El crimen real quizás sea el genero más cautivante en los medios de comunicación. Genera una fascinación morbosa, pero no sorprendente, ¿hay algo más cautivante que la horrible verdad? A pesar de la popularidad del crimen real, el género tiene su parte justa de críticas, ya que relatar tragedias de la vida real con fines de entretenimiento puede resultar ofensivo e insensible, al convertir el dolor de los afectados en entretenimiento o por simplemente ignorarlo.
Ted Bundy: durmiendo con el enemigo cae en esta trampa. Una película sobre la captura, juicio y ejecución de Ted Bundy, la premisa de la película fue arriesgada desde el principio, ya que excluyó casi por completo a las víctimas de la narrativa, al solo mostrarlas como testigos en llanto o cadáveres brutalizados. La película muestra una elección inapropiada y al final expone una lista de los nombres de las víctimas conocidas de Bundy. Se ofrece atención a quienes sufrieron por culpa de este asesino, pero solo muestra sus nombres al final, por lo que la película carece de humanidad y no logra provocar el dolor que se debería sentir por la pérdida de estas vidas humanas.
La película evita centrarse en el perpetrador del crimen al contar la historia de Bundy desde el punto de vista de su novia, Elizabeth Kendall y ofrece una perspectiva interesante que cambia la narrativa. La mayoría de las películas de crimen se centran en los mismos criminales y algunas se centran en las víctimas, pero pocas dan protagonismo a quienes tienen que racionalizar a la persona que amaban con los horribles actos que cometieron. Sin embargo, esta perspectiva se abandona a mitad de camino cuando la película se sumerge en el juicio de Bundy en Florida. La película muestra el placer que Bundy siente por la atención de los medios y las mujeres que se derriten por él, sin percatarse de la ironía que genera brindarle atención al asesino al contar la historia de esta forma. La perspectiva de Kendall no logra salvar a la película de sí misma.

No creo que Ted Bundy: durmiendo con el enemigo sea una película mala. De hecho, transmite el encanto infame de Bundy. Como alguien que conoció la actuación de Zac Efron al interpretar a Troy Bolton en High School Musical, asumí que su actuación no podría soportar el peso del personaje y supuse que era la causa de las calificaciones más bajas de la película. Sin embargo, al ver la película, la actuación de Efron realmente me hizo entender por qué las se considera encantador a Bundy. A pesar de saber que era culpable, una parte de mí todavía se preguntaba si la película podría tener un giro inesperado que revelara que Bundy era inocente por la excelente actuación. La película hace un trabajo espectacular en captar a Ted Bundy y su juicio.
A pesar de contar la historia con precisión, la película se siente rara. Quizás sea extraña como el mismo psicópata: se presenta la suficiente falta de humanidad para que toda la película se desmorone. No es culpa de los escritores, los actores ni de la producción. Creo que Ted Bundy: durmiendo con el enemigo sirve como prueba de que algunas historias no se pueden contar. No porque resulte cancelable, sino porque contar una historia que humaniza a una persona real que hizo cosas tan horribles nunca hará sentir cómoda a la audiencia, en especial cuando no ofrece la misma humanidad hacia las víctimas.

Contar la historia de un asesino no es algo malo. Humanizarlos es bueno, ya que nos recuerda que no siempre reconocemos el mal a nuestro alrededor y que las peores personas entre nosotros siguen siendo seres humanos. Al contar la historia de una persona real como Ted Bundy, el discurso cultural hace que un estudio de personaje humanizador se desmorone. En lugar de darle poder al mensaje de la película, el uso de una persona real como Bundy aliena a la audiencia, al desafiar sus percepciones y se vuelve peor al minimizar las historias de las víctimas reales. La película resulta una experiencia incómoda, difícil de escuchar o de aceptar.
La historia de Ted Bundy: durmiendo con el enemigo no se puede contar porque no se adapta a la audiencia que existe. No hay nada malo en la película excepto su momento, ya que las heridas de Bundy en la sociedad todavía duelen y muchas personas todavía recuerdan y sienten el dolor que causó. Como resultado, una película en la que se humaniza a Bundy y se le da la atención que tanto deseaba cuando estaba vivo no resulta bien. Si la película tratara sobre una persona ficticia como Bundy, hubiera mostrado su historia desde un ángulo diferente, o incluso hubiera destacado su lado oscuro, la audiencia podría aceptar su representación más humana. En un mundo donde Bundy todavía es un monstruo muy real para muchas personas, no se puede contar una historia que lo humaniza de esta forma.
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