Cafarnaúm: la ciudad olvidada, el niño que demanda a sus padres por traerlo al mundo

Spoilers

"¿Por qué demandas a tus padres? Porque me trajeron al mundo."

Cuando escribo la reseña de una película es porque la película es muy buena o muy mala. También cuando una película mala es muy elogiada o una película buena es injustamente criticada.

Cafarnaúm: la ciudad olvidada cae en la primera categoría. Es una películas profundamente conmovedora que duele en el corazón. Cafarnaún es originalmente un lugar mencionado en la Biblia que se ubica cerca del Mar de Galilea en la actual Israel, ahora en ruinas. En inglés y francés, Cafarnaún transmite un sentido de caos y desorden, que refleja la representación de la película.

Cafarnaúm: la ciudad olvidada cuenta la amarga historia de Zain, un niño libanés de 12 años que vive en los barrios marginales de Beirut. Durante años vivió apiñado en un ático deteriorado con sus padres y seis hermanos. Zain y sus hermanos nunca fueron a la escuela, sus días están llenos de trabajos esporádicos y la venta de jugo casero, llenos de abusos verbales y físicos por parte de sus padres.

Como hijos de padres que el gobiernoordenó deportar, carecen de certificados de nacimiento o cualquier documentación legal para probar su existencia, e incluso sus padres desconocen sus fechas exactas de nacimiento.

Después de soportar las dificultades de la vida, Zain termina en prisión por delito de lesiones. En su desesperación, lleva a sus padres a juicio.

Demandó a sus padres por traerlo a este mundo sin cuidarlo, sin proporcionarle educación, salud, ni el amor que merecía. En la cárcel, su madre le dice a Zain que va a ser hermano mayor de nuevo, lo que provoca su protesta de indignación:

"Deseo que los adultos me escuchen. Deseo que las personas que no pueden cuidar de los niños, dejen de tenerlos. Todo lo que recuerdo es violencia, insultos, golpes, cadenas, cinturones. Las palabras más amables que he escuchado fueron: 'Lárgate, basura'. La vida es una porquería, no vale más que mis zapatos. La vida es mala. Pensé que podríamos vivir decentemente, ser amados por todos. Pero Dios no lo quiere para nosotros, prefiere que lavemos platos. Es como una bofetada en la cara para los padres del niño y para quienes sólo quieren procrear.

"¿Por qué me trajiste al mundo cuando eres tan pobre?

¿Por qué me trajiste a esta tierra llena de guerra y sufrimiento, donde hay refugiados por todas partes?

Si solo me trajiste a este mundo para abandonarme, abusarme e insultarme, entonces ¿para qué me trajiste?"

¿La vida sin hijos es una vida incompleta?

En los últimos años, cada vez que vuelv a casa, me encuentro con un nuevo primo o sobrina. Al sostenerlos en mis brazos, siento el instinto maternal.

Espero con ansias el momento de convertirme en madre. Sin embargo, siempre entendí a mis amigos DINK (Doble ingreso, sin hijos) a mi alrededor. Simplemente estoy agradecida de que mis opiniones y dirección de vida se alinean con las prácticas tradicionales, aliviada de no tener que luchar contra la tradición.

Pero si fuera una DINK por elección, igualmente resistiría ser atada por puntos de vista sociales de que una vida sin hijos es una vida incompleta o que la mayor falta es no tener descendencia.

Porque tener hijos no es equivalente a organizar una cena.

El nacimiento de una nueva vida conlleva mucha responsabilidad. El proceso de criar y educar a un recién nacido hasta la adultez es un proyecto desafiante que demanda tiempo y esfuerzo. Es un proceso que está lleno de incertidumbres y riesgos.

Los DINKs pueden no desear asumir tales riesgos, pero eso no significa que los padres tradicionales se conviertan en santos al momento de tener un hijo.

"¿Quién te pidió que me traigas al mundo?" Esta pregunta, para siempre sin respuesta, puede entenderse quizás como: al traerlos a este mundo de belleza y sufrimiento sin su consentimiento, ¿no son responsables los padres?

¿No deberían tener la capacidad financiera para criar a su hijo en un ambiente saludable y próspero?

Incluso en dificultades financieras, ¿no deberían brindar el amor y el cuidado que el niño merece?

¿No deberían esforzarse por educarlos para que se conviertan en individuos de buen carácter y no en cargas para la sociedad?

En vez de cumplir con las presiones sociales y traer una vida a este mundo en la edad adecuada, solo para descuidarlos o no educarlos de la forma adecuada. De ser así, es mejor no tener hijos.

En la película Cafarnaúm: la ciudad olvidada, el padre se defiende en el tribunal con el siguiente argumento:

"¿Qué hice mal? Fui criado de la misma manera.


Desde la infancia, me dijeron: sSin hijos, no eres un hombre', 'los hijos son tu columna vertebral'.
¿Cómo iba a saber yo que un día mi columna vertebral me apuñalaría el corazón?
¡Qué retórica increíble!

No estoy en contra de que procreen y continúen la línea familiar. ¿Pero no es absurdo tener hijos sin considerar su capacidad para mantenerlos, obligando a su familia a vivir en la miseria para pagar por su ignorancia?

Cinco hijos, el hijo mayor de 12 años trabajando para mantener a la familia, la segunda hija de 11 años casada a cambio de unos meses de comida y el resto guardado para uso futuro.

Ni un solo hijo nació por amor. Todos fueron herramientas para que sus padres ganaran dinero y obtuvieran ganancias. ¿Cómo pueden entonces culpar al hijo por tomar un cuchillo contra el villano que lastimó a su hermana?

¿Tal procreación completa su vida? Solo hace su vida más trágica."

¿Educación equivocada?

Siempre estuve en contra de la educación de agradecimiento.

Todavía recuerdo un anuncio de servicio público sobre "lavado de los pies de mamá" que llevó la educación de agradecimiento a las escuelas a una situación incómoda. Los maestros asignaban tareas que requerían que los estudiantes lavaran los pies de sus padres en casa. La intención era que los estudiantes sintieran las dificultades que sus padres soportaron al criarlos y expresaran su gratitud a través de este acto.

Incluso hubo reuniones de padres y maestros donde los maestros hacían que los estudiantes se inclinaran ante sus padres en el acto, presentando tal acto como un gran regalo.

Mientras tanto, el caos en las relaciones reales entre padres e hijos es desalentador:

Las parejas jóvenes sin experiencia en criar hijos causan accidentes, como quemaduras o al darles alimentos sólidos demasiado pronto, lo que lleva a hinchazón.

En familias que favorecen a los hijos sobre las hijas, las niñas son intimidadas por sus hermanos desde una edad temprana, asumen la mayoría de las tareas domésticas, se destacan académicamente pero se ven obligadas a abandonar la escuela para mantener a sus familias.

Algunos padres tratan a sus hijos como herramientas de comparación, obligándolos a tomar diversas clases de tutoría y aficiones, al exigirles que ocupen el primer lugar en los exámenes, sin permitirles ni un momento para respirar.

En vez de inculcar varios conceptos de agradecimiento en los niños durante la infancia, haciéndolos cargar con el peso de estar en deuda con sus padres por la crianza desde una edad temprana, ¿no deberíamos enfocarnos más en educar a los padres?

Aprender cómo criar a niños pequeños, cómo respetarlos, cómo amarlos de la forma adecuada, aprender formas científicas de educación, incluso aprender a cambiar algunas de sus propias ideas anticuadas.

Cuando el amor paternal está presente, enseñar gratitud a los niños requiere una guía gentil y seguirá de manera natural. No hay necesidad de imponer medidas coercitivas.

La educación a través del amor siempre es sutil e imperceptible.

En el drama coreano Contéstame 1988, el padre de Deok-sun, después de que ella se siente agraviada, se disculpa con su hija al decirle:

"Deok-sun, también es mi primera vez siendo papá en este mundo, así que por favor, ten paciencia si no lo estoy haciendo bien".

Sí, pero eso no significa que no puedas esforzarte por aprender a hacerlo mejor.

¿Alguien me escuchó llorar?

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