"Aquí es dónde empieza todo para todos."
Beau, un hombre excesivamente silencioso, se asoma desde un "agujero", acompañado por el ataque de ansiedad de Mona y la bofetada del médico, para finalmente romper en llanto. Mientras muchos ven en los fuertes llantos de un recién nacido un símbolo de esperanza y vitalidad, nosotros sólo vemos tres palabras: "Beau tiene miedo".
Este es el tercer largometraje del director Ari Aster. Tras los éxitos de taquilla de "Hereditary" y "Midsommar", A24 concedió a Aster más espacio y un mayor presupuesto. Así, este director, conocido por tejer espeluznantes narraciones dentro de líneas de sangre, produjo una "comedia de pesadilla" de tres horas de duración. Tanto si te retorciste en tu butaca del cine sin poder apartar la mirada como si gritaste barbaridades a la pantalla de tu televisor, tanto si la amas como si la odias, jamás podrías serle indiferente a esta película ni a su mensaje.
En una entrevista posterior a la proyección, el director declaró: "Sólo quería hacer algo extraño". Y lo consiguió…
Martin Scorsese mencionó que Aster "ha abierto nuevos caminos dentro del género de terror". Del mismo modo, Bong Joon-ho, un maestro de la creación de atmósferas espeluznantes, elogió "Beau tiene miedo" y dijo que es "la película más impactante de los últimos años", e incluso persiguió a Aster detrás de escena como si fuera un fan.
Cuando un periodista le preguntó a Aster por qué disfruta tanto filmando "relaciones madre-hijo", recibió esta respuesta: "Es donde empieza todo para todos".
"¿Por qué tiene miedo Beau?"
¿Todavía recuerdas la primera palabra que aprendimos cada uno de nosotros?
"Mamá".
En el lenguaje, los mitos enmarcan narrativas específicas, convirtiéndose en un cierto "símbolo" sagrado en el mundo real, y "mamá" es el primer mito al que nos enfrentamos todos los humanos. De Freud a Lacan, todos los psicoanalistas o filósofos de todas las escuelas psicoanalíticas se han esforzado por analizar e interpretar este "mito primordial".
El "complejo de Edipo" es una teoría de Freud, que va de la mano de este "mito primordial". Aunque no volveré a contar la historia de Edipo, que asesina a su padre y se casa con su madre, es esencial explicar el "complejo de Edipo". Durante la edad en que la conciencia de género apenas se está forjando (4-6 años), los niños muestran deseos subconscientes tanto sexuales hacia sus madres como hostilidad hacia sus padres, deseando reemplazarlos.
Durante la pandemia, Aster dijo: "Quiero hacer una odisea freudiana". En esta película, retuerce este complejo de Edipo. Sorprendentemente, los impulsos sexuales y paternales de la película se dirigen de la madre hacia el hijo.
Fíjate en las manos de Mona, la trampa tendida cuando nace Beau.
Al principio, el público podría creer que el aterrador vecindario y los extraños sucesos son delirios de la enfermedad mental de Beau, lo que significa que estamos presenciando el mundo a través de la perspectiva de un individuo mentalmente perturbado. Sin embargo, Aster esconde capas más profundas.
A través de las fotos que Beau ve en las paredes de la casa de Mona, es evidente que su barrio está lleno de gente que trabaja para Mona. Esta calle malvada, caótica y peligrosa no es sólo un delirio de Beau; en realidad engloba los síntomas de Mona, simbolizando los grilletes mentales que está creando para Beau. "El mundo exterior es peligroso, todos quieren hacerte daño, sólo tu madre te quiere". Cualquier entorno externo en el que se encuentre Beau está orquestado por su madre. Este control extremo es también una forma de enfermedad.

"Munchausen" es un cortometraje de terror y comedia que Aster realizó en 2013, es una obra sin diálogos pero con la cálida música de Disney y Pixar de fondo. Cuenta la historia de una madre que controla a su hijo, alimentando una obsesión. Al imaginar que su hijo se marcha a la universidad y forma su propia familia, entra en pánico e intenta envenenarlo para evitar que se vaya, lo que finalmente provoca su muerte. El núcleo se parece mucho al de "Beau tiene miedo".

El control extremo no sólo da lugar a que Beau se convierta en un ni{o indefenso, sino que también realza su enfermedad. Combinado con el control pervertido de Mona, construye el inquietante y asfixiante mundo que presenciamos junto a Beau.
En otras palabras, la película construye un mundo visto desde la perspectiva de dos individuos con trastornos mentales. Los síntomas de Beau se derivan de los de Mona. Aster lo insinuó desde el principio de la película, a través del frenético estado de Mona durante el parto.

La locura de Mona, por su puesto, tiene sus razones.
Como no recibió amor durante su infancia, estaba decidida a dar todo su amor a su propio hijo. Sin embargo, este supuesto "amor" era en realidad una forma de control patológico.
A lo largo de la película, Mona culpa a Beau repetidas veces, lo que hace que las motivaciones psicológicas sean aún más profundas: hacer que Beau admita que no la quiere, liberando así su propia creencia de que no es digna de amor, que se formó debido a su propia falta de amor en la infancia. Este método de "encuadramiento-admisión del no amor" es una existencia compulsiva.
Entonces el amor no se hereda, sino que la patología se transmite a la inversa.
Cuando se está en el vientre materno, es necesaria la gratificación inmediata, donde el "yo" y la madre son una sola entidad, conectada por un cordón umbilical. En ese momento, la subjetividad del "yo" aún no existe. Sólo después del nacimiento empezamos a existir con nuestra subjetividad.
Durante una entrevista posterior a la proyección, Aster dijo: "Padres e hijos, qué relación tan pesada. Al principio, estamos conectados a alguien a través de un cordón umbilical, hasta que se corta. Pero, en cierto sentido, parece que esta conexión nunca puede cortarse de verdad, ni siquiera en toda una vida".
Beau, de alguna manera u otra, sigue atado a través de este cordón invisible. Puede que su cuerpo haya nacido, pero su subjetividad, como su personalidad, parece que aún no.
Y para Mona, el cordón umbilical cortado es como el amor cortado; nacer significa ser abandonado. Esta enorme subjetividad llena de resentimiento convierte a Mona en un monstruo.
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