KONGZILLA: Godzilla y Kong, el Nuevo Imperio

Cuando un autor escribe sobre una película de entretenimiento puro y duro, pasan dos cosas. Por un lado, quiere que la nota esté buenísima y por otro debe ser fiel a la verdad y eso a veces decepciona. La buena noticia es que este no es el caso.

¡Godzilla y Kong, el Nuevo Imperio es una película espectacular!

DESANDANDO EL MUNDO KONG

Cada nueva película o serie, se encuentra ante un nuevo dilema que consiste en descifrar, dividir y reelaborar los mensajes inscriptos en forma invisible en el corpus de las mismas.

En criollo esto significa, diferenciar argumento, producción, estilo, mensaje, contexto social y base filosófica.

Pero eso es lo que hace que la crítica tenga sentido y no sea un simple relevamiento de datos.

En ese sentido -y para decirlo en forma concreta- cada nueva película nos propone un nuevo desafío. Algunos podrían pensar que son las películas sesudas, profundas, con contenido social, que trata temas del alma humana… pero no.

Esas son en cierto sentido mucho más fáciles de analizar y encuadrar. Su propia carga condiciona la recepción y por lo tanto la crítica.

Lo difícil es interpretar y poner de relieve productos que en apariencia son banales o que conllevan el perjuicio de serlo. Y este es uno de esos casos.

No se dejen llevar por falsos cantos de sirenas respecto a lo que es profundo, valioso y trascendente que a menudo está asociado a los golpes bajos, a los temas incómodos y a las puestas de dirección y cámara que arruinan los sentidos.

Dejémonos llevar por el hermoso origen del cine: la diversión. El placer de ver maravillas imposibles de concebir. Y es por eso que la ciencia ficción tiene su enorme valor no solo por sus relatos sino por su poder de aumentar y fomentar la imaginación.

¿Por qué ver esta película?

Porque es divertida. Está bien hecha. Es simple y a la vez Kong, como bien sabemos, es un mono gigante, agresivo e inteligente. Sin embargo en este universo, es también un aliado de los humanos.

Su vínculo primordial viene a través de una niña nativa de la Isla Calavera de la tribu de los Iwis. Nuestra coprotagonista se llama Jia (Kaylee Hottle) es una niña sorda, con una conexión especial con la vida y la naturaleza y por supuesto, tiene un vínculo con Kong.

Kong se comporta como una mascota, pero a la vez como un temible protector.

Por otro lado, tenemos a la Iguana radioactiva… ¡sí, Godzilla! Con su poder atómico.

Su presencia es temida por todos y en especial por los otros “titanes” (otros kaijus) que viven en diferentes lugares del planeta.

El mundo del entretenimiento se llama así por algo: y es porque su función primordial es entretener. No es educar (eso le corresponde a otras instituciones), no es “abrirle los ojos a las personas” (tarea de Elegidos, Maestros y Sacerdotisas…) ni es presentar teorías a favor o en contra de algo (eso hacen los políticos…).

Es hacerle pasar un buen rato a las personas que pagan sus entradas. Si además de esto, una película provee profundidad, perspectiva, amplitud de criterio y hasta iluminación, pues bienvenido. Pero es menester recordar que vamos al cine, no tanto para replantearnos nuestras vidas o repensar nuestro lugar en el universo sino para vivir una historia que nos resulte atractiva, memorable y -de nuevo- divertida.

Pues bien Kong y Godzilla es exactamente eso. Y en el mundo de hoy donde cada nuevo filme parece querer capturar nuestra atención y nuestro “voto” respecto a todos los temas del mundo, eso no es poco.

Claro que disfrutamos de un buen remezón con películas que nos hacen pensar la vida, relacionarnos con la muerte, conocer otras culturas y otras épocas.

Por supuesto que la mirada filosófica y sociológica del mundo que nos rodea es importante. Las creencias, los mitos, los vínculos y hasta lo no dicho se revuelve en nuestros mundos y nos participa a través de series y películas.

Y luego están las películas que nos hacen pasar un buen rato sin pretender enseñarnos a vivir. ¡Gracias por ello! También las necesitamos.

Godzilla es una maravilla de ser. Un titán que nos trae la salvaje fuerza natural de un reptil atomizado y con una suerte de consciencia de la Naturaleza para encarnar un equilibrio universal.

Kong es la encarnación de la fuerza inteligente y de la amistad posible entre lo enorme (el mega simio) y lo diminuto (los humanos). Como un macro y micro cosmos enlazados y unidos por el mismo destino.

Godzilla también tiene su lado tierno. Cuando termina su misión (básicamente masacrar titanes malignos) se retira al Coliseo en Roma a dormir una siesta, recostado como cualquier mascota en su cucha.

HISTORIA DE GIGANTES

La primera película de esta saga fue King Kong, dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack fue del año 1933, luego hubo algunas otras (ya haremos una nota sobre la historia completa del mundo Kong).

Pero el otro mega hit fue de 1976 con una muy joven Jessica Lange.

Nota: Ese año se hizo una audición (casting) para el rol de Dwan en el que participó también Meryl Streep. Los productores la hicieron sacar por “fea”….

Aún, así, una de las dificultades para la realización de estas películas era el aspecto técnico. Los VFX es decir digitales, aún no estaban desarrollados como sucedió a partir de Jurassic Park y la puesta en escena de un mono de 20 metros entrañaba dificultades técnicas notables.

REBOOT

Este cronista tuvo la suerte de poder ver la obra de Broadway King Kong en donde se escenifica al simio en un escenario y es de verdad impresionante. Aún, así, y aunque el espectáculo fue maravilloso, los trucos escénicos y visuales necesarios para que nos sintamos abstraídos por la historia, consistían en un gran grupo de bailarines que oficiaban de titiriteros para este mono gigante. Funcionaba bien pero necesitaba de la buena voluntad de los espectadores.

Pero lo que en el teatro es un código de aceptación previa (todos sabemos que son actores y jugamos a que nos creemos lo que sucede), en el cine nuestra mirada es un poco más externa. Si no nos convencen los efectos y la puesta, no ingresamos emocionalmente a la historia.

Y es por ello que todos los Kong (y claro, también los Godzilla) requirieron de muchos años y el perfeccionamiento de la tecnología para que salieran del gueto de películas de fans, nerds, apasionados de lo fantástico, otakus y exploradores de cosas raras.

Junto con los avances impresionantes de Rampage: Devastación, Megalodón, Megalodón 2: El gran abismo y de Pacific Rim, las películas de catástrofe por titanes gigantes ya parecen reales y con eso han saltado del cine clase B o de culto, al mainstream y el entretenimiento popular.

Pero eso no significa que la historia no tenga profundidad. Todo lo contrario, debajo de la capa de superficialidad de ciudades destruidas, puñetazos y rayos, hay una buena historia y está bien contada.

En tiempos en que cada película pretende ser más comprometida con alguna causa que la anterior y en donde lo profundo se vuelve banal, que existan productos a la vez divertidos y con una base conceptual interesante, es todo un logro.

En esta película hay obviamente un mono gigante, una iguana atómica, titanes diseminados por todo el planeta. Hay corporaciones codiciosas, gobiernos implicados, tribus sagradas perdidas, campos cuánticos, antigravedad y hasta una Tierra Hueca. El combo es completo.

Si en películas anteriores se dirimían los poderes y el territorio, aquí se ven obligados a luchar juntos (incluso aunque no se quieran mucho) y eso lleva a un espectáculo digno del catch (lucha libre o WWA) en donde las piñas y patadas, saltos y energía nuclear se turnan para destruir enemigos.

NÉMESIS

Muy acertado el “malo” de la historia. Un mono igualmente gigante que Kong, pero sádico y sediento de poder.

Cruel como un humano, ágil como una ardilla, fuerte como el simio gigante que es e inteligente (manipula un titán a través de un talismán) convirtiéndolo en su perro de ataque.

Los titanes se conocen. Han peleado entre ellos, unido fuerzas para vencer enemigos más poderosos. Cada cual es una estrella de los Kaiju en sí mismo.

Son fuertes, poderosos, indómitos y se han metido en la cultura popular del siglo XX y XXI.

La potencia visual de la película deriva en una acertada combinación de argumento (delirante pero creíble), el aspecto visual y los efectos especiales (VFX) y el extraño gusto del ser humano por ver la destrucción de monumentos históricos…

La fórmula no falla, el ritmo es trepidante y si te gustan los Mega Monstruos, esta peli es para vos.

Aguante King Kong. ¡Aguante Godzilla! ¡Aguanten los Kaijus!

Y que sigan viniendo de a uno, de a dos o como sea, pero ¡que sigan llegando!

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