Dans la maison es una película francesa dirigida por François Ozon que se estrenó en 2012. La trama gira en torno a la relación entre un profesor de literatura y un estudiante talentoso que escribe relatos intrigantes y poco convencionales. La película está llena de suspense y exploraciones profundas sobre la naturaleza del arte y la moralidad.

La historia se desarrolla cuando Germain, el profesor, descubre el talento literario de uno de sus alumnos, Claude, después de leer un ensayo descriptivo sobre la vida de la familia de un compañero de clase. Fascinado por la habilidad de Claude para capturar los detalles y sus elaboradas narrativas, Germain se involucra más profundamente en la vida del estudiante, a pesar de las preocupaciones de su esposa y colegas.
La relación entre Germain y Claude se vuelve cada vez más compleja a medida que Germain lo alienta a continuar escribiendo y a seguir explorando las historias que se desarrollan en la casa de la familia de su amigo. Sin embargo, a medida que Claude se involucra más en la vida de la familia, su intrusión comienza a desenterrar secretos oscuros y perturbadores.

La película aborda temas como la creatividad, la manipulación, la ética y los límites entre la realidad y la ficción. François Ozon logra mantener una atmósfera tensa y misteriosa durante toda la película, manteniendo al espectador intrigado por el desarrollo de la trama y los giros inesperados. Las actuaciones, especialmente las de Fabrice Luchini (Germain) y Ernst Umhauer (Claude), son destacables por su profundidad y complejidad, lo que agrega capas adicionales de intriga a la historia.
Uno de los temas que surgen para reflexionar es sobre el voyeurismo. Claude y el profesor continuamente se entrometen en la intimidad de la familia de los Rapha. Ahora bien, ¿No somos nosotros también voyeuristas? ¿Acaso el director no nos está diciendo que también los somos? Para finalizar, en ningún momento, dejamos de ver la película porque estamos viendo la intimidad de otras personas. Por eso queda la reflexión si no se trata de un mensaje ímplicito por parte del director. Como diría Comolli, el espectador no reconoce cuando esta siendo manipulado por el cine mismo.

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