"Quiero repetir mi horror ante los atentados que, además de ser malvados en sí mismos, son estúpidos porque dañan la causa a la que se supone que deben servir... Pero esos asesinos son también santos y héroes... y serán célebres el día que se olvide el hecho brutal para recordar sólo la idea que los iluminó y el martirio que los hizo sagrados." Son la palabras de Enrico Malatesta que aparecen al final de Amor y Anarquía de la directora italiana Lina Wertmüler, una película que desde la primera vez que la ví se quedó grabada en mí. En ella, Tonnino planea asesinar a Mussolini y para ello, se une a Salomé y Tripolina, dos prostitutas que le apoyarán en su causa. Tonnino y Salomé han perdido a seres queridos a manos de las fuerzas policiales del régimen. Tripolina es jóven y aún cree que el amor es posible en tiempos de fascismo. La pasión, el amor, el miedo a la muerte y la lucha por la libertad se vuelven fuerzas que tiran en direcciones opuestas desde la marginalidad.
Es una película llena de emoción, con el fino toque femenino de su directora, quien no solo se adentra en el corazón del terror del fascismo sino en los corazones de sus personajes, convirtiendo el grito frenético "¡Quiero matar a Mussolini! ¡Viva la anarquía!" De Tonnino en mucho más que una consigna revolucionaria. Es tan radical el deseo de asesinar al dictador como lo es el deseo de amar bajo su régimen tiránico. Me parece que es posible encontrarla completa en Facebook, algún buen samaritano hizo el favor de subirla completa y más vale aprovechar el gesto dándole una mirada este fin de semana.
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