Nos hacemos la peli con el trabajo de iluminación escogido acertadamente para cada momento icónico de la gran Forrest Gump, un clásico ganador a seis Oscars con la dirección de Robert Zemeckis y la brillante actuación de Tom Hanks. Pero nos centraremos principalmente en el trabajo realizado por el gran Don Burgees, director de fotografía de la cinta.
Don Burgees llevaba varios años trabajando en el mundo del cine: fue el encargado de las labores de director de fotografía de segunda unidad en películas de alta magia tales como “Back to the Future 2 y 3”, que se rodaron simultáneamente, o “Death Becomes Her”.
En todos estos títulos Don estuvo a las órdenes de Dean Cundey, que venía siendo el director de fotografía de Zemeckis, luego de trabajar con el maestro Spielberg.
También había sido el segundo de fotografía de Stefan Czapsky en “Batman Returns” de 1992, así que estamos hablando de un verdadero profesional con una sólida formación técnica que podía garantizarle a Zemeckis la resolución de diferentes problemas que proponía la realización del rodaje de “Forrest Gump”.
La imagen de “Forrest Gump” es bastante clásica, en tanto que su descripción visual de los años 50, en los que comienza la historia, utiliza tonos dorados principalmente y un ligero filtro que gasta apenas la imagen.

En los 60 cuando la paleta de color es más neutra, con Burgess empleando otro tipo de filtros que le dan un efecto más suave, excepto claro, las escenas de Vietnam, donde predomina la nitidez de la imagen para dar mayor empatía con el hecho bélico.

En los 70, la imagen es algo más pálida, con el empleo de filtros que estaban de moda en esa época y tiñen la imagen con un color homogéneo.
Los 80 vuelven a ser algo más coloridos y contrastados, aunque todos estos cambios estéticos a lo largo de la narrativa están tratados con sutileza y no llaman la atención ni distraen en el visionado, pero si logran ser lo suficientemente pronunciados como para dirigir al espectador en el viaje del tiempo.
Además Forrest Gump logra una atmósfera romántica proporcionada por las numerosas escenas rodadas al atardecer y al amanecer, que ofrece colores cálidos. Es una película muy “americana” en su concepto pues la luz artificial casi siempre está presente, incluso en los exteriores de día, siendo combinada con la luz natural para lograr un suave halo en los rostros y entornos de los actores.

En los interiores, Burgess, siempre justifica sus aparatos de luz en las fuentes naturales de cada decorado, utilizando abundantes elementos de relleno, logrando un buen contraste.

Resulta curioso y nos hacemos la peli con las escenas nocturnas que parecen poseer una estructura de grano bastante prominente, algo que recién nos reveló el HD, pero, no entendemos si es una casualidad o una decisión estética porque las mismas coinciden con algunos de los momentos más dramáticos de la proyección.
De hecho después del film el director Zemeckis adoptó a Burgees como contraparte de su equipo de dirección y juntos trabajaron en títulos como “Contact”, “Cast Away”, “Flight”, y Burgees posteriormente fue confiado de la realización fotográfica de grandes producciones de acción como “Spiderman” de Sam Raimi, en 2002 o “Terminator 3: The Rise of the Machines” de Jonathan Mostow, en 2003, donde pudo conjugar imágenes reales y efectos visuales digitales, afinando su especialidad. Es de remarcar que por esta labor, Burgess, a los 38 años de edad, recibió el premio la Sociedad Americana de Directores de Fotografía (ASC).
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