Nuestra Señora de los Desamparados es una de las advocaciones marianas más queridas y veneradas del mundo católico, especialmente en España y América Latina. Es conocida como la Patrona de Valencia, y también es invocada como protectora de los pobres, enfermos, marginados y desvalidos.
La imagen de la Virgen representa la ternura y la compasión de una Madre que no abandona a ninguno de sus hijos. Su rostro tiene una expresión dulce, serena y ligeramente inclinada hacia el Niño Jesús, a quien sostiene amorosamente en su brazo izquierdo. Ambos rostros se encuentran levemente inclinados hacia un mismo punto, como si miraran juntos al corazón del creyente.
Lleva una corona de oro adornada con piedras preciosas, símbolo de su realeza celestial, y viste un manto ricamente bordado, generalmente en tonos azules, blancos y dorados, que representan pureza, misericordia y gloria divina. Sus vestiduras están decoradas con flores, estrellas y motivos eucarísticos, recordando su papel como Madre de la Iglesia y Reina del Cielo.
El Niño Jesús, en su brazo, aparece bendiciendo con una mano y sosteniendo con la otra una pequeña cruz o el orbe del mundo, signo de su poder y salvación universal.
Una característica muy particular de esta imagen es su leve inclinación hacia adelante, detalle que simboliza su cercanía y disposición a escuchar a quienes la invocan. Esa inclinación maternal da la sensación de que la Virgen se inclina para acoger, consolar y proteger a los más necesitados.
El conjunto de la imagen suele estar rodeado por un resplandor dorado o aureola, signo de santidad y luz divina. En los altares donde se la venera, suele estar acompañada de ángeles, flores y ofrendas, reflejo de la profunda devoción popular.
La Virgen de los Desamparados es el símbolo del amor maternal de Dios manifestado en María. Su mirada parece comprender todas las penas humanas, y su intercesión se considera fuente de milagros, consuelo y esperanza.
Su fiesta se celebra el segundo domingo de mayo, y su devoción se ha extendido desde Valencia hacia toda Hispanoamérica, donde es invocada como Madre de los que sufren y amparo de los corazones abandonados.