The Menu, la nueva película protagonizada por Ralph Fiennes, Anya Taylor-Joy y Nicholas Hoult presenta una historia en clave de thriller satírico que gira en torno al mundo de la alta cocina y las élites. La trama se centra en un grupo de doce acaudalados comensales que se dan cita en un renombrado restaurante de alta cocina llamado Hawthorn para disfrutar de las creaciones del reconocido chef, Julian Slowik. La cena, sin embargo, se va transformando poco a poco en una experiencia cargada de tensión, peligro y verdades reveladas.
Para crear el fascinante universo de Hawthorn, con su equipo de cocina perfectamente entrenado, sus platos como obras de arte y su majestuoso pero aterrador chef al mando de todo, los realizadores del film trabajaron intensamente en cada fase de la producción, de la mano de referentes indiscutidos del mundo de la gastronomía. Estas son algunas curiosidades del detrás de escena.
1) Una chef profesional con 3 estrellas Michelin formó parte del equipo.
Dar vida a creaciones culinarias que fueran verdaderas obras de arte fue uno de los desafíos más importantes que enfrentó el director Mark Mylod junto a su equipo creativo. Para lograrlo, los realizadores convocaron a la reconocida chef francesa Dominique Crenn, la primera mujer en Estados Unidos distinguida con tres estrellas Michelin por su restaurante Atelier Crenn en San Francisco. Crenn trabajó junto a Juan Contreras, socio y chef ejecutivo de pastelería en su restaurante, quien cocinó y presentó todos los platos que aparecen en la película.
“En mi cabeza estaba instalado el cliché de la cocina caótica, con el chef gritando por todo. Pero cuando Dominique me contó acerca de su cocina y cómo le gustaba trabajar, así imaginé la cocina de Slowik: el control y el poder están en la dedicación del personal de cocina al chef y a su comida. No hay gritos ni violencia. Un simple cabeceo, una mirada, algunas correcciones o palabras de aliento murmuradas aquí y allá”, dice Ralph Fiennes.
Cuenta Crenn: “Todos los platos que creamos a partir de las ideas de los guionistas y del director fueron por difíciles, pero al mismo tiempo sumamente interesantes de elaborar. Me alejó un poco de lo que hago en la vida real, pero a la vez me permitió crear algo que no había hecho nunca antes. Fue muy divertido”.
Para la renombrada chef, la experiencia de The Menu le permitió asumir un papel ficticio, ya que los platos a crear debían alejarse sustancialmente de sus propias obras.
“Es una chef increíble, de primer nivel, y su comida es extraordinaria por su arte, pero también porque tiene calidez emocional. Una de las cosas específicas que buscábamos era que las creaciones del chef Slowik fueran emocionalmente frías. Que fueran hermosas pero, en algún punto, sin vida. Obviamente es una extensión de la situación de su alma y su mente en el momento en el que transcurre la historia. Esto permitió a Dominique alejarse de su papel de chef al crear el menú del Slowik”, explica Mylod.
2) Los platos son la columna vertebral de la trama
Para lograr la máxima autenticidad en las escenas de cocina, e incluso en aquellas en que la cocina se ve de fondo, el equipo creativo convocó actores locales de Savannah, Georgia -donde se rodó el film- que tuvieran experiencia en gastronomía.
Y para aumentar aún más su conocimiento en la materia, los intérpretes trabajaron estrechamente con el chef profesional John Benhase, quien los entrenó en la manipulación de cuchillos, les mostró cómo emplatar y los orientó con el protocolo de trabajo en la cocina de un restaurante.
“Los platos tenían que estar inmaculados y coordinados con el guion. Uno en particular, ‘Man’s Folly’ (algo así como “El capricho del hombre”), como lo bautizó Crenn, es una alusión crítica al sexismo instalado en la industria. El plato final de la comida es un postre que cubre toda la superficie de la cocina como una especie de cuadro de Jackson Pollock lleno de gotas salpicadas y remolinos. Ese plato fue un gran desafío para el equipo”, dice John Benhas
El trabajo de coordinación entre el guion y la preparación de los platos se desarrolló con una puntillosidad extrema. “Se trata de un menú fijo, muy preciso, para una cantidad muy reducida de personas, así que todo está planificado y coreografiado. Tanto en la realidad como en la película”, explica Benhase, y agrega: “Nos concentramos especialmente en que cada paso estuviera planificado, para que lo que estuviéramos cocinando en el fondo de la escena fuera siempre el plato que seguía. Todo se hizo en orden cronológico”.
3) El creador de Chef's Table colaboró con los realizadores de la película
Para completar el dream team de asesores gastronómicos del film, Mylod y su equipo llamaron a David Gelb y Chloe Weaver, creadores de la aclamada serie documental Chef’s Table. Gelb y Weaver trabajaron con el director de fotografía Peter Deming, aportando su expertise en las tomas de primeros planos de la comida.
“Cuando añadimos esas tomas sentí realmente que la película estaba esencialmente bien hecha. Sentí que habíamos logrado el equilibrio entre sátira y ‘food porn’ que buscábamos. La comida es real. Con estos primeros planos y el nivel de autenticidad que buscábamos, hubiera sido muy difícil hacerla con utilería. Todo lo que aparece en cámara era real y 100% comestible”, concluye Mylod.
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