Moonage Daydream: Viajando a las estrellas

Hay muchos artistas de los que se han hecho documentales, biopics, etc. Básicamente de todo, y quizás sea normal que muchos estemos algo hartos de que Hollywood exprima un género hasta la saciedad, con el fin de sacar el mayor beneficio posible en taquilla. No obstante, hubo recientemente un documental sobre David Bowie que me fascinó a niveles estratosféricos, cuando me esperaba que nadie iba a ser capaz de hacer un documental o biopic acerca de la legendaria figura de Bowie que realmente mereciera la pena. Moonage Daydream (2022) de Brett Morgen lo consigue con creces, en lo que parecer ser un viaje a las estrellas, encomendado por Mayor Tom. Se estrenó en el Festival de Cine de Cannes de hace dos años, y desde entonces no ha parado de recibir diferentes reconocimientos.

Y no es para menos, porque el trabajo de archivo que maneja Moonage Daydream (2022) es antológico, volviendo a mezclar algunos archivos de concierto única y exclusivamente para este documental, que resulta ser toda una experiencia religiosa, a través de la manera de concebir el arte y la vida de la que probablemente fuera la persona más “cool” que haya pisado la tierra. Bowie era atrevido, polifacético y un apasionado de la vida. Las reflexiones que se hacen de momentos en voz en off en el que hace reflexiones existencialistas dignas de Sartre, no hacen más que constatar la genialidad de la que estuvo dotado.

Pero ante todo, Moonage Daydream (2022) es una fiesta, como no podía ser de otra manera. Es electrizante el comienzo con “Hallo Spaceboy” o el momento de “Let’s Dance”. La película se ve desbordada a través de rock, glam y el carisma innato de David Jones. Morgen no se limita a aproximar a la audiencia a la figura conocida ampliamente de Bowie, porque eso hubiera sido desaprovechar una oportunidad de oro para profundizar en alguien tan interesante y complejo como lo era él; aparte el haberse movido en terreno seguro con alguien tan conocido como Bowie, hubiera sido algo que hubiera pasado sin pena ni gloria, y no hubiera tenido el impacto que ha demostrado tener este documental desde su estreno.

Una lección de ritmo y montaje

Lo que más me cautivó de Moonage Daydream (2022) la primera vez que lo vi, fue su edición tan frenética y tan desmesurada (para bien) en ciertos tramos; aunque es verdad que hay momentos más de dialogo interno, en donde deja al espectador recuperar fuerzas y volver a respirar una bocanada de aire.

Hay tramos, como el mismo arranque, que te ganan a la primera de cambio. Y esto lo consigue con el grandioso trabajo de archivo que comentaba, que le brindó al director la posibilidad de jugar mucho con la imagen y con el ritmo del que quería imbuir al relato sobre Bowie. Es fascinante, yendo desde lo puramente camp a instantes más íntimos y relajados. Y eso lo consigue aun teniendo una duración bastante considerable, que a muchos espantaría sin ni tan siquiera haberlo visto. En esas dos horas y vente de metraje, no decae en ningún momento la fiesta, todo está orquestado para que salgas extasiado de la sala de cine. Al haberse rodado en IMAX, la experiencia de verla en una pantalla de cine de estas características hace de Moonage Daydream (2022) algo prodigioso.

Estas imágenes superpuestas con las que radicaliza a nivel formal la deslumbrante edición de sonido, haciendo que sea toda una experiencia inmersiva a la que prestarse a vivir con toda la intensidad del mundo.

La edición de sonido

Se ha vuelto a mezclar algunos conciertos en vivo de Bowie de diferentes etapas de su vida, para que pudieran estar presentes en este documental. El resultado final está bastante logrado e incluso hay directos que dejaban mucho que desear en ese aspecto, y que gracias a Brett Morgen se han podido remasterizar como quien dice.

Al final el sonido es imprescindible a la hora de ilustrar a cualquier músico, y más si cabe cuando se trata de David Bowie. Los fans de Bowie e incluso los que no lo son, se deleitaran con la explosividad que por un lado consigue su increíble edición de sonido y luego la modernidad y radicalidad con la que está concebido su montaje.

Algunos anhelamos haber podido ver en directo a Bowie, y quizás esta película sea la experiencia más cercana a lo que pudo ser estar en esa época, en la que Bowie era el mejor live-performance del panorama musical internacional. Y luego la elección de canciones es exquisita, que entre tanto en lo que poder escoger, se ha sabido hacer elecciones bastante interesantes y alejadas de la obviedad.

Bowie contra el tiempo

Entre todos los dilemas sobre los que reflexiona en la cinta, hay uno particularmente por el que se obsesiona y casi se podría decir que funciona como el eje central del relato: el tiempo. Lo consciente que era Bowie sobre esta idea tan indescriptible y abstracta, lleva a que más allá de quedarnos con la leyenda, veamos a ese hombre que quería vivir lo máximo posible y divertirse mientras lo hacía.

Y luego consigue que comprendas el porqué de su persona, que es lo fundamental que se le pide a un trabajo de estas características. Uno descubre cosas que no sabía a fondo de él, su necesidad por transmutar continuamente en algo nuevo, el exponerse de manera casi extrema a los retos de la vida (de los que se valía como nadie para luego componer sus canciones), etc.

Es un documento fílmico que, dada esa naturaleza que exhibe, puede ser de interés para cualquier persona que esté medianamente interesado en las cuestiones más existencialistas de la condición humana. Es como si Sartre te hiciera un solo de guitarra. ¿Ojalá hubieran sido las clases del instituto así, verdad? No es algo simplemente para disfrutar de la maravillosa música de David Bowie, sino también para conocer la manera que tenía de entender el mundo, y como ello invita a una reflexión que está constantemente enfrentada con el espectador, con una intencionalidad absoluta por parte del director del documental.

Bowie es inmortal

Moonage Daydream (2022) constata que hay personas que mueren y luego hay otras personas que abrazan la inmortalidad, y como una de ellas es David Bowie. Tal y como muestra el documental, se desafió constantemente como artista y como individuo, creando y consolidando un estilo único que hasta aquel entonces no existía. Cuando Bowie apareció en el panorama musical, mucha gente pensaba literalmente que venía del espacio exterior. Aquí Morgen ni pretende idealizar la figura hasta la extenuación, ni llevarlo al termino opuesto.

Creo que demuestra por su parte un entendimiento muy preciso de lo que era Bowie, tanto musicalmente, como figura cultural esencial del siglo XX. La modernidad, riesgo y desenfreno que David Bowie destiló hasta el final de sus días, sirve de espejo para este maravilloso documental que, para asombro de todos, está a la altura del mismísimo David Bowie. Si estáis buscando ver algo que os desinhiba y que os lleve al éxtasis absoluto, Moonage Daydream (2022) es vuestra película. Retratar la inmortalidad que habita en un ser tan libre y tan maravilloso como Bowie, es algo que todo el mundo debería darse el privilegio de ver y vivir.

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