces únicas, lo que llevaría a la diversificación de las ofertas de Pixar.
Sin embargo, al aceptar este acuerdo, Pixar también tuvo que aceptar que algunas películas como Soul, Luca y Red sólo puedan lanzarse a través Disney+, sin un estreno en cines o una mediante un pago premium. Esta decisión fue justificada mediante la excusa de que los cines no pudieron proyectar películas durante la pandemia. En tanto, los fans y los empleados de Pixar no quedaron muy contentos con la situación, pero no tienen el poder suficiente para enfrentar un cambio.

Mientras algunas personas critican a Pixar por producir obras que se consideran menos innovadoras y aventureras, con un enfoque en el éxito comercial en lugar de la experimentación artística, es esencial comprender lo que ha estado sucediendo dentro de la compañía en los últimos años. El lanzamiento de Elementos será, sin duda, un evento muy esperado. Queda por ver si Pixar puede replicar la magia y la chispa que son sinónimos de sus animaciones, al igual que los personajes de sus películas que superan obstáculos para realizar sus sueños. Tienen la oportunidad de demostrar que se mantienen a la vanguardia de la industria del cine de animación. Por otro lado, bajo las restricciones económicas, sistemas y administración, pueden sucumbir a la mediocridad. Sólo el tiempo dirá.
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