El Joker es un comodín de los tiempos.

El Joker es un comodín de los tiempos.

Anoche fui a ver la película " The Joker", excelente material junto a una actuación sublime de Joaquín Phoenix.

No pude dejar de "linkearla" con algunas lecturas que estoy realizando.

En primer lugar es subrayable el uso de las tomas en relación a la proporción entre edificios y personas. Ya es un clásico, Ciudad Gótica con rascacielos de bordes inalcanzables se alza sobre el ciudadano de a pie, subyugandolo. El Arquitecto Bruno Zevi en "Saber ver la Arquitectura" menciona cómo fue una decisión política necesaria, en tiempos romanos, el construir los edificios de La Ley en una escala superior al alcance aperceptivo del ciudadano de la Polis. ¿Para qué? Para denotar la supremacía de la Institucion y la dependencia del ciudadano a las normas instituidas.

En "The joker" partimos de una ciudad que se eleva sin límite hacia los cielos redoblando a cada centímetro alcanzado, la pequeñez y el anonimato de sus ciudadanos.

Mientras la película avanza, se va generando el caldo de cultivo que hará de antesala lógica a la emergencia de nuestro antihéroe.

Entre el abandono de los programas municipales de Salud y Cuidado de los Padecientes Mentales, un fetichismo de los medios por la imagen del Millonario y una sociedad todavía fragmentada a la espera impaciente de un símbolo que las aglutine, se ubicarán las coordenadas de un crimen que anudará, no solo el Nombre del villano sino también, el cauce de la tensión agresiva de las calles.

Recuerdo a Masotta en su lectura Sartreana de Roberto Arlt, donde el crimen se realiza para dar-se Existencia criminal ante la perdida de singularidad en una ciudad infame. De alguna manera, ya teníamos un guason en la literatura Argentina: Erdosain de "Los 7 locos".

Y también claro, tenemos una sociedad caldeada por un candidato a vicepresidente que sugiere dinamitar las villas junto a una ministra de Seguridad que anuncia operativos de Control en los trenes como una política de Estado, ubicando el peligro en todos y todas. ¡Cuidado quien ocupa la butaca de al lado en el viaje, seguramente no hablaran de los frescos de Orvieto!

Creo que lejos de entender a la película como "una justificación psicologizante del criminal" hay que remarcar que es el acto sobre el fondo de una indeterminación, que precipita la emergencia de un sujeto "en una forma primordial", como menciona Lacan en "el estadio del espejo..." y tal como vemos en las última escenas donde "se da a nacer" el ¿personaje?

No es menor que ante las audiencias, "el que devendrá guasón" se nombre como apolítico, nihilista o no teniendo nada que perder. Está solo con la inmanencia del acto, sin remisión a un discurso que lo posicione ante otro, ante el saber o ante la verdad.

De esta manera las políticas de desamparo, de abandono, de odio clasista; las reverencias al exitismo, a la meritocracia, al individualismo autosustentable, los programas de felicidad y utilitarismo servil, van horadando el tejido social, fragmentándolo. Subsumiendo a desarraigados al anonimato y a la pérdida de significaciones. No hay psicogénesis de la locura, recordemos.

Caillois y Benjamin teorizan sobre la naturaleza de la Mimesis en sus dos polos: representacional y materialista-corporeo. La representación trae aparejada la pasión corporal en el contagio. La tercer identificación freudiana de Psicologia de las masas, la que otorga la cohesión insensata de la masa. La aparición y asuncion de una imagen catalizara los fervientes enamoramientos como los desgarradores odios del que habla...y vota.

La receta está preparada, apostemos a un acto que nos remite a un discurso, por fuera del pasaje al acto segregatorio

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