Shrek 2 es una película que se puede disfrutar en la infancia y en la adultez. Esto sucede gracias a un simple recurso, comúnmente utilizado en el género de comedia: las referencias. Gracias a estas sutilezas uno puede “deslizar” chistes que los chicos y chicas ignoran, creando así un doble sentido y una suerte de chiste interno con los padres. Ahora bien, lo interesante de estas referencias es que, a pesar de ser un humor que apela a la contemporaneidad y la cultura popular, están planteadas dentro de un contexto medieval y fantástico. Y aquí es donde tocamos una fibra del nervio central con el que trabaja toda la película. Porque es a través de estas operaciones, que podemos dar cuenta del conflicto que va a atravesar Shrek 2: la mezcla de todo con todo, el deterioro de la tradición, la imposibilidad de escapar del sistema; podemos decir entonces que Shrek, enfrentándose a todos estos conflictos, encarna el dilema del hombre postmoderno.
Se han pensado múltiples definiciones de posmodernidad, pero podemos mínimamente acordar de que hablamos de un pensamiento que se concentra en analizar cómo todo es compatible con todo (y en el caso que no lo sea, se fuerza a serlo), generando así un cambalache de ideas y creencias que desmitifican gran parte del poder político y religioso construido en el pasado, que justamente pudieron conseguir dicho poder gracias a cómo se relacionaba la gente con la información. Habiendo definido este término podemos pasar a lo más divertido, y lo que muchos se estarán preguntando: ¿Cómo se relaciona esto con Shrek 2?
Primero, intentaré convencer a quién todavía no acompañe mi lectura, a la vez arriesgándome a ser un tanto redundante. Es innegable que Shrek 2 hace referencias de todo tipo, desde la escena del anillo de El Señor de los Anillos hasta un programa del tipo documental policial como Policías en Acción, por citar un ejemplo argentino más cercano. Es claro el juego que propone la película, de base tiene como contexto un Far Far Away, de las fábulas y cuentos, muy parecido al Hollywood de Los Ángeles, donde el consumismo es moneda corriente y son inescapables las empresas como Starbucks o Versace (Versarchery en la película, que sería un negocio de arco y flecha). Ya de por sí en uno de los chistes del principio muestran a Shrek y Fiona de luna de miel en la casa hecha de galletitas de Hansel y Gretel, para luego cuando cierran la puerta, mostrar una placa con un 2. Asumimos que uno de los dos hermanos se avivó de que podía haber un negocio en las casas de chocolate. Esto no sólo sirve como transición para el título de la película, sino también para demostrar lo ligado que van a estar estos dos contextos, la fantasía de los cuentos y el capitalismo consumista, porque todo se relaciona entre sí en la posmodernidad. Me gustaría agregar que la película no ataca ni defiende estas ideas, sino que encuentra el contexto ideal para contar una rom-com fantástica. Shrek se encuentra un gato español, tanto los buenos como los malos tienen números musicales con música contemporánea como I need a hero y Livin la vida loca, la película abraza a la posmodernidad, a pesar de crear un conflicto en consecuencia de ella.
Siempre sostengo que el principio de una buena película debe servir como antesala de todo lo que va a seguir posteriormente, especialmente en cuanto a tono, y especialmente si hablamos de comedia. Ya hablamos del chiste con Hansel y Gretel, pero antes todavía, hay algo crucial. La película empieza con una voz en off, que narra el famoso cuento de la doncella encerrada en la torre, y el caballero que la va a salvar. El remate llega cuando este caballero llega en busca de la princesa y se encuentra con que ya la salvaron. Pero hay un remate previo, que es en el que me voy a concentrar. Cuando el caballero se saca el casco, nos damos cuenta de que él era el que estaba narrando la historia, alabandose a sí mismo. Inevitable pensar en la frase “la historia la cuentan los que ganan”. Pero entonces, ¿qué pasó acá? El Príncipe Encantador, destinado a rescatar a su futura esposa, se encuentra con que la tradición ya no tiene el mismo peso. Gracias a la primera película, Shrek, nos dimos cuenta de que el amor no tiene porqué estar relacionado con la hegemonía. Pero inevitablemente surgió otra teoría, los feos con los feos, y los lindos con los lindos. Y entonces llegó Shrek 2, para poner en juego todo el cuestionamiento en sí. Porque la realidad, o al menos la posmoderna, es que todo puede ir con todo. Un ogro con una princesa, un sapo con una reina. Podríamos decir que a la vez que se mezcla todo con todo, automáticamente se desestima el poder de la tradición.
Finalmente, hablemos de Shrek. Nuestro héroe posmoderno, que se enamoró de una princesa, a pesar de ser un ogro. Él era feliz, en su pantano lejos del sistema, dónde todo lo que conocía era suyo y nada más. Pero no tuvo en cuenta que el mero hecho de estar con Fiona abría la puerta a este mundo extraño, mezclado de contemporaneidad y fantasía. Es por eso que, en contra de su voluntad, tuvo que afrontar la aventura y sumergirse en el otro pantano, este lleno de hipocresía y egoísmo. Así se introduce el primer choque del film, post modernidad vs tradición, Shrek y Fiona vs el Rey y sus expectativas. Todo escala cuando Shrek siente que Fiona se encuentra más representada por el otro lado, el de la tradición, el de casarse con el Príncipe Encantador. Entonces llegamos al crucial dilema del hombre posmoderno: ¿Quién soy? ¿Soy el ogro marginado del pantano, destinado a estar solo? ¿Soy el ogro que se enamoró de una princesa y ahora es parte de la realeza? ¿Soy el humano que alguna vez fue ogro? Esta crisis de identidad es la que define la posmodernidad, la pérdida de las raíces, del origen, del destino. Es por eso que cuando se presente el hada madrina, con sus pociones para cumplir todos los parámetros que nos imponen, muy difícilmente diremos que no. Pero quizás, seamos tan afortunados como Shrek, porque él en Fiona encontró el amor posmoderno, y se dió cuenta que de él puede ser ogro, humano, marido, amigo, pero por sobre todo, es Shrek, y no hay pociones para eso.
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