Wonka: una delicia chocolatosa

Spoilers

"Wonka" es una película sorprendente.


Es necesario aclarar dos puntos importantes: primero, "Wonka" es una precuela de dos películas: "Charlie y la fábrica de chocolate" de 2005 y "Willy Wonka y su fábrica de chocolate" de 1971, no una secuela. Se conservan varios elementos de las películas anteriores, como los Oompa-Loompas, el árbol gigante y la cascada del interior de la fábrica.


Hay muchas cosas nuevas: vemos la infancia de Wonka, así como cambios en su personalidad y aspiraciones, pero el resultado es similar. La relación entre las películas se parece más a un universo paralelo, con un Wonka nuevo pero conocido para el público.

La valoración de esta película depende en gran medida de la perspectiva del espectador. Si se aborda como un cuento de hadas tradicional, puede resultar decepcionante. Sin embargo, cuando se mira a través de la lente de un adulto, se pueden apreciar numerosos aspectos y elementos impresionantes.


Como cuento de hadas, "Wonka" tiene varios defectos, que son comunes en las películas familiares. La historia es un cliché: sigue la narrativa simplista del chocolatero Wonka (interpretado por Timothée Chalamet) luchando contra capitalistas gigantes y enfrentando desafíos hasta que logra establecer su fábrica de chocolate.

Además, los personajes son bastante estereotipados. El capitalista Mr. Slavos (interpretado por Peterson Joseph), que ya monopoliza el mercado del chocolate de la ciudad, se obsesiona con eliminar a Wonka después de haber sido ridiculizado por él; sus acciones sólo sirven a la trama. Los conflictos y estrategias utilizadas en la película también son débiles. Los planes de los antagonistas son casi transparentes, como envenenar el chocolate de Wonka y alardear de ello.


Por parte de Wonka, gran parte de la trama parece depender de coincidencias, desde el uso de una jirafa para crear disturbios hasta el plan para robar el libro de cuentas de los antagonistas. Estos escenarios requieren que los villanos se queden atrapados en el tráfico o que uno de los amigos de Wonka responda la llamada al zoológico. Aunque la tensión dramática es alta, la trama carece de credibilidad, lo que puede parecer poco convincente debido a su dependencia de la suerte.


Los personajes secundarios también son funcionales. El papel de cada persona se establece explícitamente a través del diálogo, por ejemplo, uno de ellos puede hablar bajo el agua u otro ha trabajado como telefonista. Es obvio y la resolución de las dificultades del protagonista se puede predecir sin ningún tipo de suspenso.

A pesar de esto, si se lo ve como un cuento de hadas metafórico, “Wonka” contiene muchos tropos interesantes.


Una deconstrucción obvia es que el chocolate, como elemento central, ya no es sólo un simple alimento. Visualmente, la película presenta varios tipos de chocolate, pero no enfatiza sus sabores ni proporciona descripciones específicas de sus delicias. El chocolate controlado por los villanos incluso viene con un embalaje, ocultando su verdadera naturaleza. Wonka, por otro lado, puede crear chocolates a voluntad, todos con apariencias vibrantes y coloridas y características funcionales. Estos chocolates no se ven deliciosos.

¿Por qué los retratan así? Es probable que esto reste importancia al aspecto alimentario del chocolate y resalte su verdadero significado. El chocolate simboliza diferentes cosas para diferentes clases sociales, y la película materializa estos símbolos a través de elementos de cuento de hadas.


Para los tres gigantes capitalistas, el chocolate no es simplemente un consumo, sino una herramienta. Utilizan los dulces que producen para sobornar a autoridades, policías y monjes obsesionados con el chocolate, monopolizando todo el mercado. El chocolate se convierte en una moneda versátil con poder ilimitado.


Cuando sobornan al oficial de policía para que conspire contra Wonka, la recompensa es un paquete de chocolate más grande que un automóvil. Esto demuestra que el chocolate es un recurso, un capital primitivo obtenido mediante la explotación de la gente común y corriente.

Para la población el chocolate tampoco es sólo un consumo. Cuando Wonka y su amigo Noodle se enfrentan al poder de los gigantes capitalistas y son derrotados por primera vez, él crea un chocolate perfecto con la esperanza de devolverle la confianza.


La gente común no le presta mucha atención al sabor del chocolate, sino que se concentra en las emociones que genera; por ejemplo, Wonka prepara chocolate para el guardia de seguridad del zoológico que lo deja ebrio y con un deseo impulsivo de llamar a la mujer que ama. Está claro que el dulce tiene un significado espiritual y sirve como un combustible poco común para resistir la opresión capitalista.


El objetivo no es sólo asegurar el éxito de Wonka y proporcionar una cura breve; al utilizar el chocolate como elemento deconstructivo, la película atraviesa la fantasía y la ilusión que rodean al dulce y revela la dinámica de poder y el comentario social detrás de él.

Antes de que llegara Wonka, el sabor del chocolate era monótono y el proceso de producción manual. Después de todo, ya fuera haciendo chocolate o en la lavandería del hotel donde Wonka se encontraba con sus amigos, todo dependía del trabajo manual porque los humanos eran fáciles de controlar y los costos de mano de obra eran bajos.


Wonka quiere escapar de la lavandería y seguir su verdadera pasión. Para ello, inventa un dispositivo mecánico que facilita su fuga. Su genio creativo se demuestra aún más mediante la invención de varios tipos de chocolates. Cuando abre su primera tienda, la variedad de tipos es increíblemente diversa, con flores, cascadas y árboles, algunos de los cuales incluso poseen la capacidad de transformarse en gotas de lluvia, lo que destaca el enfoque innovador e imaginativo de Wonka para la fabricación de chocolate.


Esto indica que el sabor dulce y la vida pacífica pueden ser ilusiones creadas por los capitalistas, y Wonka y sus chocolates exponen este hecho.

La experiencia de Wonka también lo demuestra. Así como los tres gigantes capitalistas controlan las fuentes y los recursos, también controlan toda la circulación: pueden envenenar el chocolate e incluso enterrar a la gente con él. Puede que la película no proporcione necesariamente una solución a este dilema, pero presenta claramente una actitud más positiva.


En primer lugar, está el reconocimiento del poder individual. Respecto a esto, hay dos puntos de inflexión cruciales: uno cuando Wonka se desanimó y se fue, pero como aprendió a leer con Noodle, se dio cuenta de que ella estaba en peligro y regresó; el otro, cuando Noodle creó un plan que permitió a sus amigos contribuir a sus fortalezas. Al final, lograron aceptar sobornos, lo que provocó el colapso de su imperio. Todo esto significa una cosa: la importancia del conocimiento, que puede ser el camino viable para ir más allá de lo inmediatamente visible.


En segundo lugar, está el desenmascaramiento de las diferencias individuales. Existe una distinción muy clara entre magnates capitalistas y gente común y corriente; y cada personaje comprende bien su propia identidad: uno de los tres magnates se siente mal cada vez que escucha la palabra "pobre".


La gente corriente también se considera común. Wonka dice que cuando tenía la edad de Noodle, quería ser mago, pero terminó convirtiéndose en chocolatero; Noodle dice que era un niño no deseado, dejado en el hotel con un collar con la letra “N”.


Sin embargo, la película subvierte estas definiciones de diferentes maneras. Wonka dominaba a la perfección el arte de hacer chocolate: sus dulces pueden hacer que la gente vuele y que a las personas les crezca el pelo; eso es esencialmente mágico. Noodle descubre que es nieta de uno de los magnates del chocolate y que fue abandonada debido a una disputa de propiedad; no es tan común y corriente como pensaba. Este escenario puede ser un cliché en las películas, pero encaja perfectamente en “Wonka” porque demuestra la fugacidad y la falta de sentido de la identidad.


Por eso también esta identidad ya no le afecta. Esto no ayudó a Wonka a escapar ni a obtener ningún beneficio. Finalmente regresó con su madre, que trabajaba en la biblioteca, y continuó leyendo libros.

Hay otro dato inteligente que recorre toda la historia, encarnado en la dueña del hotel: ella es codiciosa y, para desviar su atención, Wonka hace que uno de sus secuaces se disfrace de noble. Él se gana su corazón y se enamora de ella, pero al final queda expuesto. La trama termina con la queja del hombre: "Mis sentimientos por ti eran reales".


La definición de identidad también es sólo una ilusión pasajera. Wonka lee en una nota de su madre: “No se trata del chocolate, se trata de las personas con las que lo compartes” – entre todas las verdades y mentiras, lo que realmente importa son las emociones y los sueños.


En cierto modo, la película en sí es como un trozo de chocolate que Wonka nos entrega suavemente a cada uno de nosotros.

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