Las malas críticas a las últimas series de la franquicia creada por George Lucas evidencian un grave problema para Disney.

Tras el final de la nueva trilogía de Star Wars formada por El despertar de la fuerza, El último jedi y El ascenso de Skywalker en 2019, Disney continuó realizando contenido de la franquicia gracias a su nueva plataforma: Disney Plus. Disney comenzó con muy bien pie con la primera temporada de El mandaloriano y las críticas que pudo tener Disney con la última película de la trilogía parecieron ser ignoradas durante un tiempo con el éxito de esta primera serie del universo de Lucas. Sin embargo, a medida que Star Wars se ha ido convirtiendo en un universo cinematográfico a lo Marvel con series cada pocos meses, las críticas han ido empeorando y se han intensificado mucho más que al otro gran universo propiedad de Disney. ¿Porqué? ¿Qué es lo que falla en Lucasfilm y Disney para que estas series tengan una recepción tan pobre? ¿Tiene solución el universo Star Wars?

¿Cuándo se comenzó a torcer todo? Bien, prácticamente se empezó a torcer en el momento en que se plantearon las series de Star Wars. Si bien El mandaloriano o Andor han sido éxitos de público y crítica, series como Ahsoka, El libro de Boba Fett o Obi-Wan Kenobi están siendo fuertemente criticadas por un gran sector de la crítica americana. Las principales críticas se concentran en la versión tan descafeinada y sin estilo que proponen estas series en comparación a las películas (ya sean de Disney o no) y la falta de originalidad en sus historias. En mi opinión, estas críticas son completamente justificadas.
Star Wars nace de una serie de influencias a menudo citadas por George Lucas: desde las películas y series de ciencia-ficción de los años 60's como Star Trek hasta las películas de samuráis de Akira Kurosawa pasando por seriales de aventuras y demás inspiraciones. Esta mezcla dio como lugar un mundo con una estética muy concreta y una historia que, a pesar de su simpleza, se cargaba de carisma con personajes como Han Solo, R2D2, Darth Vader o la princesa Leia. Es una forma de entender la ciencia-ficción muy concreta, como un universo en el que existe la pobreza, la suciedad, diferentes especies extraterrestres, droides y organizaciones políticas, pero que no deja de ser un entretenimiento de primer nivel para las masas. Es sobre este concepto que Lucas construye su trilogía original.
Su segunda trilogía se cimenta más bien sobre dos pilares: la estética digital de finales de siglo y una tragedia/análisis de personaje de Anakin Skywalker, el que es el eje central de toda la saga. Aquí, al entender Star Wars como una serie de historias interrelacionadas con novelas y videojuegos, es donde surge el concepto que tenemos de la franquicia hoy en día. Disney construye sobre esa expansión del universo su última trilogía, la cual, a pesar de sus críticas, expande la historia con nuevos personajes e ideas muy interesantes. Sin embargo, parte del éxito comercial de la nueva trilogía también se debe a apelar a la nostalgia del fan (nada sorprendente hoy en día). Aquí es donde Disney ve la oportunidad de hacer dinero con el alza de la televisión y las plataformas de streaming. ¿Y si cada personaje por el que el fan puede sentir nostalgia tuviera su propia serie?

Esto no sería tan diferente de lo que han hecho muchas franquicias estos últimos años, de no ser porque el enfoque era el mismo que el de Marvel: saturar la marca en favor de la cualidad. A Marvel esto no le ha salido tan mal, al fin y al cabo el “Universo cinematográfico” es la adaptación lógica al cine de los multiversos de los cómics. Marvel puede saltar entre géneros y personajes fácilmente, al fin y al cabo Shang-Chi, Hulka y Daredevil son personajes con enfoques y orígenes muy diferentes entre sí. Sin embargo Star Wars, como he dicho antes, es un modelo de ciencia-ficción muy concreto. Porque su historia y su iconografía puedan expandirse infinitamente no significa que se deba.
El mandaloriano y Andor han funcionado al saber tomar la iconografía de Star Wars y llevarla a un lugar completamente distinto en el que nunca nos habíamos encontrado: Jon Favreau juega con el western y las referencias constantes a películas clásicas de ciencia-ficción de serie B, dándole un toque a su serie que recuerda a la ligereza de la trilogía original pero desde un ángulo mucho más autorreferencial y carismático. En Andor Tony Gilroy plantea un thriller político de espías que sirve a su vez como una especie de análisis marxista del mundo de Star Wars, con una seriedad y una red de morales entrecruzadas exquisitamente planteada, por no hablar de la fascinante estructura cíclica de las tramas. En conclusión, son series “de autor” (todo lo autoral que puede ser una serie de Disney) que usan la iconografía para llevarla a otros terrenos y a otras formas de narrar en las que nunca hemos visto a la franquicia.

El gran error de series como Ahsoka o Obi-Wan Kenobi es que, más que intentar expandir los límites narrativos de su universo, se conforman con ellos y se limitan a aumentar las conexiones ya existentes. Su problema (únicamente) no es existir en base a la nostalgia, es no utilizar ninguna herramienta más para alcanzar al espectador, sobre todo a aquel no familiarizado con toda la historia de Star Wars al detalle. El hecho de que la serie Ahsoka base toda su trama y el arco de sus personajes en dos series de animación que suman 11 temporadas entre ambas resume bastante bien este problema: ¿si la serie no tiene estilo propio alguno y sus personajes son hologramas huecos de sus contrapartes animadas, qué es lo quela serie me ofrece? Se intenta captar la esencia de un personaje que no fue creado ni siquiera en el medio en el que se le está dando protagonismo. Siendo Rosario Dawson una gran actriz es difícil encontrar algo de carisma en su interpretación de Ahsoka, al igual que con la de Ewan McGregor en Obi-Wan Kenobi o, aún peor, la de Temuera Morrison en El libro de Boba Fett.
Star Wars quiere construir un universo solo a golpe de iconografía y nostalgia, a base de construir en vertical en vez de en diagonal, llenando Wikipedias en lugar de espectadores. Sin estilo ni ideas, Star Wars no es más que el dibujo de una fotografía de una réplica de la idea de George Lucas. De momento hay varios proyectos a futuro con directores interesantes detrás, si son capaces de dar una nueva vida a la franquicia como algunas series lo han hecho, estoy seguro de que esto no será más que una mala racha.



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