El intermediario del diablo: una película de terror a fuego lento

Spoilers

El intermediario del diablo es una película del año 1980 dirigida por Peter Medak, que es considerada un clásico en el género de terror, debido a que incorpora elementos y técnicas asociados con la narración de terror clásica y atemporal.

El intermediario del diablo tiene muchas sorpresas, pero mi parte favorita es su ritmo. El intermediario del diablo presenta un ritmo lento para construir tensión y suspenso. El terror clásico muchas veces se centra en el horror psicológico y el miedo a lo desconocido, que se logra mediante una acumulación gradual y metódica del terror.

El terror a fuego lento

El terror clásico suele tratar sobre el funcionamiento interno de la mente humana, muchas veces con un elemento sobrenatural. El intermediario del diablo se basa en un caso paranormal real, lo que suma un elemento adicional de autenticidad a la historia. Sigue una estructura narrativa tradicional, que se suele hallar en la narración de terror clásica.

El terror clásico a veces deja ciertos elementos ambiguos y permite que los espectadores usen su imaginación para llenar los vacíos. Esto hace que el terror sea más poderoso, ya que involucra los propios miedos e interpretaciones de los espectadores. La película empieza con un trágico accidente de coche en el que John Russell (interpretado por George C. Scott) pierde a su esposa y su hija. Las circunstancias que rodean el accidente son misteriosas e inexplicables. John Russell se muda a una mansión histórica imponente para escapar de su dolor. La mansión tiene una atmósfera inquietante, extraños ruidos y habitaciones ocultas. La historia de la mansión y muchos de los eventos sobrenaturales que ocurren en su interior permanecen sin explicación.

Otro ejemplo de la construcción ambigua del terror es la película El resplandor. El Hotel Overlook, donde se desarrolla la mayor parte de la historia, se convierte en un personaje en sí mismo. El aislamiento, los espacios inmensos vacíos y el extraño silencio crean un creciente sentimiento de temor y malestar psicológico. El personaje principal, Jack Torrance (interpretado por Jack Nicholson), experimenta un descenso gradual a la locura, impulsado por las fuerzas malditas dentro del hotel. A medida que sucumbe a las influencias sobrenaturales y a sus propios demonios internos, la audiencia es llevada por un aterrador viaje hacia lo desconocido.

La revelación gradual de secretos es otro truco para se suma al desarrollo lento. La trama se desenvuelve a medida que John Russell descubre pistas sobre la historia oscura de la mansión. Mientras explora la mansión, John descubre una habitación oculta llena de objetos que insinúan una historia oscura. Una pelota de goma roja y una silla de ruedas se convierten en elementos clave en el misterio. Estos objetos, su importancia y su conexión con el pasado se revelan lentamente, pieza por pieza.

Otro argumento similar se refiere a la ubicación de documentos e imágenes históricas. A medida que John se adentra más en la historia de la mansión, descubre una colección de documentos históricos y fotografías ocultas. Estos documentos brindan pistas cruciales sobre las personas que vivieron en la casa y sus experiencias trágicas, que suman capas al misterio general.

En El intermediario del diablo se revelan estos secretos interconectados de forma gradual para sumar profundidad a la historia y mantener a los espectadores comprometidos e intrigados. El clímax de la película implica una revelación impactante que une los secretos del pasado de la mansión, la historia trágica del joven y la pérdida personal de John Russell. Esta revelación descubre todo el alcance de las fuerzas sobrenaturales en juego en la casa.

El intermediario del diablo no depende de sustos repentinos o violencia gráfica, sino que usa los momentos sutiles e inquietantes para crear miedo. En una de las escenas más icónicas de la película, John Russell está solo en la mansión cuando escucha el sonido de una pelota de goma que rebota por la escalera. Sigue el sonido y encuentra una pelota de niño moviéndose inexplicablemente por sí sola. Este momento es inquietante porque desafía la lógica e introduce un elemento sobrenatural sin mostrar imágenes terroríficas obvias.

Otro gran ejemplo es el uso del tocadiscos: John escucha una antigua grabación de una sesión de espiritismo en la que se escucha la voz de un niño, y la voz deja un mensaje escalofriante. La forma en que la voz interrumpe la grabación y su mensaje espeluznante contribuyen a la sensación de una presencia espectral sin mostrar directamente una figura fantasmal.

Estas escenas ilustran cómo los momentos sutiles y psicológicamente inquietantes generan miedo. El intermediario del diablo construye una atmósfera de temor que permite que la imaginación de la audiencia complete los vacíos y aumente el horror, lo que la convierte en un ejemplo clásico de un horror que se desarrolla lentamente y está impulsado por aspectos psicológicos.

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