¿Qué es el éxito?, se pregunta Frances a lo largo de toda la película. Y te lo preguntarás tú también una vez que acabes de ver Frances Ha (2012). No lo puedo jurar, pero es lo que me pasó a mí el día que decidí abrir Filmin y darle play a esta pequeña joya de Noah Baumbach.
¿Es mejor vivir de lo que nos hace felices aún teniendo una vida precaria, o poner de una vez los pies en la tierra y empezar a pagar las facturas ordenadamente, buscar una pareja, casarse y ser un ser humano proactivo?
No se necesita un argumento complejo para construir una pieza llena de poeticidad, y así lo demuestra esta película, desde la mirada autoreferencial del espejo (39' 30" aprox.), al bello monólogo con características de parlamento interno que declama la protagonista en la cena final. Quizás son los diálogos uno de los puntos fuertes de esta pieza, contribuyendo al halo poético que el director trata de buscar. Sin un objetivo claro de hacer avanzar la acción, la gran mayoría se diría que son diálogos no causales; nos ofrecen una nueva perspectiva de los personajes en un estilo a ratos contemplativo sin resultar pesados ni ralentizar el ritmo. Conversaciones sobre el futuro, la pérdida de la amistad o aquellas en torno a los miedos a hacerse mayor son clave para entender el viaje de Frances.
Quizás encuentro cobijo en esta corta pero bella pieza que coescriben Noah Baumbach y Greta Gerwig, porque también formo parte de este mundo de artistas que intentan sobrevivir y pagar las facturas aún cayendo en la precariedad del pluriempleo. No tengo la respuesta, ojalá pudiera tenerla a mis veintitrés para llamar a Frances y contarle, a sus veintisiete, cuál es la clave del exito. Pero una de las cosas más bonitas de la pieza es precisamente que esa, que Frances no trata de darte la respuesta. Si no simplemente de intentar vivir acorde a lo que le hace feliz, independienteme de la forma y de los tiempos, intentando entender cómo se puede encajar esta romántica idea de vivir del arte en la cultura de la inmediatez y la pantalla. Por ello, me planteo: llega esta pieza a tocar el alma de las personas que no tienen relación directa con este mundo? No lo sé. A ratos lo dudo. La belleza y la empatía con el drama principal surje principalemente de esta conexion. Reflexiono por tanto, si a ojos ajenos puede resultar a ratos lenta y sin una clara finalidad.
A juzgar por el argumento, algunos ojos podrían tildarla de simplista, y, en principio, no estaría del todo en desacuerdo con tal categorización. Pues Frances Ha (2012) cuenta la vida normal de una chica -no tan normal- que vive en Nueva York, con todos los conflictos canónicos de vivir en una ciudad de moda en el siglo XXI. Si analizamos única y exclusivamente la narrativa, podría decirse que estamos ante una pieza de estructura clásica: una historia con un inicio, un nudo y un desenlace claros; un personaje protagónico con un objetivo concreto (el de llegar a tener un hogar propio y vivir de la danza) y un superobjetivo aún más preciso (el de tratar de encontrar su lugar en el mundo y sobrevivir en esta sociedad occidental del siglo XXI).
La pieza gira en torno a la pérdida, y, por consiguiente, búsqueda de la amistad. También sobre la aceptación de la adultez. Así, Baumbach nos presenta un conflicto tan común y cercano para la generación millenial, que delata al espectador modelo desde el inicio del film. La pieza se cierra de manera que todas las personas que han pasado por su vida y han sido parte de sus fracasos, acaban reuniéndose en el estreno de una pieza de danza de la que Frances es directora. Así es como la obra replantea la idea del éxito y lo hace gracias a una especie de estructura circular, atribuyéndole todo carácter el poético que pedía la pieza. Incluso si se analiza por el final, diríamos que tiene casi forma de cuento, pues el personaje acaba feliz, consiguiendo todo con lo que un día soñó: una casa propia gracias a su oficio en la danza. Pero no renuncia a su esencia, y es precisamente ahí donde la película cobra su mayor sentido poético, pues la protagonista no pierde su caracter olvidadizo y torpe cuando, en su nuevo buzón, le caben únicamente las dos primeras letras de su apellido, pues el rótulo que ha elaborado es demasiado grande.
Es en la figura de la protagonista (y en la brillante y mesurada interpretación de Gerwig) donde se encuentra el carisma y el giro de la pieza, por lo que yo creo que merece la pena darle una opotunidad. Frances muestra claras características del canónico antihéroe, ante las que elespectádor sí se siente identificado. Por la simpleza y la rapidez con la transcurre el tiempo, el director consigue que conozcamos de manera veloz a la protagonista, que seamos parte de ella, y nos sorprende encontrarnos, desde el inicio, queriendo que a esa loca muchacha le salgan por fin las cosas bien.
Lejos de convertiste en un una role model, en un estado de precariedad (casi) absoluto, Frances trata de sobreponerse ante la cruda realidad del oficio artístico en este mundo. A través de su carácter torpe e incansable, el espectador se topa de pronto con tintes del humor absurdo. Aunque sería más correcto decir que son los ritmos de la vida moderna, lo que arrastran a la joven bailarina a un estado de decadencia, obligándola a asumir y aceptar ciertos lugares que al principio de la historia parecían imposibles.
Sonido
La icónica escena en la que Frances baila por la calle nos delata la importancia del sonido en esta película. La canción que acompaña a los movimientos de la joven (sonido diegético si tenemos en cuenta que forma parte de la historia), funciona al mismo tiempo como banda sónora. En un principio podría parecer una ensoñación, parte de una narrativa que no cabe en la verosimilitud de la historia, un punto de vista poético y perteneciente al mundo interior de la protagonista. Pero a medida que vamos conociendo a Frances, nos damos cuenta que la escena que al principio resultaba posible solo en un contexto soñado, acaba casando perfectamente con la personalidad de la protagonista. Es más, apostaría que al final de la película firmarías que Frances realiza esa coreografía por las calles de Nueva York en un contexto totalmente verídico. Y es en esta escena donde nos reafirmamos del ritmo melódico y alegre que caracteriza toda la película. Sucede algo similar al inicio de la película, cuando la música de la clase de ballet pasa de ser recurso dramático, a acoger parte de las siguientes escenas.
Y es que es precisamente el sonido otro de los protagonistas de esta historia. La música acoge un papel más, como si supiese que por la carencia del color, la obra necesita de otro plano significativo. Casi todas las escenas cuentan con música de fondo, acompaña a Frances en toda su historia, y no es de extrañar si analizamos que es bailarina y la música forma parte de su trabajo. Así, el sonido ambiente de la ciudad, del metro, de la calle y de las fiestas, también el silencio de una habitación vacía, forman parte del mundo de Frances, y una vez que la película te atrapa, tambien del tuyo.
Códigos del cine clásico y no tan clásico
Frances Ha (2012) entremezcla los ritmos frenéticos de la cultura actual con un cine que recuerda a las películas de la Nouvelle Vague, donde la ruptura de la continuidad y los saltos en aparente desorden construyeron películas que cambiaron las estructuras narrativas del momento. Las escenas a ratos contemplativas, la elección de privar del color a la imagen, los diálogos sin rumbo aparente y esta historia llena de poeticidad recuerda al cine de autor, que reúne infinidad de códigos diversos como si se tratase de un viaje por distintos planos del cine. Otra de las características que nos hacen viajar a los inicios del cine son los rótulos con los que se ordenan las diferentes direcciones que habita la protagonista y sirven para situar, sin necesidad de palabra, los lugares que transita. No habría sido necesario incluirlos, claro está, pero contribuyen a recordar que la película bebe de todo lo anterior.
No sabría decirte porqué has de volver al cine en blanco y negro, más allá de todos los argumentos que te he ofrecido a lo largo de este texto. Diré que Frances Ha (2012) forma parte de un cine poético, cuidado, casi de autor, un cine de retorno a las formas que condujeron a las nuevas vías del lenguaje audiovisual. Quizás no te cambia la vida, no genera una revolución en tu sofá. Diría que no es su objetivo. Creo que quizás trata de rozar los sentidos y hacernos estar un poco más acompañados en este viaje de hacerse mayor.
Nahia Sillero.
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