Reconstruyendo las pesadillas de la Historia - "Vals con Bashir"

Spoilers

Si pensamos en el año 2008, puede que se nos vengan a la mente dos películas: "Hunger", del joven director británico Steve McQueen, y la otra fue una película de animación israelí titulada "Vals con Bashir". Lo que las diferenciaba era su capacidad para desvelar memorias colectivas enterradas durante mucho tiempo desde un punto de vista independiente y objetivo. Reconstruyeron el relato de la historia a través de experiencias personales, ofreciendo un camino para curar las heridas de nuestras almas. Para el Reino Unido, fue el delicado y doloroso recuerdo de Irlanda del Norte, mientras que para Israel fue la caja de Pandora de la masacre de Beirut, enterrada en lo más profundo de la memoria nacional y étnica. En esta película, esa caja fue desenterrada y, en última instancia, abierta. Sin embargo, no desató el poder del odio, sino más bien los invitó a reflexionar. En este periodo histórico único, la película nos permitió vislumbrar, aunque débilmente, la posibilidad de una reconciliación nacional. Pero, ¿qué más se puede esperar de una película?

"Vals con Bashir" se destaca no solo por su elección de la animación como medio, lo cual es original (aunque en "Persépolis", que salió dos años antes, ya era notable), sino, lo que es más importante, por su tema. Para las audiencias acostumbradas a las películas animadas al estilo de Disney de Hollywood, el uso de la animación para explorar temas profundos puede parecer sorprendente. Sin embargo, una perspectiva más amplia revela que la animación no está limitada a un público infantil a nivel global. Ha sido utilizada por directores para expresar ideas y transmitir actitudes. La razón principal es que la animación ofrece un espacio más expansivo y liberador para la creatividad que la filmación en live-action.

Mientras el mundo estaba atrapado en la utopía de dos robots creada por Pixar, los cineastas de Israel nos ofrecieron una historia desprovista de romanticismo y finales felices, en su lugar, difuminaron las líneas entre el bien y el mal, la belleza y la fealdad, mezcladas con sangre y lágrimas, dolor y odio; la cruda realidad de la historia... La alienación de la naturaleza humana durante la guerra, el desplazamiento de la identidad y la pérdida de dignidad se convierten en una tragedia moderna a gran escala. Lo que es aún más escalofriante es que esto no estaba sucediendo en un escenario, sino que formaba parte de nuestro mundo. Mientras que Pixar alcanzaba las estrellas con dos robots que buscaron el éxito en taquilla, los israelíes miraban hacia su pasado para salvar a su nación a través del dolor de una generación. No me atrevo a juzgar el valor de estas dos obras. Solo puedo decir que tal vez, en medio de risas y lágrimas, la última podría ofrecer verdaderamente algo llamado "esperanza".

En la versión animada, "Vals con Bashir" también adopta un enfoque de estilo “tipo documental”. Narra la historia de un antiguo soldado que perdió su memoria de la guerra (ahora director de cine), que busca a sus antiguos compañeros para reconstruir esos recuerdos de los momentos que trascurrieron 20 años atrás. Este soldado, que ha perdido sus recuerdos, es una pequeña mirada de cómo la sociedad contemporánea aborda la historia. Narrativas oficiales poderosas han sellado esta historia, dejando a nadie ileso. La búsqueda de la verdad por parte del personaje principal es una rebelión contra esta restricción. Al contrastar la identidad del cineasta con la del personaje principal, la película revela su verdadera intención: la reconstrucción genuina de la historia oficial y la devolución de la interpretación de la historia a aquellos que la vivieron. Al igual que utilizar el concepto de "Carnaval" de Mikhail Bakhtin para escribir un texto y resistir el "fascismo del lenguaje" de Roland Barthes.

Por lo tanto, las personas involucradas en esa guerra aparecen en la película una por una, desde soldados hasta periodistas, y a través de sus experiencias personales, se restaura la historia y se reconstruye la narrativa. Cualquier exploración del pasado desde la perspectiva del presente es como sacar una espada de una funda, ninguna memoria puede ser completamente verdadera. Los recuerdos personales fragmentados y terroríficos que muestra la película son todas piezas del rompecabezas. Cuando aquellos involucrados en la historia son empujados al primer plano, las contradicciones entre la historia personal y la historia nacional surgen instantáneamente y, en medio del ruido de la humanidad, la guerra finalmente puede trascender las dimensiones de la justicia y la injusticia, las experiencias personales pueden liberarse de las cadenas de la historia nacional, y las naciones mismas pueden redimirse de la evasión y las mentiras.

La película conlleva un cambio de papeles que invita a la reflexión. Hacia el final, un periodista menciona las figuras demacradas que emergen del campo de refugiados de Beirut, con las manos en alto y rostros llenos de miedo, que recuerdan a la famosa fotografía tomada en el campo de refugiados judíos de Varsovia. Las víctimas se han convertido en verdugos, y la historia está siempre tan llena de "drama", que deja a sus actores desorientados. Otra revelación descorazonadora es que el soldado abandonado por su unidad, que finalmente sobrevivió tras soportar penalidades, fue salvado por la unidad que le abandonó. Se convirtió en el cobarde que dejó atrás a sus camaradas. La película pasa de imágenes animadas a imágenes reales al final, lejos de ser tan conmovedora como "La lista de Schindler" cuando el blanco y negro se convirtió en color. En su lugar, comprime aún más el espacio ya reprimido, mostrándonos la cruda verdad sin margen para la manipulación. En comparación, la trascendencia de "La lista de Schindler" parece algo artificial.

El vals salvaje, las bengalas de señales descendiendo suavemente en la noche, y el "Barco del Amor" navegando solo en alta mar... Estas imágenes presentan continuamente los recuerdos de la historia, las pesadillas que los que vivieron la guerra nunca podrán olvidar. Innumerables terroristas suicidas, autos bomba, un ataque aéreo masivo tras otro, piedras arrojadas a los extremos del muro: las escenas de auténtica tragedia se suceden sin cesar. Las heridas de la historia todavía duelen, pero la realidad es impaciente y exige que avancemos.

¿Dónde está la solución? La película nos dice que no está en el presente ni mucho menos en el futuro; está en el pasado. Sólo enfrentándonos a la historia podremos reconstruir la realidad. Sólo reconstruyendo la realidad podemos esperar un futuro mejor. Una gran película nunca se contenta con reconstruir la historia. El verdadero propósito de reconstruir la historia es arrojar luz sobre el mundo real para remodelar la realidad. Cambiar el mundo a través del cine es quizá el sueño último de todo creador que abraza el arte cinematográfico.

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