Microcrítica: "The innocents" - de Eskil Vogt - 2021
por Gastón Siriczman
Cosas de chicos, decía el escritor Alejandro Dolina, nada menos. Amores sin cálculo, rencores sin piedad, traiciones sin remordimiento.
El contraste que existe entre la maldad y la niñez es tan grande, que cuando esa distancia se acorta los resultados pueden ser verdaderamente perturbadores.
En pleno verano, Ida, una niña de nueve años se muda con sus padres y su hermana autista a un complejo de departamentos en Oslo. No tardará en establecer vínculos con otros dos niños del barrio. Sería otra película sobre la iniciación o sobre la amistad si no fuera por un pequeño detalle: estos niños tienen poderes.
El barrio es de ellos, los adultos parecen estar en su propia realidad y de a poco los juegos se van transformando en perversiones. Lo más interesante, y de ahí el título, es que esas maldades que van experimentando están por encima de cualquier planteo moral. Al menos al comienzo las categorías del bien y el mal no significan demasiado para los protagonistas. El verdadero aprendizaje será cuando vayan distinguiendo una de otra y sus implicancias.
Las actuaciones de las tres niñas y el niño son impresionantes y se transforman en uno de los grandes soportes del film. El punto más débil es que en un punto el argumento se vuelve repetitivo y alarga demasiado la historia.
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