Heat a casi -casi- treinta años del estreno (parte 2) 

Tal como contaba en la parte 1 de esta serie de artículos sobre Heat, vi la película de Michael Mann dos veces en cine en Buenos Aires, estrenada con el título de Fuego contra fuego. Y Michael Mann, por su parte, hizo “la misma película” dos veces. Bueno, claro que no es la misma película. Pero esta misma historia del ladrón y el policía enfrentados la había planteado, como piloto de una serie que nunca fue, en el telefilm L.A. Takedown. Heat es una suerte -y en este caso suerte aplica en varios sentidos- de remake hecha por el propio director. Por otro lado, su ópera prima Thief y la serie Crime Story tenían personajes inspirados en personas reales que también volverían a ser punto de partida para personajes de Heat. Es decir, Heat fue una película especialmente pensada, madurada, y su historia incluso puesta a prueba antes en otra película, que no se pensó como borrador pero que bien hoy puede entenderse como tal. Podríamos decir, para sumar una cita a quien no necesita ser citado, que cada cineasta crea a sus precursores, y que Mann se creó a sí mismo como tal. Porque L.A. Takedown no es simplemente parecida en su planteo a Heat. Es, en muchos aspectos, “la misma historia”. Claro, no el mismo relato. De hecho, el ejercicio de revisar y comparar ambas películas puede ser muy útil para estudiar cine, estilo, cambios, diferencias del cine con la televisión (igualmente el hombre Mann, en L.A. Takedown y en otras incursiones, siempre estuvo lejos de la televisión más adocenada).

En el libro publicado en 2006 sobre Michael Mann por la famosa editorial Taschen, escrito por F.X. Feeney y editado por Paul Duncan, podemos ver que la tapa está dedicada a Heat, y podemos leer este párrafo: “A finales de los años ochenta, Mann ya había intentado producir Heat varias veces con otros directores, entre ellos Walter Hill. Pero había problemas: Mann tenía más claro el personaje del ladrón de alcurnia, McCauley, que el del policía, Hanna. Pero pensó que el escenario de Heat, el departamento de robos y homicidios de la policía de Los Ángeles, podría ser fantástico para una serie. Reescribió el guión, de 180 páginas, y lo transformó en L.A. Takedown, un largometraje con función de episodio piloto rodado con pocos medios. Lo acabó rápidamente, con diez días de preproducción y diecinueve de rodaje. La NBC le hizo una oferta, con la condición de que sustituyera al protagonista; el director se negó y la serie no se realizó. El telefilme L.A. Takedown se emitió en 1989 y hoy se puede ver en video y DVD, con títulos como L.A. Crimewave y Made in L.A. Si se le plantea a Mann qué relación hay entre este rápido esbozo y el mural para la pantalla que fue Heat, se ríe y omite la pregunta.” Y claro, no hay que ser muy despierto para saber que el qué es el cómo -como nos lo enseñaba V.F. Perkins en El lenguaje del cine-. Y para Mann el qué es el cómo y el cómo, además, en su caso, es un poco más rey. Por eso, para alguien que ha dicho que mover un poco un elemento de una escena puede modificar fuertemente su sentido, que ante la magnificencia de Heat le pregunten por un borrador que tuvo un proceso de preparación y rodaje veloz puede ser el colmo. El colmo de alguien que se obsesiona con el cómo.

Hay un libro dedicado a Heat, un pequeño estudio centrado en la película entendida como “Modern Classic”, es decir “clásico moderno”. El libro fue editado por el BFI, es decir el British Film Institute, una de las más grandes, respetadas y perdurables instituciones cinematográficas del mundo, que en menos de una década cumplirá su centenario. El pequeño libro lo escribió Nick James, crítico que fue editor de Sight and Sound desde 1997 hasta 2019. Sight and Sound: la revista de cine más antigua del mundo de las que todavía existen, aunque quizás haya alguien que pueda desmentir esta afirmación. El libro se editó por primera vez en 2002, apenas siete años después del estreno de la película, aunque el autor recién la vio, como casi todo el mundo, en 1996. Y seguramente escribió el libro antes de 2002, así que entre la primera visión de la película y la finalización del libro muy probablemente no hayan pasado más de cinco años, quizás poco tiempo de sedimentación ante una película como la que nos ocupa, tal vez demasiado obsesivamente. Hoy en día creo que habría que escribir otro libro sobre Heat, y quizás esta serie de notas partan de esa idea, o de ese deseo. Ya pasaron más de veinte años desde el libro de Nick James, y hoy en día hay mucho más para decir sobre la película de mediados de los noventa de Mann, una de las cumbres de esa década. Habría que escribir, o reescribir, en buena medida sobre la influencia de la película en tanto pero tanto cine que vino después. Sí, claro, fue muy acertada la apuesta de Heat como “clásico moderno”, en tanto Heat no solamente se renueva con cada lectura -o audiovisualización, disculpen el término- sino que cada película que la toma como molde o referencia nos brinda la posibilidad de ver Heat desde otro ángulo. Para darse una idea, Batman: El caballero de la noche de Christopher Nolan, que cita explícitamente a Heat en su comienzo y más allá, es de 2008, seis años después de la primera publicación del libro en cuestión. Quizás por todo esto -y más motivos- ya se ha anunciado una segunda edición del libro de James para mediados del año que viene, que viene con un nuevo epílogo. Habrá que ver, que leer, qué dice James en esta nueva edición. Por lo pronto, reviso el final de la edición original y esas páginas que dan cierre al volumen se centran en el asunto que veníamos tratando en el párrafo anterior de este artículo: la relación, la comparación entre Heat y L.A. Takedown. James incluso hace, ¿obsesivamente?, un listado de las principales diferencias entre el telefilm y la película. Al comenzar este apéndice final James afirma que “nada pone más de relieve las aspiraciones de Heat de ser un clásico moderno que ver L.A Takedown, la versión en formato de película para televisión de la misma historia básica hecha en 1989, cuando Mann estaba cerca del final de su largo período de trabajo televisivo. Como muchos otros críticos, yo no sabía nada de L.A. Takedown hasta la semana del estreno de Heat, cuando su existencia apareció marginalmente en la prensa británica, pero el guión de Heat, en una o en otra versión, aparentemente había estado dando vueltas desde 1980. ‘La versión temprana (L.A. Takedown) era una fracción del guión original’, dijo Mann en esa ocasión. ‘Fue como una prueba de vestuario muy superficial. L.A. Takedown fue rodada en diecinueve días, y en Heat destinamos doce días solo para filmar el robo al banco”

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