En su debut como director, Ari Aster nos presenta una película de terror y suspenso psicológico que te dejará atónito. Annie (Toni Collette) es una madre de familia que se dedica al diseño de maquetas y pequeñas esculturas, casada con Steve (Gabriel Byrne) el pilar de la familia, y junto a su hijo adolescente Peter (Alex Wolff) y a su hija de 13 años Charlie (Milly Shapiro) deben afrontar la reciente pérdida de su abuela, “una mujer que se mantenía al margen, reservada, con su círculo cerrado e íntimo de amigos”, siendo así como la describe Annie en el funeral. Durante el discurso, Charlie toma su cuaderno negro y empezó a retratar a su madre, haciendo un sonido con la boca, como si fuera una sopapa (TOC). Cuando vuelven a su hogar, Annie se toma el tiempo para tener una charla con su hija, ya que tenía un vínculo estrecho con su abuela fallecida. Steve hace lo mismo con Peter, pero la reacción es casi nula.
Cansada, Annie se dirige a su taller donde empieza a revisar las cajas de su difunta madre. Entre los álbumes de fotos encuentra un libro de espiritualismo, al abrirlo se sorprende con una carta dirigida hacía ella, su accionar impulsivo genera el volver a cerrar la caja e irse del cuarto, al apagar la luz la imagen de la madre se refleja en un rincón, como un fantasma. A partir de esta escena, empiezan los sucesos extraños que la familia detecta, sin accionar a su debido tiempo.

El director hace énfasis en el comportamiento psicológico de cada personaje por separado, las vivencias pasadas y/o presentes son totalmente propias de cada miembro de la familia, y el conflicto interno se genera ante la falta de comunicación, apoyo y comprensión entre ellos. El primer plano se utilizado constantemente para detectar el pesar del personaje, qué es lo que está sintiendo sin decir una sola palabra. Luego de un terrible accidente, que marca un antes y un después en la película, Peter se queda congelado frente al volante del auto, sosteniéndolo con los ojos llorosos, aquí podemos escuchar (sin sonido) su palpitar, porque está en estado de shock. En el caso de la profesión de Annie, es un eslabón que nos sumerge en su psiquis, ella busca liberar sus conflictos internos con sus maquetas, representando sucesos claves que marcaron su vida. Anteriormente, el director nos regala un gran plano general de aquella asociación: al momento del accidente vemos el auto, la carretera, el palo de luz, el cielo estrellado, etc.; luego, vemos a Annie construyendo el mismo escenario en su taller, evadiendo la opinión de Steve, siendo que puede generar que Peter reviva el trauma.

El terror que supera a la película son aquellos eventos desafortunados que, son causados por una energía maligna o es el destino escrito. Durante el transcurso de esta, podemos ver factores poco claros que ayudan a que un suceso empuje el otro accionar, y así sucesivamente.
Annie utilizaba a las maquetas para contar su historia de vida, o ella era la marioneta para que las maquetas la cuenten.
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