El mercader de las cuatro estaciones. Director: R.W. Fassbinder (1972) 

"El mercader de las cuatro estaciones" supone la ruptura definitiva de Fassbinder con el cine experimental que había hecho previamente (periodo de 1969-1972). Aunque en esta película, su estética visual sigue presentándose gruesa, poco pulida, como ocurría en sus películas iniciáticas. En esencia, la desesperanza, el verse expulsado de la sociedad tradicional, el sentirse un ser humano diferente, aunque vivo interiormente, siguen coincidiendo con los personajes del cine de Douglas Sirk.

La composición visual de "El mercader de las cuatro estaciones" es aún rudimentaria, más próxima a la etapa previa que a la que en en pocos años Fassbinder iba a inaugurar (la que nace a partir de “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”). Por tanto, "El mercader de las cuatro estaciones" es un film visagra, donde lo narrativo abandona el distanciamiento brechtiano, la experimentación y las influencias/homenajes al cine, para centrarse en los personajes, componiendo las escenas siempre preocupado del punto de vista.

Fassbinder no alcanza la belleza estética, ni la fluidez del montaje sirkiano. Recurre al flash-back y al zoom del teleobjetivo, o a la imagen marcadamente teatral y no al desarrollo sostenido de una narrativa fluida. El protagonista, Hans Epp (Hans Hirschmüller), un vendedor de fruta ambulante, es un sujeto marginado por la sociedad alemana de los años 50´. Sus oportunidades laborales (trabajando de mecánico, soldado o policía) acaban siempre en fracasos. Esta incapacidad por adaptarse a una nueva sociedad en desarrollo (la alemana que acaba de despedirse de la guerra) es ejemplificada por el desdén de su madre (Gusti Kreissl) a cualquier iniciativa que Hans toma. El desprecio de su familia (ese rechazo por ser un excluido, que se siente inferior, acobardado, ante los demás) se pone en evidencia con el desprecio de su hermana Heide (Heide Simon), casada con el modélico Kurt (Kurt Raab) y el distanciamiento de su hermana pequeña, Anna (Hanna Schygulla).

Antes de casarse con la fría Irmgard (Irm Hermann) Hans siente un amor platónico hacia una mujer (Ingrid Caven), relación sentimental que no le conduce a ningún sitio, pero que Hans trata de mantener vivo a toda costa. El camino que toma la película es el de un proceso de agotamiento, donde el melodrama toma el camino contrario al de una estructura clásica. Si en el melodrama clásico los personajes mantienen una lucha contra la sociedad para alcanzar sus deseos, aquellos que le reafirman interiormente y le abren a un nuevo entendimiento de su existencia (que hasta entonces se había mantenido oculto) en "El mercader de las cuatro estaciones" el proceso pasa por despojar a la vida de cualquier esperanza.

En el cine de Fassbinder la sociedad siempre gana al individuo y penaliza a todos aquellos personajes que quieren revalorizar su existencia. Hans es presentado como un personaje bueno, afable, siempre dispuesto a trabajar, padre de familia (tiene una hija con Irmgard), pero, poco a poco, se le va mostrando apocado, asustado, apartado de la vida feliz que ha intentado alcanzar. Tras sufrir un infarto debe contratar a varios ayudantes, que pronto se apoderarán de su espacio vital (convirtiéndose en los amantes de su esposa, además de hacerse cargo de todas las finanzas de su negocio de venta de frutas). Irmgard despreciará a tal extremo a Hans, que éste acabará golpeándola, lo que la convertirá en víctima frente a una sociedad que ve a Hans como un maltratador en vez de un perjudicado.

La recordada secuencia final, donde Hans se suicida bebiendo alcohol sin control, ante la mirada de sus amigos y su esposa, deja claro la nulidad de Hans como persona, dentro de una sociedad mecanizada, insensible, donde los sentimientos humanos han desaparecido para siempre.

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