A Real Pain (2024): Disfrutar el viaje.

El cine tiene sus reglas, algunas escritas y otras tácitas. Hay temas que parecen exigir un tratamiento específico, una cierta reverencia que dicta cómo deben contarse las historias. El Holocausto es uno de esos temas. Desde la mirada impasible del documental hasta la solemnidad del drama histórico, pocas veces se ha permitido una aproximación diferente. Pero, ¿qué pasa cuando alguien decide saltarse esas reglas? ¿Qué ocurre cuando una película sobre la memoria y el trauma decide ser graciosa, incómoda y, sobre todo, humana?

El dolor es un concepto difícil de abordar, sobre todo cuando se trata de uno tan colectivo, tan inabarcable, tan histórico como el del Holocausto. La memoria cinematográfica ha contribuido a fijar una idea muy precisa de cómo debemos sentirnos frente a él: con solemnidad, con respeto, con un peso en el pecho que nos recuerde que la risa es casi un sacrilegio. Desde La lista de Schindler (1993) hasta El hijo de Saúl (2015), el cine ha convertido la Shoá en un tema que exige una cierta postura emocional. Por eso, cuando aparece una película que trata de salirse de ese esquema, la reacción suele ser una mezcla de incomodidad y escepticismo. ¿Se puede hacer una película sobre el Holocausto que sea graciosa? Más importante aún, ¿se debería hacer? A Real Pain de Jesse Eisenberg responde con un rotundo "sí", aunque con las reservas del caso.

No hay muchas películas que se animen a hablar del Holocausto con ligereza. No porque no haya espacio para la ironía o la distancia, sino porque el cine, como industria, tiende a preservar ciertos dogmas cuando se trata de la memoria histórica. Sin embargo, ha habido intentos. La vida es bella (1997) de Roberto Benigni encontró un equilibrio precario entre la farsa y la tragedia, con resultados discutibles pero innegablemente audaces. Jojo Rabbit (2019) de Taika Waititi apostó por la sátira para ridiculizar el nazismo desde una óptica infantil, generando opiniones divididas. A Serious Man (2009) de los hermanos Coen exploró el judaísmo con un humor seco y absurdo, sin hacer referencias directas al Holocausto pero incorporando su sombra en la psique de sus personajes.

A Real Pain - Searchlight Pictures

A Real Pain entra en esta categoría de películas que tratan el tema sin la grandilocuencia habitual. No es un drama con discursos conmovedores ni una película "importante" en el sentido clásico. Su tono es el de un road movie disfrazado de comedia de observación, en el que los protagonistas navegan entre la herencia cultural, la culpa histórica y el privilegio contemporáneo con una torpeza encantadora. La pregunta que sobrevuela la película es la misma que persigue a toda la comunidad judía de la diáspora: ¿cómo se lidia con un trauma que no viviste pero que de alguna manera te pertenece? Eisenberg no tiene respuestas, pero al menos hace la pregunta con humor.

La historia sigue a David (Jesse Eisenberg) y Benji (Kieran Culkin), dos primos estadounidenses que viajan a Polonia para participar en un tour de memoria del Holocausto en honor a su abuela fallecida. David es el típico judío neurótico, callado y meticuloso, mientras que Benji es el desastre emocional que se refugia en el sarcasmo y la autodestrucción. Juntos recorren sitios históricos, lidian con sus diferencias y enfrentan un legado que no saben muy bien cómo procesar. Entre peleas, momentos incómodos y un sinfín de interacciones pasivo-agresivas, la película se convierte en un retrato tragicómico de la identidad judía en el siglo XXI.

A Real Pain es la segunda película de Jesse Eisenberg como director, después de When You Finish Saving the World (2022). La filmación tuvo lugar en locaciones reales de Polonia, incluyendo Varsovia y Cracovia, lo que le da un nivel de autenticidad que no siempre se ve en este tipo de historias. La película tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance en enero de 2024, donde ganó el premio al Mejor Guion. Desde entonces, ha tenido un sólido recorrido en festivales como el American Film Institute Festival, el BFI London Film Festival, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el New York Film Festival y Telluride Film Festival. En Uruguay, su estreno está programado para el 13 de febrero.

En su núcleo, A Real Pain es una historia sobre viajes. El viaje literal a Polonia y el viaje interno de dos personajes que intentan, a su manera, darle sentido a su historia familiar. La dinámica entre Eisenberg y Culkin es el corazón de la película, y su relación está llena de momentos incómodos y tensos que se sienten increíblemente reales. La comedia surge de la fricción entre ambos y de la absurda situación de un tour del Holocausto liderado por turistas de clase media alta que buscan "conectar" con un dolor que nunca vivieron. Hay una ternura en la manera en que Eisenberg trata el tema, sin burlarse de la tragedia pero tampoco cayendo en la solemnidad fácil. Es una película que logra hacer reír y, en el proceso, deja una reflexión más profunda de lo que parece a simple vista.

Uno de los recursos más utilizados por Eisenberg en A Real Pain es la neurosis de sus personajes, algo que ya ha explorado tanto en su carrera como actor como en su debut como director. La verborragia incesante de David y Benji es parte integral del humor de la película, pero también de su exploración temática. No es simplemente una cuestión de estilo, sino una manera de representar el conflicto interno de los protagonistas: dos hombres atrapados entre el peso de la memoria y la futilidad de su presente. Sus diálogos frenéticos, llenos de sobreanálisis y discusiones absurdas, funcionan como una especie de mecanismo de defensa. En lugar de enfrentar la carga emocional del viaje, la disfrazan con palabras.

En el cine, y en el arte en general, existe una noción persistente de que ciertos temas deben tratarse con una gravedad casi sagrada. Se espera que la memoria histórica sea representada con una reverencia inquebrantable, como si cualquier intento de aproximarse a ella con una perspectiva distinta fuera una falta de respeto. Sin embargo, esta rigidez suele ser más limitante que beneficiosa. La responsabilidad artística no radica en repetir fórmulas preexistentes ni en adoptar un tono condescendiente, sino en encontrar nuevas maneras de conectar con el público y generar reflexión.

A Real Pain - Searchlight Pictures

El humor, cuando se maneja con inteligencia, no minimiza la tragedia: la hace más humana, más accesible y, en muchos casos, más efectiva. A Real Pain se inscribe en una tradición de cine que entiende que la risa no es un enemigo de la memoria, sino una forma distinta de procesarla. La verdadera falta de respeto sería reducir la historia a un conjunto de clichés emotivos diseñados para manipular al espectador. En cambio, Eisenberg demuestra que hay espacio para la irreverencia sin perder de vista el peso del pasado. Su película es la prueba de que hablar de lo serio no implica renunciar a la creatividad.

Esta dinámica recuerda a la tradición del cine neoyorquino de Woody Allen, Noah Baumbach y los hermanos Safdie, donde la ansiedad y el ritmo acelerado del habla son tanto un reflejo de la psique de los personajes como una forma de intensificar la tensión dramática. Pero mientras que en Allen la neurosis es una especie de comentario irónico sobre la intelectualidad urbana, en A Real Pain tiene un peso cultural específico. David y Benji no pueden dejar de hablar porque si lo hicieran, tendrían que enfrentarse a la realidad incómoda de su propia desconexión con la historia que intentan comprender.

Eisenberg y Culkin hacen lo que mejor saben hacer: interpretarse a sí mismos. Eisenberg sigue siendo el neurótico tenso y socialmente incómodo de siempre, mientras que Culkin se mueve entre el sarcasmo y la vulnerabilidad con la misma naturalidad con la que lo hacía en Succession. Y si bien ambos están en plena forma, también es cierto que ya hemos visto esto antes. Sus actuaciones son sólidas, pero no especialmente novedosas. Resulta irónico que la temporada de premios los celebre tanto por hacer lo mismo de siempre, pero así funciona Hollywood: si algo no está roto, mejor no arreglarlo.

A Real Pain - Searchlight Pictures

A Real Pain ha sido reconocida en la temporada de premios con dos nominaciones al Oscar: Mejor Guion Original y Mejor Actor Secundario para Culkin. En los Globos de Oro, obtuvo cuatro nominaciones (Guion, Actor, Actor de Reparto y Película de Comedia), con Culkin llevándose el premio. Es una película que, sin reinventar la rueda, logra encontrar un espacio propio dentro de un género saturado de solemnidad. Es fresca, incómoda y sorprendentemente emotiva. Y, sobre todo, nos recuerda que, a veces, la mejor manera de lidiar con el dolor es simplemente disfrutar el viaje.

La película fue producida por Topic Studios y Fruit Tree, la compañía fundada por Emma Stone y Dave McCary. La distribución internacional está a cargo de Searchlight Pictures. Esta combinación de productoras y distribuidores le ha permitido a A Real Pain mantener su espíritu independiente mientras alcanza una visibilidad global en la temporada de premios. Además, contar con el respaldo de Searchlight Pictures le garantiza una plataforma de distribución que ha demostrado ser efectiva en la promoción de cine de autor con aspiraciones comerciales, asegurando que la película no solo circule en festivales, sino que también tenga una vida más allá del circuito especializado.

A Real Pain - Searchlight Pictures

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