"El silencio del hombre (El samurai)" (1967). Director: Jean-Pierre Melville

Jeff Costello (Alain Delon), un asesino a sueldo, recibe el encargo de matar al dueño de una sala de fiestas; pero antes de proceder con el crimen prepara su coartada cuidadosamente, con la ayuda de una amiga. Tras realizar el asesinato, se cruza con la pianista del local, quien se fija en él durante unos segundos. Este error va a conllevar la represalia de aquellos que le contrataron, que intentarán matarle mientras, a Costello, también la policía le sigue los talones muy de cerca.

Un argumento limpio, simple, que no se distrae en tramas secundarias. Lo que define al protagonista de ‘El silencio del hombre’ es su soledad, pero también el sino de su culpabilidad de origen (el pecado original que obliga al personaje a vivir en la soledad y en el silencio), factor que es, al mismo tiempo, el punto de partida de su destrucción. Costello reside y se mueve en espacios cerrados, habitaciones que representan prisiones y que a veces son tomadas por policías para colocar elementos de espionaje. Una existencia centrada en la resistencia, donde solo se puede sobrevivir a través de la precisión de los protocolos, de las acciones controladas, estudiadas, y a través del silencio, donde apenas queda espacio para las trampas que surgen de las mentiras. Costello debe elegir entre el silencio (la muerte) o la palabra (la mentira). Silencios o frases preparadas que se ajustan a mentiras prestablecidas y que solo sirven para ocultar la verdadera naturaleza de los sentimientos o de aquello que se trasluce de las acciones.

Hay una transformación del hombre en mito, prescindiendo de lo humano a partir de la repetición de los actos, de los rituales, de las acciones obsesivas, ejecutadas una y otra vez. Acciones próximas a la liturgia, donde se reiteran los espacios, los itinerarios, y se fuerza a una lectura del personaje a través de su comportamiento, porque su interior se presenta hermético ante el espectador. El espacio exterior, el mundo, a pesar de su definición, adquiere un perfil abstracto: lugares cerrados complicados por pasillos laberínticos, locales de alterne esterilizados, habitaciones que recuerdan prisiones. Características que, junto a lo estereotipado de los trajes, a los arquetipos, dejan poca salida al personaje.

Costello decide morir por la fidelidad a un compromiso, ya que es la única base de su existencia. No hay sentimientos, solo gestos físicos. El pequeño detalle, el gesto imperceptible es el que pone en evidencia la dimensión de la tragedia. Cada personaje de ‘Le samourai’ tiene un patrón determinado, que le es asignado en el contexto litúrgico de su existencia, con un final marcado de antemano, aceptado con tristeza y cierta dignidad. El determinismo es por tanto la idea filosófica que planea la existencia, siempre desde el pesimismo. Seres humanos asignados a un rol, encerrados en espacios laberinticos, abstractos y cárceles, donde solo pueden sobrevivir reiterando las acciones, que cuanto más precisas y más controladas, menos expuestas están a la casualidad, al devenir de la tragedia.

Más populares
Más recientes
comments

¡Comparte lo que piensas!

Sé la primera persona en comenzar una conversación.

4
comment
0
favorite
0
share
report