
POR JERÓNIMO CASCO
10 DE OCTUBRE, 21.20 PM | UTC-GMT -3
Nunca Viste Una Película como ‘El Asesinato de Jesse James por El Cobarde Robert Ford’, de Andrew Dominik
Lanzada un día como hoy pero en el año 2007, El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford es el ejemplo perfecto de cómo la fotografía de una película puede elevar una historia. Radicalmente distinta e innovadora dentro del western, esta historia sobre la obsesiva y desmesurada envidia de un joven tiene como condimento extra no solo generar desde la puesta en escena una belleza descomunal sino también hacerla funcional a la historia per se.
Desde el primer fotograma en conjunto con la banda sonora compuesta por Nick Cave y Warren Ellis la película se presenta como una pintura en movimiento. La historia se desarrolla en el siglo XIX, y el director de fotografía, Roger Deakins, utiliza una paleta de colores apagados y una iluminación cuidadosamente calculada para evocar la estética de la pintura al óleo de la época. Se pueden encontrar algunos pequeños homenajes a la obra de Andrew Wyeth, pintor estadounidense que destacaba por lo realista de sus paisajes desolados del viejo oeste y su impronta vívida y melancólica, algo que se refleja en la película de Dominik desde el comienzo.

LOS DETALLES ESTÉTICOS
Uno de los aspectos más notables de la película es la meticulosa atención al detalle. Cada escena está compuesta con precisión y cuidado, desde la manera en que se ilumina a los personajes hasta la elección de los escenarios. Los objetos cotidianos de la vida en el far west se sienten casi tangibles, como las armas de fuego, los veladores y los trenes se presentan con una autenticidad impresionante. Esta atención es sumamente importante, ya que si bien lo hace sin que la historia lo haga destacar todo el tiempo, contribuye a la inmersión de la audiencia en el universo que propone el director, haciéndola sentir como si estuviera presenciando eventos históricos en tiempo real.
La cinematografía de Roger Deakins utiliza la luz y la oscuridad de manera magistral para transmitir emociones y profundidad a los personajes y la historia. La película está llena de escenas en las que la luz se filtra a través de ventanas o cortinas, creando un juego de sombras que le agregan una capa adicional de significado a las interacciones de los personajes. La luz, en ocasiones tenue y en otras intensamente brillante, pasan de ser una herramienta estética a convertirse en un elemento narrativo que refleja el conflicto interno de los personajes y el misterio que rodea a Jesse James y su extraña relación con Robert Ford.

LA HISTORIA
Brad Pitt y Casey Affleck interpretan a Jesse James y Robert Ford respectivamente, cada uno con actuaciones totalmente diferentes, pero que se complementan y también se benefician una de la otra. Robert Ford es un introvertido joven de 20 años que conoce todo sobre la familia James, famosa por sus delitos y su vida nómade, y que a su vez quiere formar desesperadamente parte de su pandilla. Jesse James es la representación de la rebeldía, el carisma y la falta de preocupación.
La obsesión de Ford por James comienza a dejar de ser ese escenario imaginado por el joven cuando tras un atraco a un tren, los dos empiezan a relacionarse de manera amistosa pero misteriosa. Sus vidas se van entrelazando cada vez más al punto de que Ford empieza a gestionar una nueva personalidad producto de su fascinación por el forajido.
Hipnótica, meditativa y sumamente bella, El Asesinato de Jesse James por El Cobarde Robert Ford es de esas películas que se graban en la memoria y no se van jamás, recordándonos el poder transformador que tiene el cine.
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