Succession: Bailar en el centro del capitalismo

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#Succession, la serie champagne de HBO. La del mejor guion de la actualidad. La elegante. La que ya ingresó en la historia grande de la televisión… Pero eso ya lo habrán escuchado de los muchos fanáticos que estuvimos insoportables de fervor durante la última temporada.

Por eso, en este posteo desglosamos -sin spoilers y buscando sumar nuevos adeptos a este fanatismo- los motivos por los que #Succesion funcionó a la perfección, y nos llevó a bailar en el centro del capitalismo.

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1. La temática:

#Succession parte de dos ejes temáticos que siempre resultan atractivos en la ficción. Por un lado, conflictos familiares. Por el otro, una lucha de poder; en este caso, por la sucesión de un conglomerado de medios de comunicación.

2. Los Personajes:

Con esos dos focos, #Succesion despliega una galería de personajes donde está el mayor secreto de la serie. Criaturas millonarias, ambiguas y rotas que ambicionan el poder, pero que sufren por sus consecuencias. Que, simultáneamente, aman y traicionan a los suyos en la misma medida. Que, maduros e inmaduros a la vez, deambulan entre la impenetrable frialdad del mundo empresarial y la fragilidad emocional de sus relaciones afectivas.

La ambigüedad seductora y potente de esos personajes hacen que, poco a poco, imperceptiblemente, nos vayamos sumergiendo en un universo político y bursátil que nos sería naturalmente ajeno. Y en el que, más tarde o más temprano, nos descubriremos irreversiblemente atrapados… Al punto de preguntarnos por qué estamos tan desesperados por las votaciones de una junta empresarial.

3. Los tiempos:

#Succession construye despacio y sin prisas. Es una serie no apta para ansiosos. Está pensada y construida con la logística de los shows de los tiempos pre-streaming: no para ser consumida de un atracón en una maratón de una noche, sino para ser vista de a poco, a consciencia, disfrutando la sutileza de cada plano, la oscuridad de su tono, la inteligencia de cada diálogo, la activación de bombas que están allí, esperando, y que explotarán en el lugar y momento más apropiado e impredecible… Sobre todo, en la emocionalmente arrolladora temporada final.

4. La estética:

En el universo caníbal y frío que describe, Succession encuentra su propia estética, con la que potencia el relato. Sus escenarios lujosos, sus fiestas, reuniones e intimidad. Su espíritu pesimista. Su extraordinario opening que nos pone en clima antes de ver la primera escena de cada capítulo. Y, más que ningún otro elemento, su cinematografía. Su cámara tensa, de espíritu dogma 95 o cinema verité, con sus zooms subversivos nos hace sentir que estamos bailando en el centro del capitalismo.

5. Y… el soundtrack:

Y si hablamos de bailes, es necesario una buena música. Y Succession tiene una tan maravillosa que merece mención aparte. En las pistas instrumentales que compuso Nicolas Britell hay sensibilidad, elegancia, y la capacidad de ir reversionando sus partituras para generar a veces más tensión, a veces más dolor; según las atmósferas complejas y emotivas que la historia precisa. Su música sintetiza el espíritu complejo del show; ese que nos cautivó por cuatro años, hasta hacernos sentir que estamos ante uno de los más grandes shows de la historia de la televisión.

[Publicado originalmente en www.instagram.com/pantallahorizontal]

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