"Monstruo": cuando todo se pierde en la arbitrariedad

Spoilers

La trama de la película "Monstruo" (2023) se estructura en tres segmentos que narran la misma historia desde diferentes perspectivas, lo cual no solo crea suspenso, sino que también pone de manifiesto las complejidades de la naturaleza humana.

Las estructuras narrativas similares son comunes en el cine, especialmente en el cine noir: en las películas de Guy S Ritchie, Quentin Tarantino y en el trabajo inicial de Kubrick, "Atraco Perfecto" (1956), las historias se dividen en diferentes puntos de vista y se ensamblan en el final. Esto pone de relieve que un mínimo error puede cambiar drásticamente el curso de los eventos y que lo que se planea de forma meticulosa puede convertirse en algo absurdo o tomar direcciones inesperadas.

Por medio de esta estructura, cuyo fin es hacer hincapié en el caos del mundo y en la incapacidad de razonamiento de los humanos, la película nos hace plenamente conscientes de que los protagonistas no son el centro de atención. En realidad, lo central es la fuerza invisible del destino que existe innegablemente. El destino, cuya lógica va más allá de nuestra comprensión, es el que determina todo y se burla de nuestros esfuerzos humanos.

Otros ejemplos en los que podemos encontrar la misma estructura son "Rashomon" de Akira Kurosawa y las dos películas de Clint Eastwood: "Cartas desde Iwo Jima" (2006) y "La conquista del honor" (2006).

En estas películas, las percepciones de los protagonistas sobre la misma cosa varían con la influencia de la naturaleza humana. Muchas veces, nosotros, que somos intrínsecamente egoístas, vemos el mundo a través de un lente que favorece nuestros propios intereses. Resistirnos a la verdad está en nuestra naturaleza y nuestro objetivo es sacar nuestro propio beneficio en nombre de la búsqueda de la verdad.

Las diferentes perspectivas revelan la naturaleza de los humanos que es cerrada, egoísta, cruel y patética. A medida que se presenta cada perspectiva, las observamos desde un punto de vista omnisciente y reconocemos que hay una cierta igualdad: al final, nadie es más superior, nadie es más descarado.

Ahora, volvamos a enfocarnos en "Monstruo" que es una fusión de ambas expresiones. La película señala cómo el azar engaña a la madre y al profesor a desviarse de la verdad, mientras que retrata las complejidades y los caprichos de la naturaleza humana. Para la madre, el cuerpo docente es indiferente y elude su responsabilidad, algo que pasa seguido en los institutos o en el sistema educativo. Sin embargo, para el profesor involucrado en un caso de acoso escolar, la naturaleza humana es desalentadora y sus alumnos no podrían ser más siniestros y traidores. Para él, ellos son como zorros y su naturaleza es mentir. Su pareja lo abandona en cuanto nota su angustia, dejándolo indefenso y desesperado. Con respecto a sus compañeros de trabajo, los profesores insinúan que no les gusta tener que hacerse cargo de los problemas que él mismo generó. Todo lo que sucede lo lleva al borde del colapso, ya que no encuentra la forma de probar su inocencia.

Sin embargo, cuando la película muestra la perspectiva de los chicos, niega las dos expresiones anteriores y desaparecen las casualidades y la obstinación. Además, la frialdad del sistema y la maldad inocente de los chicos ya no ocupan el centro de atención. Las historias de las dos primeras perspectivas parecen meras distracciones en la tercera y solamente sirven como recursos para hacer giros argumentales. En este segmento, toda la narrativa se transforma en una historia sobre la amistad entre dos chicos que tienen inclinaciones homosexuales. Es tan personal que silencia las críticas de la naturaleza humana y la sociedad que son muy evidentes en los dos primeros segmentos.

Esto no quiere decir que la película sea un fracaso por sus "contradicciones" ya que Koreeda Hirokazu hizo un gran trabajo, como de costumbre, y esto se ve en ciertos detalles.

Hirokazu tiene un don para capturar el dolor que surge de las mundanidades de una forma inesperada. Las melodías fuera de tono que suenan cuando el chico y la directora tocan instrumentos son, por ejemplo, sus gritos profundamente arraigados y reprimidos durante mucho tiempo por las normas morales. Cuando a uno de los chicos lo empuja otro chico que le gusta, simplemente se levanta y camina hacia él con una calma movida por el enojo. Con determinación y sin disimulo, transmite emociones tan intensas, que están escondidas detrás de su exterior sereno, que es casi intimidante. Vemos que lo que pasa en el mundo interior duele cien veces más y se yuxtapone con el mundo físico donde hay muchos problemas que resolver, lo cual crea una intertextualidad y resonancia únicas.

Esto no significa que las dos historias anteriores no tengan nada que ver con la tercera en términos del tema de la película. La culpa latente que siente la directora, quien deja que su esposo asuma la culpa por la muerte de su nieta, y la vergüenza que siente el chico en el tercer segmento por no defender a su amigo por cobardía, en realidad, comparten el mismo mecanismo psicológico. El contraste deliberado entre el adulto y el chico sugiere que es igualmente desafiante para todos mantenerse fiel a sí mismos, sean nuevos en el mundo o experimentados. Todos vivimos en este mundo bajo la mirada y las expectativas de los demás y tenemos miedo de que nos vean como unos "monstruos". Si no queremos pagar el precio de convertirnos en monstruos, tenemos que cambiar, reprimirnos o pretender ser la persona que la sociedad espera que seamos. En la película, la única diferencia entre los adultos y los chicos es que, a diferencia de los adultos que soportan el dolor en soledad, los chicos tienen la energía y el coraje de salir de sus capullos.

Por lo tanto, el cambio estructural en el tercer segmento de la película tiene sentido. Koreeda Hirokazu no está interesado en dar respuestas obvias a las preguntas de por qué existen las dificultades humanas, como la indiferencia institucional o el abismo ineludible de la naturaleza humana expuestas en las primeras dos historias. El tercer segmento niega las dos respuestas ciertas, pero fáciles y su intención es decirnos que la razón más intrínseca es que somos incapaces de mantenernos fieles a nosotros mismos.

Hirokazu no niega las respuestas por obstinación y esto lo aborda más detenidamente en su trabajo previo, "El tercer asesinato" (2017), donde la causa de un caso de asesinato se vuelve más intrigante en el final que en el inicio de la película. Hirokazu duda de cualquier explicación, pero se abstiene de negarlas por completo. Para él, no hay mejor manera de navegar por el laberinto de la naturaleza humana que presentarla de la forma más fiel posible.

Las primeras dos narrativas en "Monstruo" permanecen fieles. Sin embargo, a diferencia de "El tercer asesinato", la película elige la tercera interpretación como la postura definitiva y rechaza las dos primeras interpretaciones oscuras, lo cual es una decisión muy firme y arbitraria. Es una verdadera tragedia, abierta a todo tipo de interpretaciones, pero ninguna logra captar su esencia realmente. "El tercer asesinato" se destaca como una verdadera tragedia mientras que "Monstruo" se queda corta.

Debido a la firmeza y a la arbitrariedad, las complejidades y oscuridades de las primeras dos narrativas desaparecen en la tercera. Las tres interpretaciones, que son paralelas entre sí, niegan todo tipo de exploración profunda de las causas subyacentes de las tragedias. Este paralelismo fracasa en revelar la verdad capa por capa y, en lugar de eso, hace que el cambio de la tercera historia parezca mucho más artificial. Aunque todos se maravillaron con el cambio brusco del tema de la película que revela la verdad, en realidad, hace que la película no pueda profundizar más al respecto.

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