En la comedia dramática “You hurt my feelings”, de la directora Nicole Holofcener, diferentes personajes, relacionados entre sí, son enfrentados a diferentes formas de rechazo. El sistema familiar se sacude, como si todos fueran atacados por un mismo rayo del destino.

Una escritora descubre que a su marido no le gustó su nueva novela. Un psicólogo descubre que sus pacientes no lo respetan. Una decoradora no logra satisfacer a sus clientes. Un actor es rechazado por el director de una obra.
Hay en los cuerpos de los actores, en sus expresiones, una suerte de delay que los ubica en una zona de desconcierto, propia de la comedia, pero también propia de la frustración de las expectativas. El otro no nos da lo que esperábamos. La frustración puede ser un espacio para la comedia, y la comedia una posibilidad para valorar la frustración.
¿Cómo reaccionamos cuando nos dicen que no? ¿Cómo procesamos el rechazo?
La película es una comedia porque los personajes/actores se toman el tiempo para no saber cómo reaccionar. No apuran la resolución, habitan el pasmo, la temporalidad suspendida de lo nuevo. La novedad pide tiempo, y la película se toma ese tiempo.
¿Notaste que en el 90% de las películas las escenas duran el tiempo justo para que suceda lo que tiene que suceder? Incluso, las escenas suelen durar menos de lo que durarían en la vida real. ¿Por qué? Porque así, el drama del malentendido puede sostenerse.
Aquí, en esta película, las escenas duran un poco más de lo que durarían en una película común. En lugar de buscar el efecto rápido, resolver y escapar, la mirada se queda, encontrando profundidades que no solemos encontrar porque nuestros altos niveles de reactividad nos hacen dar el portazo y cerrar las escenas con melodrama. Ver, por ejemplo, la escena preciosa entre la madre (Julia Louis-Dreyfus), el padre (Tobias Menzies) y el hijo (Owen Teague).

En las películas normales (tal vez, como en la vida normal) los personajes no se dan el tiempo (o la narración no les da el tiempo) para no saber cómo reaccionar. Los personajes simplemente reaccionan. Aquí, las posibilidades relacionales dependen de ese tiempo que los cuerpos se dan para sumergirse en la imposibilidad de reaccionar. Aunque sí reaccionan, y sí posponen el momento de enfrentarse, estos personajes lo terminan haciendo. Aunque incomoda, y duele, entran a mirar lo que hay para mirar —y mirar juntxs es una gran celebración.
Si cuando los sentimientos (feelings) son heridos (hurt) no salimos corriendo (melodrama), la exploración vincular puede encontrar nuevos circuitos. Esta película da cuenta de ese proceso de apertura de nuevos circuitos.
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