~ Sobre Los humanos (2021), película dirigda por Stephen Karam.
~ Veanlá en ok.ru
Los humanos es una pieza singular, cuyos contornos expresivos parecieran sugerir un microuniverso tenebroso, propio de una película de terror, pero inscripto en el contexto narrativo de una ordinaria cena familiar. La descubrí gracias a la mirada de @jadasirkin.art, quien la toma como pretexto ideal para una reflexión sobre “lo que puede el cine” en su libro El espectador inquieto.
La película nos invita a adentrarnos en una dinámica familiar presuntamente anodina en el marco del día de Acción de Gracias. Ríen, beben, comparten reflexiones sobre proyectos, ambiciones, preocupaciones… Mientras, como si se tratase de un actante-personaje más, la danza de la cámara se desvía por los márgenes: se distrae con las paredes, con cuadros viejos, con los marcos ajados de las ventanas, con unas fotos desteñidas, con las manchas de humedad y las cañerías de un edificio de construcción antigua y achacada. Esa decisión técnica provoca contrastes y desajustes formales, y nos dispara la pregunta: ¿por qué una narrativa de tinte melodramático es expuesta a través de desplazamientos enunciativos y retóricos que remiten al cine de terror? ¿No se supone que “la forma” (la cámara) debe estar al servicio del “contenido” (la trama)?
Una lectura más bien superficial nos acercaría a la idea de que la puesta en escena acuerpa una proyección de los terrores internos que lxs personajes empiezan a sugerir y explicitar; pero lo cierto es que los estallidos (efectismos) se demoran demasiado: lo que prevalece es un punto de vista que prefiere mantener ciertas distancias para no subrayar el llanto reprimido, la lágrima que ensalza la emoción para generar un efecto medido y pre-direccionado. Aquello a lo que estamos tan acostumbradxs…
Los humanos habilita un umbral de apertura y ambivalencia del sentido. Ni drama ni terror. El elenco familiar se va enredando en sus palabras, se arma y se desarma, atraviesa negruras y desesperanzas para luego mirarse, animarse al abrazo y proponernos una inmersión narrativa que dialoga con la perspectiva formal asumida por ese extrañamiento de la cámara. Un juego de acercamientos y distancias que reivindica la prepotencia simbólica del cine.
Share your thoughts!
Be the first to start the conversation.