No tenía la intención de ver la serie. Conozco One Piece de toda la vida, porque el manga se creó cuando yo nací, pero nunca me pareció interesante. Incluso cuando formaba parte del club de anime de la escuela secundaria durante la época más geek de mi vida, me interesaban mucho más las historias de shoujo o contenido más artístico. Años más tarde, conocí a mi pareja, que está obsesionado con One Piece y quería que viera con él los más de 1000 episodios de la serie.

Gracias, pero no. Cuando salió la versión live-action de Netflix de solo ocho episodios, ya no tenía excusas, por lo que me alegra decir que a pesar de mis temores, la serie me resultó divertida. La serie es entretenida por el elenco, la historia y la extravagancia que la sociedad no ve hace mucho tiempo.
Una de las mejores partes de One Piece son sus actores, que parecen apasionados por dar vida a la serie. Iñaki Godoy, por ejemplo, quien interpreta a Luffy, habló en una entrevista sobre cómo sentía que su trabajo como Luffy era encarnar la diversión, poner música a todo volumen y bailar con el elenco y el equipo. No es de sorprender, entonces, que fuera elegido por hacer reír a Eiichiro Oda, creador de One Piece. Emily Rudd, quien interpreta a Nami, creció viendo anime y llevó su amor a la actuación. Además hay videos hechos por fans sobre cómo el resto del elenco principal también encarna a sus personajes. La diversidad del elenco también merece elogios, a pesar de la representación incómoda de los hombres-pez. Lo más importante es que el elenco tiene una química increíble que se traduce en la pantalla y da vida al corazón de la historia: la tripulación de los Piratas de Sombreros de Paja y sus relaciones.

Esas relaciones y esa historia son otro punto a destacar que hicieron que One Piece fuera tan agradable de ver. Aunque no puedo compararlo con el anime, ya que el original es mucho más largo y profundo, la serie logró contar una historia con un buen ritmo. La historia no es solo divertida, sino que también tiene muchos momentos conmovedores y algunos un poco traumáticos. No revelaré nada, pero digamos que hay un momento en particular que me dio náuseas, a pesar de que la serie nunca muestra gore explícito y se limita a violencia caricaturesca la mayor parte del tiempo. El guion tiene el ritmo justo para las escenas de acción como para el desarrollo y la exploración de personajes, por lo que crea un equilibrio que permite a la audiencia divertirse.
Lo que más disfruté fue la extravagancia de One Piece. Mientras que el elenco y la historia hacen que la serie valga la pena, la diversión extravagante es lo que hace que One Piece se destaque. La serie presenta superpoderes creados con efectos especiales increíbles y una multitud de villanos bizarros, como un hombre que también es gato, un hombre tiburón y un espadachín sexy que ¿es católico o tal vez un vampiro?, ¿quién sabe? La serie está llena de elementos ridículos y a la vez todo se presenta de forma seria. Hoy en día, las películas de DC y Marvel se esfuerzan por ser sombrías, oscuras y atrevidas, con algunas excepciones, como Thor: Ragnarok y Guardianes de la Galaxia. One Piece se destaca en lo absurdo y espero que inspire a las adaptaciones occidentales para dejar de tomarse tan en serio y mostrar el lado divertido e inocente de los cómics, en especial porque One Piece demuestra que este enfoque no implica una historia sin sentido.

En resumen, One Piece es entretenida y tiene un mensaje inspirador. Incluso se la recomendaría a personas que no son fanáticas del anime por la historia emocionante y conmovedora que cuenta. Las principales críticas que recibió One Piece establecen que no replica el anime y que no está en japonés, pero si lo fuera, ¿cuál sería el punto? Sería la misma historia, y en ese caso, ¿por qué las personas no verían directamente el anime? Godoy dijo que por todo el respeto que tiene por la versión original, nunca fue su objetivo copiarlo, sino inspirarse en el anime y transformarlo en una obra única por derecho propio. Así que agradezco la versión live-action de One Piece, por ayudarme a entender por qué a mi pareja le gustaba tanto la versión original, por demostrar que una serie puede ser divertida y también significativa y por mostrar que no todas las adaptaciones live-action de anime son malas.
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