Navidad en agosto: el estudio fotográfico Chowon es una parte de la vida

Spoilers

"Siempre supe que los sentimientos amorosos desaparecerían, como fotografías antiguas. Pero tú... tú siempre estarás en mi corazón, como lo estás en mi último momento. Gracias y adiós". - Navidad en agosto

Con frecuencia escucho a las personas hablar sobre cómo terminar con sus vidas el día en que el mundo termine. Me parece un poco gracioso. ¿No se dice con frecuencia que nuestra existencia es muy corta? Ya sea Jung-won luchando contra una enfermedad terminal o nosotros disfrutando de nuestra buena salud, ¿qué es lo que realmente nos diferencia? En esencia, la vida es delicada, tenemos una presencia fugaz parecida a una hoja meciéndose con el viento, preparada para desaparecer en cualquier momento. Incluso si somos reticentes, ¿cómo podemos llenar el vacío de la vida con algo verdaderamente extraordinario?

Este es un pueblo ordinario, un estudio fotográfico ordinario y un hombre ordinario. El tiempo pasa lentamente y Jung-won, quien está destinado a morir debido a una enfermedad terminal, se sienta solo en el patio de la escuela, perdido en sus pensamientos: "Cuando era niño, siempre me sentaba solo en el patio luego de que los otros niños se fueran. Al pensar en mi difunta madre, me di cuenta de que, en definitiva, todos vamos a desaparecer… mi padre, mi hermana y todos mis mejores amigos". Este hombre en la barra horizontal ya no utiliza sus habilidades fácilmente, como si hubiera aceptado un hecho inevitable de forma pacífica y con firmeza.

Sí, todo desaparecerá eventualmente. Siempre hay algunos momentos bellos que se desean preservar. La fotografía es una forma de capturar momentos. La chica que se siente insegura sobre su apariencia frente a la cámara, la anciana que decide tomar su último retrato con una sonrisa forzada y las expresiones de ambas que se ven incómodas o serenas, todas intentan hacer lo mejor para sentarse derechas y verse lo mejor posible, queriendo guardar sus más lindas expresiones para siempre. Las fotografías pueden volver a tomarse si no nos gustan, pero la vida no.

Todo desaparecerá eventualmente. Sin embargo, el ritmo de la vida no debería alterarse por esto. Jung-won, un hombre con anteojos con marcos gruesos que siempre tiene una sonrisa alegre, sigue durmiendo vagamente, todavía se toma su tiempo para hacer las tareas del hogar, aún maneja su motocicleta a través de las calles del pequeño pueblo y sigue con la administración diligente de su tienda de fotografía.

Todo desaparecerá eventualmente. Sin embargo, en la vida hay algunas personas que van y vienen y que uno no puede rechazar. El antiguo amor platónico de Jung-won, que se reúne con él en este pequeño pueblo en el que vivieron juntos antes, comparte con él los recuerdos que solo les pertenecen a ellos y que procesan lentamente en sus corazones, pero se vuelven una broma cuando se los nombra en voz alta. Por otro lado, Da-rim, una simple y callada mujer, se acerca a él en uno de los momentos más comunes y lo acompaña en su viaje final.

En agosto, al final del verano y comienzo del otoño, la cálida luz del sol alumbra las calles, refractándose a través del vidrio de las ventanas y dando esperanza. Se conocen en la tienda de fotografía en agosto. Ella habla en un tono rígido y dominante que a él le parece encantador. Él le da un helado debajo de un árbol, la lleva en su motocicleta, se abrazan mientras caminan bajo la intensa lluvia, él le cuenta ridículas historias de fantasmas… Todas estas acciones son como la interpretación tradicional del amor en las culturas del este, pinceladas sutiles y libres.

El bello encuentro casi eclipsa la sombra de la muerte que siempre lo acecha. En las brechas de su mundana vida diaria, tiene miedo. En una noche en la que no puede dormir con una fría lluvia que golpea su ventana, él busca tranquilidad junto a su padre. En una noche de ebriedad, no puede controlar sus emociones inquietas.

Los pasos de la muerta se acercan. Como una advertencia preventiva, se cae desprevenido, pero resulta ser una falsa alarma. A Da-rim se le dificulta esperar y tranquilizarse mientras camina de un lado a otro frente al estudio fotográfico cerrado día tras día. A medida que el otoño se intensifica, comienzan a aparecer signos de decadencia. Se sienten ráfagas de viento otoñal y las hojas caen silenciosamente… Un día, ella rompe la ventana de vidrio con enojo y deja al hombre que desapareció injustamente en las profundidades de su memoria…

El estudio fotográfico Chowon es una parte de la vida: encuentros hermosos, compañía silenciosa, despedidas repentinas. ¿Quién mira por la venta con anhelo a través del vidrio? ¿Quién no puede evitar darse vuelta y ofrecer una ligera y superficial sonrisa? La sonrisa que Jung-won cambió de solemne a feliz cuando tomó su propia fotografía póstuma, la sonrisa de Da-rim cuando ve su propia foto en la vidriera, ¿cómo no derramar lágrimas y sonreír al mismo tiempo frente a la pantalla? La sonrisa contiene tanta bondad, comprensión y resignación a la vida.

Una persona, un momento, como el clic de la cámara… Lo más memorable debería ser esa gentil y superficial sonrisa.

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