Hoy en día, los problemas que enfrentan la naturaleza y el reino animal a causa del desarrollo humano son más importantes que nunca, y por ello no es sorprendente que se hable tanto sobre ello. No pasa demasiado tiempo sin que haya noticias (usualmente desalentadoras) sobre nuestro impacto negativo en nuestro entorno y todo lo que vive en él. Pero estos problemas no son nada nuevos.
En 1994, el afamado Studio Ghibli estrenó La guerra de los mapaches, una película que, bajo una capa superficial de humor y lindura, hablaba sobre temas mucho más serios: la deforestación y las vidas animales que se pierden en el camino.
Tengo que admitirlo: no me gustó esta película. En mi opinión, es demasiado larga y poco inmersiva e interesante más allá de su premisa y primeros minutos. Pero hay algo que sí resonó conmigo y eso es el mensaje que tiene.
Durante toda la película, observamos a este curioso grupo de perros mapache hacer todo en su poder para detener al ser humano y salvar su hogar. Desde asustar a los habitantes de la ciudad hasta destruir maquinaria de construcción y matar a los obreros que la operan. Nada es demasiado para proteger sus vidas y la integridad de todo aquello que los rodea.

Pero a pesar de todos sus intentos, y de todas las muertes que sufrieron en su propio bando, no parecen llegar a ninguna parte. La sociedad humana avanza sin descanso y nuestros peludos protagonistas no pueden hacer nada más que sentarse y observar impotentes desde la distancia. ¿Serán capaces de obtener la victoria, o se verán obligados a ceder al mundo de los humanos y perder sus hogares y, eventualmente, sus vidas?
Aunque otras películas podrían haber ofrecido al espectador un final dulce y feliz, La guerra de los mapaches decide hacer algo diferente. Al final, el humano gana y los perros mapache pierden. Aún no están totalmente acabados, ya que varios de ellos todavía viven, pero es evidente que eso no será así durante mucho tiempo.

Esto es un triste reflejo de la realidad. El imparable progreso de nuestra civilización y nuestras acciones egoístas e irresponsables han acabado ya con muchas especies y parte de nuestro entorno natural.
No encuentro un gran valor en La guerra de los mapaches como película, pero sí como llamado de atención al espectador. ¿Qué va a ser de este mundo si no cuidamos de él?
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