Dinero para Blancos Spoilers

Con una narrativa de gran calidad Martin Scorsese nos transporta a la efervescencia de los años locos en EEUU, los años 20, desde las entrañas del origen de una sociedad en la que los excesos despiertan los instintos más bajos de los hombres, el autor una vez más hace con esta película una acida crítica a la sociedad estadounidense y al supuesto sueño americano, en el que no todo es magia como en Disney, un sueño que lleva a los hombres a desangrarse para acercarse a él.

Con un estilo de drama criminal y corrupción, un género, que es la medula espinal del cine norteamericano: El Western, el autor logra realizar una excelente adaptación del libro escrito por David Grann.

La aparición de “Los asesinos de la luna” en la pantalla grande, se despliega como las páginas del libro, en un escenario de desierto en el noreste de Oklahoma.

Estas tierras no tenían ningún valor a simple vista, por ser rocosa e infértiles, y fueron entregadas como migajas inservibles a los indígenas Osage, quienes descubren uno de los depósitos de petróleo más grandes del país y se convirtieron en la gente más rica del mundo.

La banda sonora que acompaña este film logra que se vaya acelerando lenta, firme y profundamente, el ritmo cardiaco del espectador. Con cada vibración de los golpes de los tambores, nos van transportando a un estado de trance, mezclando sonidos de la naturaleza y animales, con las imágenes del desierto y la ambición que va creciendo en las venas de algunos blancos como el negro petróleo bajo la tierra.

A nivel visual en este largometraje en el que los silencios son los que más dicen, es el vestuario escénico lo que llama la atención, el cual casi nada tiene que ver el vestuario al que nos hemos acostumbrado a ver las cintas de indios y vaqueros. "Los millonarios rojos", vestían con pieles finas, moda europea de alta costura de la época, joyas costosas, vivian en mansiones de lujo y empleaban a sirvientes blancos, sin duda los Osage, quebraron con todos los estereotipos que se tenían de los indígenas de la epoca.

Provocando en algunos blancos sentimientos de avaricia, y superioridad viendo a los indígenas, como seres "primitivos" y "salvajes”, que no debían tener todo ese dinero y poder.

Robert de Niro se pone en la piel de William Hale, un lobo vestido de cordero. Un hombre blanco que poco a poco se fue volviendo cada vez más poderoso, amarrocando tierras y ganado, pronto llegó a controlar todo el territorio hasta llegar a ser conocido como 'el rey de las colinas de Osage. La codicia lo lleva a controlar a todos en este desierto, con una faceta benévola, hace que todos confíen en él y como un parasito lentamente como el ritmo del film, que tiene una duración de tres horas con veintisiete minutos, va tejiendo una organización para conspirar y quedarse con el dinero de los Osage, asesinando uno a uno a los miembros de esta tribu.

Mostrando una violencia cruda e impactante, sin ser sensacionalista, Martin Scorsese va generando molestia e indignación en el espectador.

Con una actuación despiadada y realista de los asesinatos, propicia que al espectador le sea prácticamente imposible actuar de forma indiferente, generando fascinacion e incomodidad.

Por su parte Ernest Burkhart (Leonardo Di Caprio) es el coyote perfecto para jugar esta partida conspirativa, junto a su tío William Hale, dejando ver a través de la pantalla que el amor no siempre triunfa, y mostrando las miserias humanas que escondemos en nuestro interior.

Para sorpresa del espectador, esta película da un giro interesante para no ser un film más sobre gánsteres de guantes blancos de este autor y comienza a atraparnos con una historia de amor.

Ernets (Di Caprio) enamora a Mollie Burkhart (Lily Gladstone) una mujer Osage marcada, que sabe que debe estar en constante defensa, enferma de diabetes, despacio embebe el veneno del amor. Entre sus silencios y miradas, deja ver la fuerza y conciencia de este drama casi como un dueto entre el amor y la codicia, buscando justicia en un lugar donde el dinero era para blancos.

Con una cámara-cuerpo que, de forma visceral, la actriz logra expresa por sí misma el estado de ánimo de este personaje quien con pocas palabras trasmite la tristeza que vive este matrimonio toxico y por conveniencia, que en definitiva representa a su tribu.

Scorsese descubre como un Osage, un escenario donde la mayoría piensa que no hay nada, una historia oscura que logra convertir en una obra maestra, dejando el drama superficial, los efectos especiales estrambóticos, obligando ampliar el rango de atención y re-educando los sentidos del espectador. Sin duda esta puesta en escena del Reinado del Terror es digna de un Oscar.

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