The Watchers (2024): Un cuento de folk horror enjaulado. 

The Watchers u Observados, como se estrenó en Latinoamérica, es la nueva película de Ishana Shyamalan. Si, “Ishana”, no “M.” Ishana Shyamalan (por lo que se comenta el “Night” no es realmente su segundo nombre) es la hija menor del director de The Sixth Sense (1999). Así que antes de ahondar en la película, asumamos que el nepotismo es una realidad en Hollywood, y aunque en el caso de The Watchers y los primeros pasos de la carrera de Ishana la situación sea casi para sonrojarse, quienes somos nosotros para juzgarlo, sino simplemente seres que miran con desprecio la suerte de otros.

Dicho esto, The Watchers es el debut como directora de largometrajes de Ishana. Si se revisa su trabajo hasta ahora parece que su padre ha intentado guiarla por un camino bastante lineal, rápido, pero al menos la ha preparado. Escribió y dirigió varios capítulos de la serie Servant (producida por su padre). Fue la encargada de la dirección de las segundas unidades en Old (2021) y Knock at the Cabin (2023), ambas dirigidas por su padre. Y ha dirigido también varios videoclips de Saleka Shyamalan, su hermana mayor, a quien a su vez vimos en Trap (2024), la última película de M. Night Shyamalan. Todo queda entre familia.

La película fue producida por Blinding Edge Pictures, la productora de, adivinen quien: M. Night Shyamalan. Y posteriormente vendida a New Line Cinema y Warner Bros. Y es una adaptación de la novela homónima de A. M. Shine, escritor oriundo de Galway, Irlanda quien tiene a su vez una maestría en historia. Lo cual haya sido posiblemente una de las principales materias primas para la película.

The Watchers - Warner Bros.

Filmada en Irlanda, la película que tiene mucho de estructura de cuento: es contada desde el punto de vista de una protagonista con una misión relativamente sencilla como en los relatos tradicionales; ocurre en un entorno limitado, casi cerrado, donde se establecen reglas específicas del universo diegético; hay personajes secundarios que cumplen funciones específicas ocupando roles arquetípicos, como por ejemplo un mentor; hay una amenaza antagónica que enfrenta a la protagonista a constantes pruebas; y todo llevará a una revelación final que sirve a modo de moraleja, como es clásico también en los relatos folclóricos. Y hablando de folclore, la película tiene mucho de eso también, acercándose de una manera demasiado tímida y tibia al folk horror, que es, de hecho, donde la película funciona mejor.

La historia nos pone en el punto de vista de Mina (Dakota Fanning), quien desde el inicio y de una manera bastante expositiva (recurso que se repetirá hasta por demasía en la película), se nos plantea que tiene ciertos problemas respecto a su identidad, aparte de estar lidiando aún con el trauma (esto que se ha vuelto casi moneda corriente en la cinematografía de terror reciente) de la muerte de su madre hace 15 años. Trabaja en una tienda de mascotas en Galway, y ante la llegada del aniversario de la muerte de su madre, su jefe le encomienda trasladar a un peculiar loro amarillo, al que Mina bautizará como Darwin, a un zoológico cerca de Belfast. Todo parece sencillo, hasta que, a mitad de camino, Mina se topa con un bosque frondoso, oscuro, y que parece tener personalidad propia, y se pierde. O mejor dicho, los caminos de acceso al bosque desaparecen sin dejar rastro.

En el bosque, confundida, y antes del anochecer, Mina se encuentra con Madeline ( la irlandesa Olwen Fouéré), quien a su manera le dice “Come with me if you wanna live” y la lleva a una especie de cabaña, “el corral”, donde se encontrará también con Ciara (Georgina Campbell, protagonista de Barbarian) y con Daniel (un debutante Oliver Finnegan). Sin demasiadas explicaciones, los extraños le indican a Mina que se pare junto a ellos frente a un espejo, que desde el bosque es realmente una ventana hacia el interior del corral. Casi petrificada, Mina comienza a escuchar extraños sonidos similares a aplausos del otro lado de la ventana: estos son los “observadores” o “the watchers”.

Luego de algunas (cuantas) secuencias expositivas, se establece parte del universo de la película. The Watchers son criaturas que habitan en el bosque y llevan a la gente a perderse en su inmensidad, su único objetivo es, justamente, observar durante las noches a sus presas atrapadas en el corral. Para sobrevivir, los personajes deben seguir una serie de reglas: estar antes del anochecer en el corral, no salir al exterior durante la noche, y no acercarse a las madrigueras donde las criaturas habitan durante el día.

Poco a poco, la película de Ishana va construyendo lo que piensa que es un relato de terror, pero que más que terror tiene una naturaleza de folk horror la cual termina, lamentablemente, siendo encajonada durante gran parte del relato.

El término “folk horror” fue en teoría acuñado por el crítico Rod Cooper al describir The Blood on Satan’s Claw de 1971. Se trata de un subgénero del horror que gira generalmente en torno a los mitos (en general rurales), los rituales paganos, lo supersticioso. Hay en el folk horror un gran peso sobre lo oculto, sobre lo confuso y lo desconocido, y sus retratos tienden a valerse de una densidad agobiante y cierta sensación de claustrofobia o encierro en lugares totalmente abiertos. Los lugares remotos (los bosques, por ejemplo), funcionan como el escenario ideal para aprisionar a los personajes que, en general, tienden a ser forasteros que desconocen la mitología local, y por ello, serán de una u otra manera castigados.

Una de las películas más icónicas del subgénero es The Wicker Man, de 1973 dirigida por Robin Hardy. Pero en los últimos años ha habido una creciente ola de películas de terror que dialogan o tienen su fuerte en lo folclórico: The Witch (2015) de Robert Eggers, Midsommar (2019) de Ari Aster, e incluso la argentina Cuando asecha la maldad (2023) de Demián Rugna .

Pero desde esta lectura, The Watchers no termina realmente por entregarse al género que la llama, y cae en convenciones de género que no le quedan muy bien, o que de hecho, le quitan peso al riquísimo folclore que la historia de A. M. Shine propone. Donde el origen de las criaturas está muy relacionado a lo que se presenta como la historia y la mitología de las “hadas” en los bosques de Irlanda.

The Watchers - Warner Bros.

Y mientras The Witch puede hacer funcionar al horror sin siquiera entrar al bosque o mostrar al antagonista, Midsommar genera horror a plena luz del día, y Cuando asecha la maldad no necesita entrar en exposiciones constantes para hacernos entrar y entender el universo, The Watchers parece no confiar completamente en la fantasía y lo sobrenatural como para no recaer en decisiones narrativas un tanto flojas, que se pierden a su vez en algunas buenas ideas que tiene Ishana pero que lamentablemente explota de manera casi redundante.

Hay un constante juego de paralelismos y metáforas, una dentro de la otra. Por ejemplo, la mamushka que hace con el encierro: Mina traslada a un Darwin enjaulado, para ser enjaulado en un lugar más grande, ella queda encerrada en un bosque, y dentro de ese bosque debe auto-enjaularse en otro espacio, al que literalmente se le llama corral.

También hay un juego interesante con el acto de observar y ser observado: Mientras las criaturas observan a los personajes dentro del corral, en el corral hay una televisión y un reproductor de DVD que cuenta únicamente con una copia de un programa de televisión, que es de hecho, un reality show de parejas al estilo gran hermano, donde los personajes no pueden abandonar la casa.

The Watchers - Warner Bros.

Pero al margen de decisiones estilísticas como esta, no hay realmente un sentido semiótico demasiado profundo en la imagen que propone Ishana. Lo que ves es lo que hay. Y lo que se nos muestra resulta excesivo y sumamente desbordante.

El principal mal de la película, esta probablemente en el mismo lugar que padecen la mayoría de las películas de terror actuales: en la obsesión con develar y tratar el trauma del protagonista, que resulta poco atractivo, un tanto gastado, y le añade capas de lectura olvidables a la película.

La fortaleza, tampoco está en las grandes revelaciones o giros de tuerca, lo cual al menos distancia un poco a Ishana del cine de su padre. Sino en un universo que con pocos elementos, promete mucho más de lo que termina entregando.

No obstante, The Watchers es más que atractiva para pasar el rato, mientras se generan teorías y se intenta expandir mentalmente el universo ficcional que la película crea. Lo cual no deja de ser valioso, y más aun tomando en cuenta que, nos guste o no, se trata de una ópera prima de una directora de no más de 25 años.

The Watchers se estrenó en cines en junio de este año, y fue recientemente añadida al catálogo de max.

The Watchers - Warner Bros.

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