Lo que fuimos + lo que somos + lo que pudimos ser

Próximamente en las salas, se estará estrenando “Vidas Pasadas”, la opera prima de la directora coreana Celine Song.

Junto a ella la acompaña su historia, ya que es una historia autobiográfica y nos zambulle en la vida de sus protagonistas, Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Yoo Tae-o) mediante tres épocas de sus vidas, partiendo del presente hacia dos pasados.

Uno hace 24 años, done Nora y Hae Sung tienen 12 años, son mejores amigos y compañeros de colegio, los cuales se enfrentan a la separación por la migración de Nora a Canadá junto a su familia.

Vidas pasadas”: Lo que fuimos, lo que somos « Diario y Radio Universidad  Chile

El otro pasado es más reciente, diferencia de 12 años. Vemos el primer reencuentro que tienen, de forma virtual. Vuelven a conectar, resurge su amistad y su amor platónico, pero no logran encontrarse y se “separan”, pero no se olvidan.

Esa conexión nos trae al presente, donde al fin se vuelven a ver personalmente pero ya con 36 años y varias vidas pasadas.

Si, en principio podríamos pensar que a simple vista es una película más del primer amor frustrado que se reencuentra y termina con un final tan feliz como improbable.

Pero esta película logra alejarse de esa cursi premisa y llevarnos a un terreno más personal.

Durante los 106 minutos de duración, vamos transitando todos los cambios de esta pareja. Al menos en la superficie, vemos a una Nora decidida, enfrentando la migración con entusiasmo, prácticamente sin mirar atrás y con objetivos claros. De hecho, cuando decide buscar a Hae Sung, es casi de casualidad, como un juego pero se da cuenta sin embargo, que él si había intentado buscarla durante varios años. Justamente, un punto de esta historia, es que no hay casualidades y que ellos sea como sea, tenían destinado encontrarse al menos una vez más.

Vidas pasadas, de Celine Song | Tráiler VOSE | Estreno en cines el 1 de  noviembre - YouTube

Esto lo deja claro la directora con el concepto coreano de In-Yun, el cual sostiene que somos la amalgama de un continuum de acumulación de las vidas que hemos vivido en el pasado, constituidos de experiencias y de posibilidades de otras épocas. Lo que fuimos + lo que somos + lo que pudimos ser.

Durante esos 24 años desde que se vieron por última vez, los protagonistas fueron cambiando, a lo mejor un más que otro, pero esa unión se mantuvo aunque no siempre la tuvieran presente.

Con esos cambios, Celine Song nos dice que ese amor truncado es mucho más que solo la pérdida de la pareja que pudo haber sido. La migración y el crecer no es tan sencillo, el encuentro de Nora con Hae Sung la interpela desde muchos lados, la enfrenta con otras situaciones perdidas, su niña de 12 años, los ideales de ese momento, los sueños, su identidad y cultura coreana y por su puesto su amistad/amor que sigue intacto pero modificado.

La dulzura de Hae Sung no llega al extremo del típico personaje que busca dar lastima, el que cae en la puerta de una chica con un cartel de “te amo” esperando que lo abrace y lo corresponda, el acepta la realidad sea cual sea. Y tampoco estuvo 24 años sin hacer nada con su vida, la vivió normalmente, pero siempre con esa cuenta pendiente de retomar el lazo con Nora. Y digo lazo porque acá no es un tema de “recuperarla”, porque en si ellos nunca se definieron como pareja amorosa. Lo que se busca es esa conexión de cuando eran jóvenes y tratar de ganarle al tiempo. Buscar esa conexión con los momentos en que fueron felices.

También es un gran acierto el papel de Arthur (John Magaro), el marido americano de Nora, que no asume el rol de novio celoso y amenazado, sino de un ser comprensivo que entiende que es lo que está en juego, que entiende que es lo que puede pasar, pero que acepta que un lazo de 24 años que cruza continentes es, al menos, respetable.

Este triángulo que se forma es la clave en la película, porque podemos entender perfectamente todos los puntos de vista y no saber con quién queremos hacer equipo, la elección de uno eliminara a los demás de la ecuación y esa realidad quedara pérdida.

Vidas pasadas» (2023): lo que pudo ser y no fue | Crítica - Revista  Cintilatio

Con diálogos y momentos inspiradores, la historia de Nora y Hae Sung nos deja con ese sentido de nostalgia de saber qué en cualquier situación de la vida cuando elegimos una opción perdemos todas las demás.

Enfrentarse a eso que nunca se materializo puede ser duro, pero necesario para que nuestro In-Yun funcione y se llene de esa infinidad de capas, de memorias perdidas pero que en el inconsciente persisten.

Ya saben, si les gusta el contenido, denle un buen like.

Erica Zur Werra


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