Un Cassandro de brillos opacos
por Gastón Siriczman

Esta debería haber sido una película de contrastes fuertes y marcados, pero no lo fue. La vida de Cassandro se va contando en postales aisladas, sin transiciones y con la ausencia absoluta de un conflicto central o de un hilo narrativo. Los vínculos del protagonistas (con su entrenadora, con sus parejas, con su padre) están contados desde la superficie y sin matices que nos permitan un mínimo de empatía. Ni hablar del duelo de Cassandro ante la pérdida de su madre... Los flashbacks no aportan demasiado y otras escenas trascendentes, como su salida del closet, apenas se mencionan al pasar.
Es meritorio el rescate de la historia fascinante de un luchador del que, en estas latitudes, nada sabíamos. Gael García Bernal aún a media máquina logra cosas extraordinarias. Y, por supuesto, la banda sonora suma clima, contexto y sentimientos.
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