Las películas basadas en hechos reales siempre se encargaron de retratar acontecimientos totalmente verdaderos que ocurrieron alguna vez en la historia, los cuales son totalmente creíbles para el público ya que normalmente no suelen rozar lo fantasioso ni lo bizarro, y tratando temas bastantes verosímiles y que se pueden creer que alguna vez ocurrieron, pasando por grandes crisis económicas como en The Big Short (Adam Mckay, 2015), hasta grandes exorcismos como en El Exorcista (William Friedkin, 1973). Pero como en el mundo siempre ocurren cosas extrañas de las que no siempre se quedan vigentes en la memoria de las personas, esta vez nos encontramos con la cinta Cocaine Bear (Elizabeth Banks, 2023), la cual se encarga de retratar este hecho totalmente bizarro e impensable ocurrido en los años 80's en donde, como indica su título, un simple oso se ve involucrado con cocaína.
Un extraño grupo de policías, delincuentes, turistas y adolescentes se reúnen en un bosque de Georgia cuando un oso negro de 150 kilos ingiere una gran cantidad de cocaína y crea el caos impulsado por las drogas.
Teniendo un concepto muy creativo y bastante acorde a esta nueva era del cine en donde está de moda alocar todo tipo de temas, Cocaine Bear se encarga de retratar un hecho real totalmente terrorífico e impactante, pero de una forma mucho más cómica y relajada en la que no se toma muy enserio asimismo y de cierta forma la auto parodia y lo inverosímil que plantea conviven con este oso en un bosque lleno de turistas.
Aunque tenga una muy buena idea principal y un tono cómico muy correcto, lamentablemente su libreto no le termina de hacer justicia al 100% ya que explotan todos los recursos disponibles de una forma muy monótona y poco ética, que termina perjudicando dolorosamente a el filme y lo convierte en una pieza muy inoperante a la hora de avanzar argumentalmente, lo que hace que la trama no se pueda sostener por sí sola sin ayuda del oso protagonista. También, esta falla en la poca explicación del contexto y en la gran cantidad de arcos narrativos que plantea en un primer instante, los cuales se mimetizan con un clásico ritmo de telefilme malo y pierden mucho tiempo para introducir temas totalmente irrelevantes que desembocan en grandes huecos argumentales, esquivando así una justa y necesaria explicación de ciertos hechos importantes.
A pesar de que Cocaine Bear sea originalmente perteneciente al género de comedia, tiene la virtud de no obviar los jumpscares y utilizar ciertos recursos para que el público sienta en carne propia el verdadero terror de estar ahí presente en pleno ataque del oso, cosa que sale a la perfección y termina coronando el filme como una gran opción para asustarse un rato con sus grandes e impresionantes ataques.
Cocaine Bear es otra cinta más que se suma a la pila de películas basadas en hechos reales, pero esta decide romper con el clásico esquema de exhibir una historia seria para presentar una totalmente bizarra y por sobre todo pochoclera y rentable para abarcar todo tipo de público, sabiendo emplear todo tipo de recursos para lograr obtener una pieza de este estilo, pero que le atina en el intento debido a la mala ejecución y agotamiento inmediato de herramientas para construir un buen hilo narrativo, viéndose totalmente reducida a cualquier telefilme con actores de renombre. Igualmente, el film de Elizabeth Banks sigue sirviendo como una cinta entretenida para asustarse un rato y desconectar el cerebro con un filme que no es doloroso de ver (si no sé sobre analiza).
¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.