Seven es una película de crimen y suspenso dirigida por David Fincher y lanzada en el año 1995. Está protagonizada por Brad Pitt como el detective David Mills, y por Morgan Freeman como el detective William Somerset, dos detectives de homicidios que trabajan en conjunto para rastrear los pasos de un asesino serial que persigue personas basándose en los siete pecados capitales.
La película se destaca por el uso de imágenes y símbolos religiosos. Los siete pecados capitales corresponden a la iglesia católica y la película los usa para explorar la idea de la retribución y los castigos divinos. La iglesia católica identifica a la gula, la avaricia, la soberbia, la envidia, la pereza, la ira y la lujuria como los siete pecados capitales y las principales causas de castigo eterno.
Sin embargo, estos pecados no son nombrado en la Biblia. Thomas Aquinas, un erudito medieval, fue quien introdujo los pecados capitales en el siglo XIII. En la sociedad comercial moderna, estos pecados son más aplicables. Adam Smith, por ejemplo, en "La riqueza de las naciones" habla de los beneficios de la avaricia. The El movimeinto de liberación humana alienta a las personas a aceptar a su verdadro yo y sus deseos. La ideología moderna legitima los deseos humanos.
El enfoque aquí no es si las intenciones de Dios se corresponden con los pecados impuestos por el catolicismo o la interpretación de Aquinas de la Biblia. Sin embargo, en el mundo que se describe en esta película, el materialismo y el crimen son importantes. Las personas rompen las leyes y dañan a los demás con el fin de satisfacer sus propios deseos. En la película, John Doe afirma que es el elegido y quiere mostarle al mundo su obra maestra criminal. Pero él no es excepcional y también se mueve por sus propios deseos. Su obra maestra daña a los otros y llena sus deseos para convertise en el predicador de Dios. Él es sólo un mortal que está obsesionado con convertise en el elegido. La brillantez de la película reside aquí. Todos los personajes están consumidos por varias obsesiones y ninguno puede librarse de ellas.
John Doe cree que trabaja en un acto de purificación al castigar a personas que han cometido pecados que se pueden relacionar con los siete pecados capitales. John cree que se misión está ligada a su visión de que el mundo está lleno de pecados capitales, que son tolerados o ignorados por la sociedad. Él se ve a sí mismo como un jemplo al castigar a los pecadores, aunque tenga que acudir a la extrema violencia. Él cree que sus actos serán estudiados y seguidos por futuras generaciones.
Él posee un gran conocimiento de los filósofos religiosos clásicos como Aquinas, Milton y Dante, y está familiarizado con conceptos que incluyen las siete capas del infierno, la trinidad y los códigos morales. Él considera que este conocimiento funciona como una corona que envuelve sus crímenes en un velo solemne, a la vez que justifica sus intenciones. Aunque las teorías de John pueden ser enigmáticas, él comete asesinatos basándose en la doctrina de percado original de la filosofía religiosa, al igual que Raskolnikov en "Crimen y castigo" comete asesinatos basándose en la teoría de Superman de Nietzsche, que resultan blasfemias para la fe.
Los valores y creencias morales de las personas son formadas por las costumbres sociales y la crianza. Un fanático religioso como John Doe representa un desafío enorme para nuestro sistema de valores y estándares morales. Él cuestiona si Dios destruyó Nínive, Sodoma y Gomorra como castigo. En una era caótica, ¿los crímenes de John no son grandes logros de un profeta? Sin embargo, John no es un santo ni un profeta; es sólo un fanático religioso que resulta inteligente y arrogante.
John cree que es el elegido. Él afirma que no tiene opción más que cumplir con la misión de Dios. Aunque sus cuestionamientos a los estándares morales y al sistema de valores son razonables, una vez que los pone en práctica, se convierte en un simple mortal que se ha vuelto loco y que pierde la cualidad fundamental de la humanidad: la empatía.
Por un lado, él percibe a la humanidad controlada por instintos animales, pero ajena a su propia esclavitud. Por otro lado, él se ve a sí mismo como un ser superior, un profeta que puede ver a través de las cosas. Como el profeta que ha descubierto la verdad, él busca predicar la palabra de Dios y alertar a las personas a través de su obra maestra de los siete pecados capitales. Esto se ha convertido en la mayor ambición de su vida.
Sin embargo, al ser un extremista arrogante, no posee empatía por los demás y se siente superior al resto. Esto le resulta en probelmas para relacionarse con las personas a largo plazo. A pesar de conocer sus limitaciones como ser humano, él envidia a quienes logran tener relaciones amorosas o familias felices. Al final, él decide sacrificarse a sí mismo y usa su propia envidia como pieza final de su obra maestra. Este plan parece perfecto, pero tiene fallas. Sacrificarse a sí mismo y al usar su propia culpa como evidencia, convertirse en mártir y alertar al mundo pare un acto noble y desinteresado.
Pero el problema es que su obra maestra no es para nada perfecta.
En su perspectiva, sus actos forman parte de la misión más noble y sacrificar a docenas de personas salvaría y alertaría a millones de otras personas, lo que resulta justo y perfecto. Sin embargo, todo cambia cuando lleva a cabo sus actos, que resultan siniestros. John quiere eliminar la maldad del mundo. Pero su naturaleza es mala y él no está dispuesto a admitirlo.
Cuando se lo cuestiona por distrutar torturar a las personas, John se desvía del tema. Finalmente justifica sus actos y afirma que las víctimas no eran inocentes de lo que él tomaba sus pecados por lógicas razones.
John no se compadece de los pecadores, siente desprecio por ellos y su deseo por dañar a los demás es inquietante. Él siente place al causarle daño a los otros, que se contrapone con su misión de alumbrar al mundo con su obra maestra. Él evita reconocer su propia naturaleza y admitir sus deseos porque expondría sus tendencias malignas. Él afirma que su deseo por dañar a los pecadores es necesario para completar su obra, pero sólo es una forma de justificar su desalmado comportamiento.
John no puede considerarse un profeta, porque carece de empatía por los seres vivientes. Él disfruta su misión de castigar y no siente incomodidad al dañar a los otros. Él no tiene ningún derecho para juzgar a los demás y no puede considerarse un mártir. Es sólo un mortal que, debido a su estricta moral y autodisciplina, reconoce mucho más las perversiones del día a día. Sin embargo, eso no le otorga el derecho de tomar la vida de los otros.
Las personas cometen pecados capitales y John es autodestructivo por su deseo de ser inmortal. A diferencia de las personas comunes, John comete crímenes graves para cumplir con su rol de predicador y castigador. Con el objetivo de satisfacer su deseo para convertirse en el elegido, no duda en usar métodos crueles para matar a múltiples víctimas.
El asesinato de Tracy, la esposa inocente de John fue cometido sólo para provocar a Mill y completar su obra maestra. Tracy es víctima del pecado de la envidia de John, no de John el castigador.
El objetivo de la película no es profundizar en temas religiosos, sino en examinar el deteriorado estado de la humanidad en una sociedad materialista y próspera, así como los problemas psicológicos que surgen como resultado de esta declive. David Fincher usa la religión para desafiar a la azotada civilización moderna y deja a la audiencia estufefacta y en silencio.
La perfección de la película se puede ver en las fallas de la obra maestra de John Doe.
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