Es oficial: ¡No me gusta Terrence Malick!

Me siento humillado al anunciar que vi la película equivocada. Durante los muchos años, creí que la novela "Las cosas que llevaban los hombres que lucharon" era la base de la película La delgada línea roja, al menos ahora sé por qué siempre he estado tan confundido acerca de cómo otras personas hablan del libro. No puedo decir que lamento haberla visto, pero tampoco me encantó. El hecho de que no esté basada en el libro incluso hace que me guste más, ya que al menos ahora sé que Terrence Malick no arruinó una de mis novelas favoritas. Más allá de si fue lo que esperaba o no, estoy contento de haberle dado a Malick otra oportunidad, no porque haya cambiado mi opinión, sino porque solidificó mi aversión hacia él.

El problema más pequeño de la película solamente es pequeño por su falta de tiempo en pantalla: la actitud sexista hacia las mujeres. El único personaje femenino destacado en toda la película es la esposa de un soldado. Él piensa todo el tiempo en ella; está en zona de guerra gracias a un lío burocrático, fue reasignado y ahora no puede pasar más tiempo con ella, que es lo único que lo ayuda a seguir adelante. No hay nada inherentemente malo en eso, excepto que solo la vemos a través de los ojos de su esposo hasta que por fin le escribe… Solo para pedirle el divorcio y casarse con un hombre del que se ha enamorado. Este evento se muestra desde la perspectiva del soldado y, por lo tanto, nos hace sentir lástima por él, como si su esposa fuera una villana despiadada por querer dejarlo. No se explora lo difícil que fue para ella estar lejos de su pareja. Al final, su cambio de ángel puro a bruja malvada es instantáneo, negándole su realidad y privándola de su humanidad.

Hay otro personaje femenino en la película que recibe un trato ligeramente mejor como persona (aunque su papel principal es el de "madre"), pero no hay necesidad de preocuparse, también es deshumanizada gracias al viejo y confiable orientalismo. Ella es una de las nativas de las Islas Salomón, a quienes se muestra como pacíficas, confiadas y felices, más en sintonía con la naturaleza y sus comunidades, en marcado contraste con los violentos extranjeros beligerantes. Es obvio que La delgada línea roja quiere que los veamos como primitivos y, como resultado, puros e incontaminados por los males del mundo moderno. Sin embargo, al hacerlo, se les retrata como casi inhumanos; ni siquiera se les permite estar enojados hasta que son "corrompidos" por las influencias occidentales externas. Más que nada, son un ejemplo perfecto del "buen salvaje". El hecho de que parezcan cantar canciones cristianas con palabras que muchos de ellos probablemente no comprendan solo hace que todo sea aún más repugnante, como si de alguna manera hubieran sido perfeccionados por los occidentales al introducirles el cristianismo.

Los personajes japoneses tampoco están mucho mejor retratados. Desde el principio de la película, conocemos los antecedentes de los soldados estadounidenses y vemos sus relaciones y sentimientos más íntimos. Hay una sensación generalizada entre ellos de que la guerra es en vano, de que están tirando sus vidas por la borda. Sin embargo, se alegran cuando matan a los soldados japoneses y los desprecian mucho más que a las figuras de autoridad que les han obligado a entrar en esta guerra. Parecía una preparación perfecta para que los personajes conocieran más tarde a los soldados japoneses, a los que durante tanto tiempo han mantenido a distancia, y se dieran cuenta de que ellos también son hermanos, de que todos están pasando por la misma experiencia brutal e injusta. En cambio, apenas reaccionan cuando ven de cerca a los soldados japoneses y no muestran mucha empatía. Nunca llegan a comprender realmente la pérdida humana, e incluso al público sólo se le muestran sus muertes y su dolor a través de una lente voyeurista, sin tener nunca la oportunidad de darse cuenta de que la muerte de cada uno de los personajes japoneses es tan impactante como la de los estadounidenses. Una vez más, la humanidad de los personajes que forman parte de alguna minoría queda fuera de nuestro alcance.

Lo que realmente sella el destino de Malick para mí es el hecho de que ya he visto esta película antes. Una vida oculta puede ser muy diferente de La delgada línea roja, pero al final, ambos son solo películas sobre lo mala que es la guerra y cómo los hombres deberían simplemente aguantar y morir por... ¿Dios? Supongo... Intenté mantener una actitud positiva mientras miraba Una vida oculta, pero ahora que he visto esto, me arrepiento. Muchas personas admiran las películas "poéticas" y "significativas" de Malick, pero cuanto más veo, más siento que son películas moralizantes de alguien que quiere imaginar que es un poeta. A pesar de todas las hermosas tomas, el diálogo elaborado y las reflexiones filosóficas, las películas de Malick terminan sintiéndose vacías, más como una actuación que como un verdadero sentimiento. No dudo que Malick crea en los temas de sus películas; simplemente creo que es malo comunicándolos.

En última instancia, estoy contento de haber visto La delgada línea roja， incluso si fue en su mayoría por accidente. Estoy agradecido porque me hizo darme cuenta de que las películas de Malick son demasiado blancas, masculinas, cristianas y obsesionadas con el héroe para mí. También estoy emocionado de que uno de mis libros favoritos no haya caído en sus manos. Así que, si te encuentras con tres horas y nada que hacer, evita mirar La delgada línea roja a toda costa; probablemente terminarás más aburrido de lo que estabas al empezar la película. Te recomendaría que leas "Las cosas que llevaban los hombres que lucharon" en su lugar, pero si eso no es lo tuyo, simplemente mirar una pared sería mucho más entretenido que ver esta película.