Incluso cuando te gusta tu trabajo, este no deja de ser una obligación. Pero si no te gusta, se convierte en una prisión de la que harías cualquier cosa por escapar. Akira Tendo cae en la última categoría, ya que el trabajo de sus sueños rápidamente se convierte en una pesadilla demasiado exigente y sus horas se vuelven insufribles. El trabajo es tan malo que Akira se parece más a un zombie que a un humano, entonces el día que se despierta y descubre que un apocalipsis zombie ocurrió durante la noche, ni siquiera se aterroriza. Por el contrario, se da cuenta de que quizás ahora tenga un tiempo libre en el trabajo, ¡finalmente podrá vivir!
El concepto de que el apocalipsis es la clave para el crecimiento personal y la libertad es fascinante y bastante refrescante, pero mientras películas como Mi novio es un zombie logran insuflar un poco de vida a un género al que le gusta abrazar a los estereotipos, para mí, Zom 100 deja algo que desear. No es por los problemas con la trama o el tono de la narración, ni siquiera por los numerosos vacios del guión, sino por algo que podría haberse evitado fácilmente: la forma en que la película representa a los personajes femeninos. Es extraño que las mujeres parezcan ser las más inhumanas de todos los personajes, pero de alguna forma Zom 100 logra hacer precisamente eso.
La primera señal de advertencia sucede cuando Akira va a visitar a Ohtori poco después de que comience el apocalipsis. Él se enamora de ella, principalmente por su naturaleza amable y generosa. Cuando Akira dice que admira la capacidad de Ohtori para hacer siempre lo que quiere, da a entender que algo la está reteniendo y que no vive la vida que quiere. No podemos darnos cuenta de sus deseos, sin embargo, cuando Akira llega a la casa, descubre que ella se ha estado acostando con su jefe, quien está casado y ahora es un zombi. Al darse cuenta de que el Jefe nunca dejará a su esposa por ella, Ohtori lo ataca antes de que ella también se convierta en una zombi.

Hay muchas cosas extrañas en esta escena. La revelación no parece condenar la infidelidad del jefe en absoluto y, en cambio, se centra en Ohtori, retratándola negativamente no sólo por ser una rompehogares sino aún más por ser "falsa". Es como si toda la bondad previa hubiese perdido sentido, y de esa manera la audiencia hubiera aprendido sobre su vida personal. Es un reverso en su caracterización que no explora sus motivaciones o que no reconoce su humanidad. En cambio, se convierte en la simple caricatura de una mujer malvada, una que es rápidamente sexualizada con algunas tomas cuestionables, como la imagen de arriba o la escena de su ropa interior aparentemente expuesta sin querer.
La innecesaria sexualización y demonización de las mujeres no se detiene con Ohtori, por supuesto: los personajes secundarios e incluso de fondo también sufren. En un momento, Akira va a salvar a su amigo Kencho de un motel donde todos los zombis masculinos siguen siendo básicamente decentes, mientras que la mayoría de las mujeres están en topless. Esta escena no es necesaria ni tampoco le agrega algo a la película. Sin embargo, el director tomó la decisión de que las mujeres estuvieran desnudas. Más adelante en la película, Akira y Kencho conocen a dos azafatas que coquetean y deciden que quieren acostarse con Kencho. Rápidamente queda claro que son insípidas y crueles, que no se preocupan por el apocalipsis zombie y que son groseras con Akira. Por estos pecados, ellas también pagan el precio final de ser mujeres “malas”: se convierten en zombies. Kencho, quien también traiciona a su amigo, logra sobrevivir y no tiene ningún tipo de impacto negativo en su vida o relaciones.

Sólo se puede decir que hay dos mujeres retratadas de forma positiva a lo largo de toda la película: Sumire y Shizuka. Aun así, ambas son bidimensionales en el mejor de los casos. Sumire es una mujer embarazada, que parece ser la única característica que Zom 100 necesita para demostrarle a la audiencia lo que es ser una mujer "buena"; ella no hace mucho en la película, pero todos los personajes la tratan bien, incluso le ofrecen comida. La comida no es para ella, por supuesto, es para el bebé. Aunque esto no parecería estar fuera de lugar, dado el resto de la película, termina sintiéndose como si jugaran con la idea de la "madre" del complejo "madre-virgen-prostituta". Shizuka tiene más suerte: la presentan como atractiva, pero la película no hace foco en esto, y la belleza no es su primera y última característica. Aún así, ella es la menos desarrollada de los dos amigos de la película. Se muestra mucho sobre la historia y las motivaciones de Kencho, pero poco se muestra Shiuka, parece que la reducen a ser una mujer desconfiada pero capaz, a la que le gusta el "sake". ¿De qué desconfía? ¿Cómo aprendió a cuidarse sola? ¿Existe alguna historia oculta detrás del sake? Aparentemente, no es necesario que la audiencia lo sepa, ya que nada de esto se explora.

Zom 100 podría haber sido una buena película y quizás sea por eso que me decepcionó tanto que alejara al público femenino. Quizás el problema lo tenga la obra original, ya que la película es una adaptación del manga. Japón no es conocido por su postura progresista sobre los derechos de las mujeres. Al leer una descripción del perfil de Sumire en un foro de Internet, nos dimos cuenta de que la transformación en un arquetipo de "madre" es una mejora con respecto al trabajo original, ya que los fanáticos del manga incluso describen el color de la ropa interior del personaje. Al fin y al cabo, quizás el manga no sea apto para el live-action, porque sacar las historias del contexto artístico sólo sirve para resaltar los aspectos menos interesantes. ¿Es divertida la película? Sí, pero no lo suficiente como para solucionar los problemas: la representación femenina de Zom 100 es sólo una de las muchas deficiencias de una larga lista, así que a menos que disfrutes viendo películas que apestan de una manera bastante desagradable, tal vez sea mejor que sólo seas comida para zombies.
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