Barbie: Sé lo que quieras ser

En la década de los 50, una mujer llamada Ruth Handler supo ver la oportunidad de su vida: descubrió que las niñas de su época ya se aburrían jugando a ser madres con muñecas de trapo que simulaban ser bebés. Hacía falta algo más. Hacía falta la posibilidad de ser algo más. Así fue cómo una tarde se sentó a diseñar la muñeca más famosa del mundo -bautizada en honor a su hija- Barbie.

El resto es historia.

Al momento de entrar en la sala me dije a mí misma que iba a tratar de ver la película con la mayor objetividad posible. Adivinen qué sucedió. Sí, fallé. Mi amor por Greta Gerwig no nació a partir del lanzamiento de ‘Barbie’, sino por lo que viene haciendo como directora. Es una gran contadora de historias de mujeres, sabe cómo crear personajes reales, contradictorios, complejos. En fin, humanos. Esa fue exactamente la misma cualidad que Margot Robbie vio en ella cuando tenía que decidir quién iba a dirigir su película.

Como bien nos adelantaron en un teaser, Barbie fue la figura que vino a representar la libertad de ser en las mujeres y, sobretodo, en las niñas. Ese es el punto de partida de esta película (y el eslogan que utilizó Mattel durante más de 60 años para presentar este juguete): Sé lo que quieras ser. A partir de allí, nos sumergimos en un mundo rosado, plagado de optimismo, empoderamiento, sororidad y oportunidades. Una especie de mundo ideal. En ese escenario, nuestra protagonista, la Barbie “estereotípica” interpretada por Margot, entra en conflicto porque empieza a pensar en «cosas diferentes». Esta tensión, planteada en la película como una aberración a resolver, es lo que la lleva a conocer el mundo real, el de las emociones, la tristeza, los errores, la imperfección.


Sobre este punto, es donde se nota la escritura de Greta Gerwig y su esposo, Noah Baumbach. Ese terreno de las contradicciones del ser humano, de su pensamiento y las formas de vida. Y lo hacen de una manera muy creativa, una crítica hacia el patriarcado y al debate político en general. ¿Es una película feminista? Sí, por supuesto. Pero también una reflexión sobre las maneras de pensar el feminismo y la política, no todo es blanco o negro sino que existe un campo infinito de matices que dan cuenta de -justamente- todas las contradicciones que encierran nuestra existencia. Sin ellas, no habría debate y sin debate sería un embole vivir.

En una reciente entrevista, Gerwig mencionó que ‘Barbie’ es una película sobre «ser» humano o, mejor dicho, sobre «convertirse» en humano. Y acá toma suma importancia el personaje de Ken, interpretado por Ryan Gosling. La invitación a dejar de pensarlo como un accesorio y poner el foco en validar su existencia a partir de lo que es y no por la «función» que cumple en la sociedad de Barbieland.


Ese viaje en el cual se embarcan Barbie y Ken es el de descubrir quiénes somos, a partir de qué criterio lo definimos y cómo lo validamos. Una de las frases que más me resonó fue la de “Los humanos solo tienen un final. Las ideas viven para siempre” y es totalmente cierto: no hay sola verdad, solo tenemos que buscar la nuestra.


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